Miguel Li Fernández | Fotografía: Dospassos
Berna González Harbour, Santander (1965), es periodista del diario El País. Ella ha sido corresponsal en muchos destinos, entre ellos Moscú. Ahora escribe el boletín diario de noticias.
Sus inicios son bien tempranos cuando junto a su hermana hacían y vendían periódicos hechos a base de recortes de periódicos. Luego ya, cuando llegó la hora de escoger la carrera, cuenta como su madre le regalo un libro con todas las profesiones (de la a la z). Cuando vio ‘periodismo’ lo tuvo claro, englobaba todas las profesiones anteriores (que le gustaban).
Una vez acabado cuarto curso, se presentó para unas prácticas en El País y fue escogida. Eligió la sección de internacional como primera opción. De ahí salió una profesional reconocida en el gremio y al mismo tiempo ha podido cumplir algunas de sus demandas personales como el poder viajar o escribir, además de la literatura entre otras muchas ramas.
Pero no solo escribe realidades sino ficción. Su primera opción a la hora de escoger sección escogió primero internacional y de segundo cultura. Años después sería jefa de Babelia (El País), una sección dedicada a la ‘cultura escrita’. También ha escrito diversos libros entre ellos una serie de libros de novela negra que tienen como protagonista a ‘la comisaria Ruiz’ (Verano en rojo, Margen de error, Las lágrimas de Claire Jones y El sueño de la razón) Además, hay que hacer especial mención a ‘El pozo‘, una novela directamente relacionada con el periodismo.
Uno de sus capítulos de su vida ha sido la corresponsalía en Moscú en la década de 1990. Fue enviada por el diario Sol con tan solo 22 años un poco a consecuencia de que estudiaba ruso, una lengua importante dado el contexto global de la época. Para ella es una experiencia que no se lo desearía para su hija de esa misma edad. Periodista en una sociedad que según ella:
“No ha conocido la democracia, por desgracia. Del feudalismo saltó al comunismo y de ahí a una democracia fugaz que las mafias capturaron rápidamente en alianza con un dirigente del KGB (Putin). Por ello es muy difícil ser optimista sobre su futuro”.
También ha declarado en la entrevista que el trabajo allí se diferenciaba de otras corresponsalías debido al caos de la Unión Soviética, en una época en la que estaba en ‘plena implosión’.
“Lo viejo moría sin que naciera lo nuevo y en medio de la confusión estallaban las estructuras sociales y económicas. Ese colapso fue único. Y un enorme desafío para un periodista”.
A este destino hay que sumarle otros destinos, entre ellos de conflicto. Pero pasó de trabajar en ellas a dirigirlas. Un trabajo que consistía en “seleccionar, aplicar criterio, apostar por los temas que van a tener impacto en nuestro mundo y nuestras vidas”.
¿Qué le dirías a aquellos que quieren ser corresponsales?
Para mí ser corresponsal es lo máximo a lo que puede aspirar un periodista. La distancia exacta y la entrega a los contenidos son sus virtudes. Ojo: prolongarlo demasiado puede convertir esa distancia en problema.
Ahora, entre otras cosas, es tertuliana semanal en Hoy Por Hoy (Cadena Ser) además de colaborar con la revista Zenda. Ya mencionaba en anteriores ocasiones que su jornada empezaba con las noticias de madrugada y acaba el día con las noticias. ¿La selección de noticias es personal o sigue criterios empresariales? ¿Cuánto tiempo le dedicas a informarte?
La selección es absolutamente personal, intuitiva y siguiendo mis criterios profesionales. Puede decirse que dedico todo el día a estar informada. Y varias horas a escribir y rematar el boletín.
Tras muchos años en el sector le preguntamos sobre la evolución del periodismo a lo largo de su basta historia tras la llegada de la democracia:
La evolución del periodismo está marcada por Internet. De los artículos más sosegados para lectores con más capacidad de concentración hemos pasado a las audiencias fragmentadas, los productos rápidos, el salto de titular en titular. Muchos temas aspiran a llamar nuestra atención y se abre paso lo más simple, lo más frívolo. Es el nuevo ecosistema y, en él, el periodismo serio debe luchar por mantener el nivel.
¿El periódico como forma de informarse va a desaparecer, (en referencia a El País) el hecho de que una persona pague una cuota para leer un periódico (online), teniendo disponible periódicos o medios alternativos (TIKTOK) más ‘rápidos’?
En absoluto. En medio del ruido, se afianza la necesidad de apegarse a los medios en los que confiamos, las firmas a las que creemos y la profesionalidad. El buen lector sabe distinguir el ruido de la seriedad.
Los que entran en la carrera de periodismo ya vienen con los consejos recibidos: no vas a conseguir trabajo. Hay una pregunta irresistible cuando se trata de periodistas curtidos: ¿cuál es el futuro del periodismo?:
Llevamos muchos años escuchando la profecía del fin del periodismo. Habrá nuevas amenazas, nuevas realidades, pero siempre necesitaremos que unos profesionales nos cuenten verdades que algunos poderosos no quieren oír.
Teniendo en cuenta el contexto político que se vive es razonable preguntar sobre las elecciones: ¿Por qué se han tomado los partidos (izquierda y derecha) las elecciones como si fueran plebiscitos teniendo en cuenta que se eligen los dirigentes más cercanos?
La derecha ha convertido estas elecciones en una especie de primera vuelta de las generales porque aspira al vuelco en unos meses. Y la izquierda lo ha asumido así. La pelea es local y autonómica; pero de fondo ambos lados saben que, el 29 de mayo, los títulos señalarán a un solo ganador.
Rematamos este artículo mencionando las claves para mantener la confianza en el periodismo: “La confianza solo puede mantenerse desde la profesionalidad y el rigor”.