LIDIA GUTIÉRREZ MARBÁN | Fotografía: Lidia Gutiérrez

El viento se estaba apoderando del ambiente y se estaba formando una cola de gente que para mí, era interminable. Aunque iba avanzando con bastante rapidez y los pequeños nervios de que vería algo extraordinario ahora mismo estaban presentes, el lugar empezó a volverse un poco más oscuro, solo pequeños focos se hallaban a ambos lados y con un ‘buenas tardes’ entré a aquel lugar. Las butacas rojas se apoderaban del lugar y si mirabas hacia arriba tenías el gran honor de poder observar toda la arquitectura con unos colores impresionantes y elegantes. El teatro comenzó a llenarse de gente, las conversaciones iban y venían y todos esperábamos con ganas aquel momento.

El escenario tenía un cartel del increíble escritor Miguel de Cervantes y, en medio de este, se podían ver las letras ‘VA LE, Valladolid en la Lengua’. Aunque el escenario estaba oscuro, los sillones de cuero marrones llamaban la atención con una mesa a cada lado. El telón rojo en lo alto daba un toque artístico al entorno.

Y llegó el momento, aparecieron en el escenario los maravillosos escritores Eduardo Mendoza y Sergio Ramírez. Ambos ganadores del premio Cervantes. La charla trataba de la lengua española y de literatura. Con preguntas por partes del periodista, los escritores comenzaron a dar sus opiniones.

Lidia Gutiérrez

‘No ha habido una variación importante en el conjunto del idioma, sí que es cierto que en estos 30 años han pasado muchas cosas en el terreno de las lenguas y se están acelerando muchísimo. El español es una lengua de comunicación hablado por todo el mundo, es un idioma muy atractivo de forma que para muchos países es un idioma de aprendizaje voluntario. Pero también es cierto que está adquiriendo una importancia cada vez mayor la tecnología y la lengua está perdiendo la partida. Cualquiera que quiera relacionarse, tiene que pasar por otras lenguas porque el español está atrasado’ comentaba el increíble Eduardo Mendoza. Por otro lado, Sergio Ramírez dijo: ‘El español es una lengua de comunicación y de expansión. Se está creando un nuevo idioma, es una lengua de cultura, de los escritores, de la música… Somos una lengua tecnológica’.

El señor Mendoza contestó en base a los idiomas: ‘Lo importante es que nos sirva para comunicarnos. Los idiomas abren puertas, las cierran. Se contagian no se aprenden. Los idiomas tienen muchas facetas y son seres extraños con los que soñamos’. Pero también añadió sobre los intereses en todas sus facetas que ‘todo se acaba instrumentalizando’.

Además de que hablaron sobre la censura con una frase concreta que dijo Eduardo Mendoza, ‘uno de los problemas de la censura, es que convierte cosas muy tontas en importantes’. Además de que ambos tanto Eduardo Mendoza, como Sergio Ramírez explicaron que empezaron a escribir en una máquina de escribir y un poco de la gramática de hace años y la actual. Tanto así que fue sorprendente cuando Mendoza dijo: ‘La palabra Glamour viene de gramática, porque quienes usaban esa palabra tenían Glamour’.

Esta charla se basó en la absoluta ironía y sarcasmo de Eduardo Mendoza, junto con la prudencia y la sabiduría de Sergio Ramírez.

El siguiente día fue más caótico, puesto que Arturo Pérez-Reverte y Jorge Fernández Díaz se oía en bocas de todos y las ganas de entrar eran cada vez mayores. Pude sentarme cerca del escenario y ver otros dos maravillosos autores que han formado nuestra literatura.

Lidia Gutiérrez

Arturo Pérez-Reverte comenzó diciendo: ‘No hay luz al final del túnel. Llevará su tiempo, habrá combates de retaguardia, pero ganarán los malos. Aunque no podemos permitir que ganen ya’.

La charla trató sobre todo del periodismo y de la parte de escritores. A diferencia de la anterior que fue más dedicada sobre la lengua.

Jorge Fernández Díaz dijo: ‘La batalla de las palabras es hasta el punto de que la política genera palabras falsas. Hasta que el periodismo se convirtió en un desenmascaramiento. Nosotros vamos adelante tratando de adelantar las cosas y ellos van atrasándolo’. A esto añadió Reverte: ‘Todo se desmorona lentamente, pero nuestra obligación como artesanos de una herramienta que se llama lenguaje es hacer frente con gallardía y ser intolerantes. Los analfabetos sin la menor noción de la gramática e incluso sentido común, den la vuelta y manipulen la lengua’. Su frase estrella fue: ‘El silencio de los corderos solo benefician a los lobos y hay demasiados corderos callados’. A esto Fernández Díaz debatió: ‘Toda esta era de la estupidez en la que estamos y en la que se creen que somos estúpidos y que tenemos que ser adoctrinados’.

La conversación se fue tornando cada vez más interesante, dando sus puntos de vista desde escritores también. Arturo Pérez-Reverte sacó su lado más solitario y especial desde su perspectiva como escritor, mientras que Jorge Fernández Díaz nos cautivó con su lado más sentimental.

‘El placer de ir a la biblioteca; pasar las hojas, oler el papel, que crujan… eso no se puede comparar con nada’ – una gran realidad que comentó Reverte – ‘es muy divertido leer, viajar, imaginar… voy a seguir jugando y, además, soy yo quien decide el juego. Convertir una novela no solo es un ejercicio de diversión, sino seducir al lector con fórmulas que existen, además de por supuesto, tu talento’.

Jorge Fernández Díaz añadió unas palabras muy interesantes: ‘A veces la ficción se está convirtiendo en el único elemento de contar las verdades. Siempre fue un aliciente que en el trabajo periodístico nos encontráramos con cosas que no podemos contar, aunque sepamos más por nuestra profesión y no podemos publicarlo’. Sobre sus novelas dijo: ‘Siempre pensé que podía saltar la frontera con la ficción, y que la ficción era más real que la propia realidad y, que podía contar más realidad que en las propias noticias’.

La charla acabó con aplausos que resonaban por todo el teatro con todas las sonrisas del público y los comentarios. Yo emprendí mi camino por el pasillo del centro, aunque antes de salir por la gran puerta, me giré de nuevo hacia el escenario. Pude ver de nuevo el grandioso cartel con los sofás donde hacía un momento estaban sentados. Por último, vi el telón rojo en lo más alto y de nuevo, me encaminé con una gran sonrisa a la puerta principal.

Lidia Gutiérrez