LAURA GARCÍA BORGES | Fotografía: Laura Gómez , Clara García |
Un Erasmus suena a fiesta, viajes, idioma, multiculturalidad y una experiencia inolvidable. Las becas de estudio en Europa son cada vez más demandadas y se han convertido en una de las mejores maneras de aprender y mejorar otra lengua y de recorrer el continente de una forma más económica. La Universidad de Valladolid propone varios destinos a los que puede acceder un estudiante de periodismo como Italia, Polonia, Portugal y Bélgica, entre otros.
Laura Gómez Pérez partió de Valladolid con la maleta cargada de ilusiones en lo que sería su experiencia Erasmus en Lozd, ubicada en el centro de Polonia. La cántabra de 21 años cursará el primer cuatrimestre de su último año de Periodismo en la Universidad de Lodz donde espera mejorar su nivel de inglés, conocer otras ciudades y disfrutar al máximo la oportunidad.
Una de las quejas más frecuentes de los Erasmus, incluida Laura, es el papeleo que este requiere y la desinformación que hay sobre ello “ya no es el papeleo excesivo la mayor traba de la beca, sino que es la falta de información la que complica las cosas. Cuando tienes una duda no suelen decir a ciencia cierta quién es el encargado de resolverla, por lo que, entre los mismos alumnos, nos vamos ayudando”.
No es fácil ir a un país nuevo sola, en un principio se puede hacer cuesta arriba encontrar piso o residencia, saber por dónde ir y qué otros lugares evitar. Es por ello por lo que muchos jóvenes recurren a antiguos alumnos que ya han estado en esa ciudad para que les puedan orientar. “Contacté con una chica que había estado aquí el año anterior y me facilitó todo. En esta ciudad son muy comunes las residencias de estudiantes y las hay privadas y públicas. Yo estoy en una muy nueva, que abrió en noviembre de 2017 y ella fue quién me la recomendó.”
Diez horas de viaje tuvo que hacer Laura para llegar a su destino, con escala en Bruselas incluida. Cuando llegó a la ciudad el 25 de septiembre ya era de noche, la temperatura rondaba los 6 grados y la ciudad se le antojaba lúgubre: “Los edificios están un poco descuidados, es una ciudad que tiene bastantes contrastes. Por esto, mi primera impresión sobre la ciudad fue un poco negativa. Sin embargo, al día siguiente cuando la vi con la luz del sol cambié de opinión totalmente. Lo que he visto del país me ha parecido precioso.”
Laura se define como una persona extrovertida y que no le cuesta adaptarse al medio. Sin embargo, en Polonia le ha sido difícil encontrar su sitio entre tanta gente ya que en su residencia se alojan alrededor de 180 españoles “al conocer tantas personas a la vez es más complicado encontrar un grupo en el que sentirte a gusto”.
En cuanto al idioma, la estudiante de Periodismo asegura que entiende muy bien a los profesores ya que no tienen un inglés muy cerrado y eso incita a practicarlo. “Las clases son mucho más creativas y tenemos más libertad que en España. Es más fácil superar las asignaturas ya que la mayoría de ellas no tienen exámenes, sino que se aprueban con trabajos. En España son más exigentes y por lo tanto se aprende más, pero en Lodz dejan lugar a la creatividad”.
Los viajes también son una actividad recurrente en el Erasmus, y Laura asegura que ha visto cuatro ciudades del país por menos de cien euros “estoy viajando un montón y gastando muy poco”. “Hasta ahora podría definir mi Erasmus como fiesta, amigos, viajes y Soplica (marca de vodka). Tengo que resumirlo como fiesta porque la hay todos los días en cualquier bar y eso es algo que en España no hay.”
Clara García Bermejo también estudia periodismo en la Universidad de Valladolid y pasará los nueve meses de su tercer año de carrera en la Università degli Studi di Torino, Italia.
La vallisoletana recuerda con emoción la noticia de que le había sido concedido el Erasmus en el único destino que solicitó, Turín. A partir de ahí se tuvo que poner manos a la obra con el papeleo “diría que es el principal quebradero de cabeza del Erasmus, estamos muy desinformados. El segundo problema es encontrar un sitio donde vivir.”
Clara, al igual que Laura, optó por ponerse en contacto con antiguas alumnas Erasmus que hubiesen pasado su estancia en Turín para que le proporcionasen información sobre la ciudad en la que pasaría el próximo curso.
En el viaje de fin de curso en el instituto Clara ya había visitado varias ciudades de Italia, y reconoce que “Turín no es muy conocida en España lo que me sorprende porque me parece una ciudad muy moderna, muy bonita, con muchísima historia y lugares que visitar y a la que no me ha costado acostumbrarme. Cuando hice el viaje por este país me gustó tanto que supe que algún día me vendría a vivir aquí, y así lo estoy haciendo ahora. Era un cambio que necesitaba hacer en mi vida y para mí ha sido muy fácil adaptarme. Además, la cultura italiana se asemeja mucho a la española”.
En un principio el italiano se puede parecer mucho español, y por normal general no debería ser muy difícil entenderlo, pero las cosas cambian cuando hay que ponerlo en práctica y solo llevas un curso intensivo de 24 horas como Clara “el intensivo fue muy básico y no aprendí nada, de modo que cuando llegué fue muy complicado ir a la compra o entender qué me decían. Llevo solo un mes de clase y las entiendo perfectamente, pero es verdad que a la gente de la calle con diferentes acentos es más complicado.” La universidad en la que estudia en Turín ofrece un curso de italiano de manera gratuita al que ella está asistiendo porque dice que uno de sus objetivos es “volver del Erasmus sabiendo hablar bastante bien italiano”.
Alrededor de cuatrocientas ochenta personas son las que componen las clases a las que asiste Clara en la Università degli Studi di Torino “por lo que la atención al estudiante es muchísimo menor que en España. Allí somos sesenta matriculados de los que solo van a clase treinta, por lo que puedes preguntar las dudas al profesor y tener un asesoramiento más personalizado.
“Venirme de Erasmus ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Está siendo un cambio muy grande, pero también muy necesario y se lo recomiendo a todos los estudiantes. Solo llevo un mes aquí, pero creo que es una experiencia que te hace crecer como persona y madurar muy rápido, además de valorar cosas a las que antes igual no se daba importancia.”
Tanto Laura como Clara coinciden en que el Erasmus es una experiencia inolvidable que abre horizontes e incita a viajar y aprender un nuevo idioma, saliendo así de la zona de confort. En esta experiencia hay que aprender a adaptarse al medio por muy difícil que puedan ponerse las cosas, y sobre todo aprender y disfrutar de la oportunidad que brinda vivir en un país extranjero.