ROBERTO LAGARTOS HERRERA Y MIGUEL BARCENILLA MARTÍNEZ | Fotografía: Pixbay
El deporte del Karate es una disciplina físico-mental, basado en el uso científico de todas las partes del cuerpo, aplicadas a la defensa personal japonés sin armas que se basa en golpes secos realizados con el borde la mano, los codos o los pies. En su origen y de forma literal el término Karate-Do se traduce en: KARA: Vacío, TE: Mano y DO: Camino. Lo que da a lugar a: “El camino de la mano vacía”.
Hay distintos tipos de Karate, ya que desde su origen han aparecido diversas interpretaciones y escuelas aunque todas comparten las siguientes cuestiones técnicas: golpes con los puños y patadas, más coordinación de fuerza, respiración, equilibrio, postura, correcto giro de cadera y movimiento de las extremidades. Se rige por principios y objetivos altruistas como la rectitud, el coraje, el honor o el autodominio entre otros. Desde luego, parecen los mejores condicionantes para acompañar la vida académica del estudiante. A pesar de ello, el Karate es un gran desconocido entre los deportes, pero aunque no lo parezca, está muy presente entre nuestros universitarios.
Un ejemplo de ello es el Club Fujisán, que cuenta con más de 700 alumnos en Palencia y provincia, tanto en colegios como en gimnasios. Iván Antón, es Graduado en Ingeniería Industrial y Desarrollo del Producto por la Universidad de Valladolid, y lleva toda su vida ligado a este arte marcial: “Desde bien pequeño siempre me llamó la atención el deporte que habían practicado dos tíos míos. Tuve la suerte de que en mi pueblo empezó el karate de la mano de Javier Bilbao (director del Club Fujisán) y llevo desde los 4 años practicándolo. Con la misma edad comenzó a practicar karate David Santos, estudiante de Periodismo en la Universidad de Valladolid y miembro del Club Budokan Medina, de Medina del Campo, en el que además de alumno, ya ejerce de maestro de otros jóvenes aprendices: “Ahora con 25 años sigo practicándolo en la actualidad. El verano pasado conseguí el cinturón negro tercer dan”.
El principal problema que afrontan los universitarios cuando practican un deporte es poder compaginarlo con sus estudios. La exigencia del karate requiere un duro entrenamiento para mantener el nivel de las competiciones: “Es cierto que tuve que dejarlo durante un año y medio para acabar la carrera de Ingeniería, pero es debido a mi personalidad de o hacerlo al más alto nivel, o nada”, opina Iván, sin embargo entiende que es posible compaginar deporte y estudio: “Definitivamente, sí. Se puede compaginar con una buena base de organización. Además el practicar karate siempre te va a aportar esos minutos de desconexión y energía para volver a estudiar con ganas”. David nos ofrece además su visión como profesor, insistiendo en la necesidad de promover el deporte entre los jóvenes: “Siempre se ha planteado el dilema de compaginar karate con los estudios. De hecho hablo por mi experiencia personal y por la que vivo ahora con los padres de los niños que doy clase, el primer remedio como forma de castigo es quitar al niño de karate o amenazarle con desapuntarle. Creo que es un error y que cualquier deporte es necesario para la vida de un niño, por todo lo que aporta. Pero especialmente el karate, ya que instruye unos valores educativos al niño que pueden utilizar en su día a día y que son muy valiosos para nuestra sociedad”.
Unos valores, que como bien coinciden ambos karatekas, han sido claves en sus vidas: “Para mi es una forma de vida. Me lo ha enseñado todo. Mi maestro es como mi segundo padre. Y mis compañeros son como una segunda familia”, nos cuenta David. Iván, por el contrario, elogia positivamente los beneficios que le produce el karate: “Me quedo con la parte relacionada con la competición, llena de emociones que te hacen sentir vivo. Hoy en día es algo complementario en mi vida. Me ayuda a estar en forma y tener objetivos o retos que superar tanto competitivamente como físicamente”.
El pasado 3 de Agosto, el COI aprobó que el karate sea deporte olímpico en Tokyo 2020. Ambos karatekas coinciden nuevamente en lo importante de la noticia. “Sí, esta fue la definitiva. Durante muchísimos años se ha perseguido este sueño”, apunta Iván. David va un paso más allá en su entusiasmo: “Ha sido como un sueño hecho realidad”.
Esta aprobación supone para el máximo organismo deportivo la posibilidad de que el karate pueda llegar a los más jóvenes pero también recompensa el esfuerzo de todos aquellos que ya venían practicándolo: “Mi generación nos hemos formado con la espinita de que nuestro deporte era uno de los más conocidos en el mundo con mayor número de licencias pero no conseguía dar el paso al olimpismo, siempre lo veíamos como un sueño lejano. Ahora que esa meta se ha logrado, las próximas generaciones van a disfrutar de unas oportunidades que a otros nos hubiera gustado disfrutar. El karate por fin está en el lugar que se merece”, nos cuenta David. Iván lanza un alegato para que este avance no quede en saco roto: “Es uno de los deportes más practicados en el mundo y debe tener por ello más reconocimiento, tanto en los medios, como subvenciones. Parece que se ha abierto la brecha y empieza a hacer más eco. Pero todavía, un deportista en karate no puede vivir de este deporte solamente”.