MÍRIAM FERNÁNDEZ | Fotografía: Andrea Gutiérrez Cortines |
En Inform@UVa hemos tenido la suerte de poder entrevistar a Sergio Martín Herrera, director y presentador de Los Desayunos de TVE. Durante unos minutos, el periodista ha resumido su opinión acerca de temas como las fake news y el futuro de la profesión, además de algún que otro consejo a los actuales estudiantes de Periodismo.
Pregunta: ¿Cómo es la labor de estar al frente de un programa como Los Desayunos de TVE?
Respuesta: Muy divertida. Con todo lo que ha pasado y está pasando en los últimos años, en la actividad política de este país, fíjate en lo que ha cambiado el cuento, desde que yo empecé en La noche en 24, que recuerdo que no existía ni Podemos ni Ciudadanos. Yo empecé a hacer televisión, porque antes estaba en la radio, y todo lo que se ha movido la sociedad española y los partidos políticos en los últimos años es significativo. Tener la oportunidad de hacer un programa de análisis político en el que todos los días puedes hacerle preguntas cara a cara a los principales líderes políticos, a los nuevos, a los antiguos, que están tomando decisiones y están en la primera línea de fuego todos los días, pues para mí es la leche. Cuando yo estudiaba Comunicación Audiovisual, ni me podía imaginar que iba a tener esa oportunidad. Luego es muy divertido, a los que nos gusta esto y estamos enganchados con la política, y la parte más complicada es la enorme responsabilidad.
P: ¿Cuál ha sido el trabajo que ha realizado con mayor ilusión?
R: A ver, a mí me gusta la comunicación en todas sus facetas, más que comer con los dedos. Cuando estaba en la radio, cuando empecé en el Canal 24 horas en labores de dirección, luego presentando un programa de análisis político nocturno, luego presentando un programa por la mañana… En la radio empecé haciendo información, luego pasé a programas, hice la versión de reportero de la versión radiofónica de España Directo, hice programas de humor… me divierto mucho con esto. Me lo paso tan bien que es muy difícil contestar a qué es lo que más me ha gustado. Pero de los últimos años hubo dos experiencias que fueron muy interesantes; las 24 horas que me pasé con Pedro Sánchez y con Rajoy el 15 y 16 de diciembre del año 2015, creo. Fue el día famoso en el que en Pontevedra le dieron un puñetazo a Rajoy, yo estaba haciendo un reportaje en 24 horas –por cierto no grabé el puñetazo, que eso para un periodista es criminal-. Me llamaron de la redacción preguntándome si lo tenía y yo no sabía de qué me hablaban. Básicamente me lo pasé muy bien, les pude conocer de cerca, pude conocer cómo es la vida de un líder en una campaña como las generales a tres días de las elecciones. Desde el punto de vista profesional y personal fue muy interesante.
P: Facebook ha decidido “minimizar” las fake news para combatir la desinformación. ¿Cree que eso será suficiente o habría que tomar mejores medidas?
R: No, no será suficiente. El verdadero problema es el choque que hay entre el derecho a la información, la libertad de prensa en consonancia con otros derechos, como es el derecho a la intimidad, como es el derecho a una información libre y plural. Son derechos y tienen su contrapartida. La gran pregunta es quién decide qué noticia es falsa y qué noticia es cierta. Más allá de que el lector tenga la capacidad de discernirla, cuando entras en qué organismo puede decir qué noticias se publican porque no son falsas entras en un terreno tan complicado como la verdad. La verdad es un término filosófico, aquí está en juego mucho más de lo que parece. El problema es que con las noticias falsas y verdaderas, tenemos la sensación de que seríamos perfectamente capaces de distinguirlas. La Universidad Complutense hizo hace poco un estudio que me dejó bastante impresionado, y es que a pesar de que el 80% de la gente cree que es capaz de distinguir una noticia falsa de una cierta, cuando preguntas por titulares de noticias, resulta que de 2.000 solo 86 personas fueron capaces de distinguir, de 6 noticias, cuál era realmente falsa. Quiero decir que es mucho más complicado de lo que parece, pero tienen el efecto óptico de que todos creemos que somos capaces de distinguirlo. Es un tema muy complicado.
P: ¿Cree que las fake news son una lacra que no se va a poder combatir?
R: Creo que sí se va a poder combatir, pero estamos en un proceso en el que todo es demasiado nuevo. Nos dieron una herramienta súper potente, que son las redes sociales, mucho antes de enseñarnos a utilizarlas, y mucho antes de que cualquiera de nosotros fuéramos capaces de ver que, junto al lado positivo, que es el de que tienes la capacidad de conectarte con mucha gente en muchas partes del mundo, que es una ventana abierta a otras maneras de pensar, a otro modos de ver la vida, tiene una parte negativa. Esa parte negativa que luego hemos aprendido a ver a través de fake news, de profesionales de las fake news y de afirmaciones como que supuestamente intereses de esas granjas de fake news, movidas por gobiernos, han sido capaces de cambiar la opinión de ciudadanos para que voten, por ejemplo, en Reino Unido a favor del Brexit. Eso es un peligro enorme, un arma de guerra. Me sorprende el poco respeto que hay sobre la intimidad propia, en muchas generaciones que son muy exhibicionistas a la hora de compartir casi todo en las redes sociales, con la diferencia con respecto a lo que hacíamos antes de que todo deja huella ahora. La idea de que se puede borrar por el derecho a la intimidad es mentira, todo queda en la red. Tenemos que reflexionar mucho sobre ello y darnos cuenta de que tenemos una herramienta muy poderosa en cada uno de nuestros dispositivos.
P: ¿Piensa que dañan la imagen del periodismo?
R: Lo que creo es que el periodismo ya no se puede entender sin redes sociales y que no todo el mundo que tiene un Smartphone es periodista. Esto es muy importante decirlo, tener la capacidad técnica, la herramienta para hacer una foto o un vídeo en tiempo real y subirlo instantáneamente y compartirlo con el mundo es una cosa que, para los que somos de otra generación, muestra que el periodismo ha sufrido un cambio tecnológico brutal. Hasta hace pocos años no podías retransmitir señal ni audio ni vídeo en directo si no disponías de un dispositivo vía satélite, lo cual era carísimo, estaba al alcance de muy poca gente y distinguía dos tipos de persona en el mundo: los que tenían capacidad de retransmitir en directo y los que no. Un Smartphone ha democratizado de una manera brutal el acceso a la tecnología, cualquiera puede retransmitir una imagen. Pero eso no te convierte en periodista. El ciudadano se puede encontrar una noticia, el periodista tiene que salir a buscarla todos los días.
P: ¿Cree que los actuales estudiantes de Periodismo tendrán oportunidades en esta profesión o que está en declive? ¿Qué consejo les daría?
R: La profesión no considero que esté en declive, sino en clara cuestión: la sociedad nos pide responsabilidades. Los periodistas hemos estado expuestos a la opinión pública y siendo percibidos como cercanos al poder y esto tiene una parte de verdad, pero otra que no hemos sabido explicar. Es decir, el periodista tiene que estar cerca del poder y la cercanía física para poder conocer mejor su opinión es algo que no hemos sabido explicar bien. No significa que compartas sus opiniones. Consejos no me atrevo a dar más que uno, que es una obviedad: trabajar, trabajar y trabajar. Detrás de cada profesional que he conocido y que me merece respeto profesional, detrás de cada uno de ellos he podido encontrar mucho trabajo. ¿Te garantiza eso el éxito y la capacidad de tener trabajo? No, existen otras variables, como la suerte, la casualidad, pero hay una que podemos controlar, que es el trabajo. Recomiendo que se dediquen a lo que les gusta.
P: Muchas gracias y encantada de haber podido hablar con usted, ¡ojalá no sea la última vez que coincidamos!
R: ¡Encantado yo!