Tamara Crespo: pequeños pasos a gran escala

2
1625
Librería Primera Página Con Tamara Crespo | De izquierda a derecha: Fidel Raso, Lianet Rosales, Lorena Landazuri, Andrea Navarrete y Tamara Crespo
ANDREA NAVARRETE DEHOLLAIN  |  Fotografía: Andrea Navarrete

Nombres femeninos recorren la historia del periodismo. Podríamos hablar de Concepción Arenal,  Anna Politkóvskaya o Hannah Arendt. No necesariamente cursaron un grado en esta profesión, pero se encargaron de darle una voz a aquellos que no tenían. Lucharon por los derechos de minorías y comunicaron realidades que parecían permanecer ocultas.


Ahora, en el siglo XXI, somos dichosos de contar con mujeres iguales que nuestras antecesoras. Aquellas que reivindican derechos y que han ejercido un periodismo impecable e implacable. No me viene mejor nombre a la mente que Tamara Crespo, una mujer vasca digna de admiración y con un currículum impresionante que no me canso de leer.

Tamara concluye su licenciatura en Periodismo en la Universidad del País Vasco y ya para 1994 trabajó en un medio: El Mundo del País Vasco. Sin embargo, su trayectoria profesional no comenzaba ahí. Al igual que muchos estudiantes, se inició en la redacción del periódico de su universidad. Cabe destacar que fue representante de alumnos, presidenta del Consejo de Estudiantes de Periodismo y representó a los estudiantes de los tres campus de la UPV en la mesa del Claustro, responsabilidad que recaía únicamente en ella.

Sin darse cuenta, arrancó su carrera profesional cuando descubrió un tema de corrupción junto a otro compañero. Fue Pedro J. Ramírez quien dio paso a que se publicase un reportaje en el periódico previamente mencionado. Inició la investigación sobre el caso de corrupción y estableció una colaboración con Melchor Miralles durante cinco años. No obstante, la crisis tocaba a su puerta.

Comenta Crespo que había más gente despedida que contratada, y este es el contexto en el cual se ha desempeñado ella profesionalmente. Por esto se especializa en temas de Educación y Universidad. Tras dejar El Mundo ocupa el cargo de subdirectora editorial de un anuario, Difor, y escribía para una enciclopedia, Durvan.

Sería una breve trayectoria y luego comenzaría a trabajar en un tema al cual le dedicaría muchos años: el terrorismo. Sin embargo, siempre habría cabida para retomar sus temas de especialización. Así sucedió cuando se convierte en redactora en plantilla para El Día de Valladolid, fundado por el Grupo Prisa:

¿Por qué Valladolid y no otra ciudad española?

 En El Mundo del País Vasco conocí a Ricardo Arques, uno de los mejores periodistas de este país, descubridor del Caso GAL. Arques conocía también de antes a Fidel Raso, quien colaboró como reportero gráfico con él y con Melchor Miralles en esta investigación sobre terrorismo de Estado. En el año 2000, Fidel y yo éramos pareja, y nos llamó a los dos para trabajar en El Día, del que había sido nombrado director, en mi caso como redactora en temas de educación y en el de Fidel, como editor de fotografía.

Cuéntanos sobre tu experiencia como fundadora de El Cisco y la revista Piedras Inciertas.

 A nuestra llegada a Valladolid, en octubre de 2000, Fidel y yo tuvimos la suerte de conocer un pueblo, Urueña. Entonces no existía la Villa del Libro, Urueña era un pueblo turístico, pero bastante menos que ahora. Conocimos a Joaquín Díaz, el etnógrafo, director de la Fundación que lleva su nombre, establecida en Urueña desde el año 1991 y a un diseñador gráfico, Juan Antonio Moreno, que venía de Madrid y se había afincado también en el pueblo. EL CISCO surgió de algunas de nuestras conversaciones, nos gustó la idea de hacer algo para el pueblo, un periódico tan local era (y es) toda una aventura, un reto.

En la primera época tenía cuatro páginas, lo hacíamos en nuestro tiempo libre, Fidel como fotógrafo, Juan Antonio como diseñador y yo como directora y redactora. Joaquín es el presidente de Honor y también tuvimos algunos colaboradores, entre ellos, Adolfo Delibes, o el historiador Carlos Mier, que sigue colaborando ahora.

Imagen de uno de los premios del fotoperiodista: FIDEL RASO
Imagen de uno de los premios del fotoperiodista: FIDEL RASO

La revista Piedras Inciertas, de arquitectura popular, surgió como iniciativa de la Fundación Joaquín Díaz y el Grupo de Urueña, aunque no era un trabajo en principio remunerado, la intención es que lo fuera con el tiempo, pero Prisa ya había vendido su parte de El Día a su socio, Promecal, que despidió a una parte de la plantilla. Nos quedamos ambos sin trabajo y hubo que buscarlo. Envié mi currículum a un periódico de Ceuta, donde una compañera me dijo que había trabajo, y me llamaron. En Ceuta comencé como redactora de temas de Fomento y Patrimonio.

¿Cómo se siente pasar de escribir de Educación a cubrir temas como Inmigración y Yihadismo?

 Pues en realidad yo venía de una “escuela” bastante dura, como era la del País Vasco. Las tensiones que genera el terrorismo no me son ajenas, ni como ciudadana, pues me he criado en ese ambiente, que en la Universidad era también muy marcado, ni como periodista en mis inicios. Sobre inmigración y frontera, relaciones internacionales y el mundo musulmán hubo que aprender, y han sido diez años muy enriquecedores.

Ceuta y Melilla son una especie de laboratorio de lo que está sucediendo ahora en Europa. Allí, cualquier tema “local” puede ser en realidad internacional. Además, como tienen una organización política singular, al ser Ciudades Autónomas, se trabaja como con otros gobiernos y parlamentos autonómicos, hay presidente, consejeros y una Asamblea con más competencias que las de un ayuntamiento.

En Ceuta he tenido la oportunidad de entrevistar a ministros, o a personalidades como Mariano Rajoy y he cubierto, por ejemplo, a la primera visita de los Reyes de España a la ciudad.


¿Consideras que es más difícil para una mujer ocupar los cargos que tuviste en Ceuta, en comparación con un hombre? ¿Qué dificultades se te presentaron?

 Los datos son incontestables. Hace mucho que las mujeres somos más numerosas que los hombres en algunos medios, pero las directoras son siempre menos que los directores. En eso me siento una privilegiada, ya siendo muy joven, con apenas 23 años, se me dio la oportunidad de tener responsabilidades. Tuve en mis manos textos de periodistas a los que admiro, como Manu Leguineche, y uno de los prólogos nos lo escribió Rafael Alberti. Las dificultades que haya podido tener en mi carrera por ser mujer no sólo me han venido, como se puede pensar, de compañeros hombres. Las mujeres pueden ser también despiadadas competidoras, y el machismo no es sólo un problema de hombres, es un problema de educación de todos.

Ha sido una mujer la que me ha dicho, al decirle que no quería tener hijos “qué pena, toda la vida centrada en el trabajo”. Alucinante, primero, porque las mujeres sin hijos tenemos vida familiar y personal, y en segundo lugar porque las he visto también muy centradas en el trabajo a pesar de tener hijos.

Por otra parte, siempre sientes que tienes que demostrar que mereces el puesto, a las mujeres parece que se nos regalaran, en un hombre el liderazgo parece natural, y resulta que las mujeres tenemos una capacidad de organización, de empatía, de resistencia física y psicológica, extraordinarias. Que somos multitarea es innegable.

Dicho esto, en mi caso me he tenido que enfrentar a un machismo particular, el de algún compañero musulmán que se ha atrevido a decir en alto delante de mí, “yo no tengo jefas” o “ya he hablado con el jefe” uno de los días que estaba a mis órdenes. Cuando vi cómo trataba a su mujer comprendí muchas cosas.


Discutiendo sobre el tipo de soporte, si es mejor el papel o lo digital, Tamara explica:

 Bueno, me gusta el papel, creo que no va a morir, pero lo tengo más claro en lo que respecta a los libros que en el caso de los periódicos. En papel se lee mejor, un artículo muy largo en formato digital es una tortura para los ojos por mucho que te guste, a veces bajas el cursor y piensas: madre mía, ¿todo eso me queda? No obstante, el papel periódico está perdiendo la batalla por los costes de edición y de distribución, pero también porque se ha hecho mal. Sea en un formato u otro, hay que hacer buen periodismo. La discusión sobre la tecnología, que no deja de ser la herramienta, debería ser secundaria pero lo ha acaparado todo. Cosas de la sociedad de consumo.

Librería Primera Página en La Villa del Libro: Urueña
Librería Primera Página en La Villa del Libro: Urueña | La mujer del fondo es Tamara Crespo

Ahora Tamara se instala en un pequeño rincón que esconde Urueña. Es fascinante tropezar con ella en esta faceta. Así tuve la oportunidad yo de conocerla, y ese día pensé: “tengo que ser como esta mujer”. Para ella la librería fue algo que surgió de forma natural. Luego de vivir rodeada de conflicto en Ceuta, regresó a la actual Villa del Libro. Realmente Urueña siempre fue una opción para la periodista.

Su pasión: los libros, y desde pequeña ha sido una lectora empedernida. Ese amor desembocó en su profesión, que a su vez derivó en ese reducido espacio llamado: Primera Página. Explica que se encuentra encantada con su labor como librera, lleva una vida más tranquila y modesta. Aunque sigue trabajando en ciertas colaboraciones, reconoce que “el cambio fue todo un salto al vacío”. Y así tuve la dicha de conocer a una gran mujer con una trayectoria impresionante que me servirá de ejemplo cada día.

Libro "El Principito" en la Libreria Primera Página
Libro «El Principito» en la Libreria Primera Página

2 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena por la entrevista y por conocer a Tamara. Ella logra que Urueña sea el pueblo más pequeño con un periódico propio. Gracias.

    • Gracias a lectores y amigos como tú, José Ramón, que nos dan ánimo para mantener ese pequeño gran periódico, todo un experimento de comunicación, un reto para un periodista y una satisfacción para mi por poder ofrecérselo a mis vecinos.

Los comentarios están cerrados.