RAQUEL ABAD
Mire a su alrededor. Observe a sus vecinos, a sus compañeros de clase, a sus colegas. ¿Sabe dónde nacieron? ¿Dónde residen? ¿Conoce su condición sexual? ¿Le importa su color de piel? ¿Le importaría si fuesen gitanos? Probablemente piense que no tiene compañeros de trabajo gitanos. O quizá no lo sabe.
‘Salir del armario’ no es un coloquialismo aplicado únicamente al colectivo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), también se puede salir del armario de la etnia. Fue Miguel Ángel Vargas Rubio, número 10 de la lista de Podemos en Sevilla, quien confirió esta frase para la posteridad el pasado mes de marzo. El político acuñó esta expresión en referencia a una diputada del PP en Andalucía –cuyo nombre desconocemos–, de quien dijo que todavía no había salido del armario étnico por no haber predicado a los cuatro vientos sus orígenes gitanos. Ahora, podemos hacernos dos preguntas. La primera: ¿cuántas personas como ella habrá que encubran sus raíces? O la correcta: ¿de verdad está escondiendo sus orígenes o, simplemente, no ha considerado necesario hacer pública su etnia?
Por esta regla de tres, se le debería exigir a cualquier personalidad pública de raza blanca que diese una rueda de prensa para anunciar su condición. ¿Ridículo verdad? Pues igual de ridículo es tener que anunciar en público si se es, o no, gitano. Vivimos en la era de la de la tolerancia global, pero miramos con recelo al de al lado. “No, si yo tengo muchos amigos gays”; “no, si yo tengo muchos amigos, musulmanes”; “no, si yo tengo muchos amigos gitanos” decimos como tratando de excusarnos. ¿O es que alguien dice “no, si yo tengo muchos amigos payos”?
Pero estos prejuicios que estamos tratando desde una perspectiva personal, también se pueden extrapolar a la actitud de los medios de comunicación respecto a la etnia gitana. La Fundación Secretariado Gitano, lejos de sentirse molesta, ha preferido tomarse la situación con humor (una estrategia muy popular en España). En 2014, esta asociación creó Payo Today, una parodia informativa que pretende ser algo así como el mundo al revés. En esta realidad paralela, nosotros, los payos, somos los protagonistas de titulares como “La policía desmantela una red de tráfico de Ferrero Rocher en el poblado payo de La Moraleja”. Poblado payo suena raro, ¿verdad? No nos aporta información nueva ni nos aclara las circunstancias de la noticia. Lo mismo ocurriría si, en su lugar, dijese poblado gitano.
Señores y señoras, no habremos evolucionado hasta que dejen de importarnos las razas, los sexos, las etnias, las condiciones religiosas, las discapacidades y todas esas singularidades que no nos hacen menos personas. Y los medios de comunicación tienen la varita mágica para hacer que eso cambie. Salgamos del armario de los prejuicios, porque todos tenemos algo en común, compartimos la nacionalidad más bonita del mundo: la humana.
[Este ha sido uno de los dos artículos seleccionados de entre todos los presentados por los alumnos de Periodismo de Opinión de 3º A del Grado en Periodismo, asignatura impartida por la profesora Pilar Sánchez. La elección de los ganadores ha sido realizada por la dirección de InformaUva valorando su calidad gramatical y ortográfica, la narración clara y estructurada y la originalidad en el planteamiento del tema propuesto.]