Marcos Bermúdez Méndez | Fotografía: El Español
Los partidos de Primera División se disputan con apenas 400 espectadores. A pesar de la conquista del Mundial, los aficionados no van a los estadios.
El fútbol femenino sigue sin gustar en España. Por lo menos, en cuanto al número de espectadores, tenemos una cifra muy baja. Después del éxito de la selección femenina tras ganar el Mundial, las jugadoras regresan a la verdadera realidad del vacío de los estadios.
La segunda jornada de la liga F (Primera División del fútbol femenino), volvió a mostrar otro problema. Muchas personas confirman que les gusta el fútbol femenino. Sin embargo, no acuden a los partidos. Además, los aforos son penosos. Muchos de ellos tienen la capacidad de un equipo de sexta división en el fútbol masculino. Por otro lado, hay grandes estadios vacíos, lo que demuestra que al fútbol femenino le queda todavía mucho por lograr.
La liga femenina está a años luz de la masculina. Por eso, la equidad salarial entre las dos es imposible, según confirma la vicepresidenta Yolanda Díaz. Los distintos espectadores tienen total libertad para hacer lo que quieran, pero a ver los partidos femeninos no acuden.
El dato más alto de aficionados que se registró en la última jornada del pasado fin de semana fue en el encuentro del Barcelona, uno de los mejores equipos del mundo y el mejor de la liga. Cuenta con muchas campeonas del mundo y a la doble ganadora del balón de oro, Alexia Putellas. El partido disputado en el Nuevo Colombino fue visto por 5.141 espectadores, que no es ni el 25% de la capacidad del estadio, que es de 21.670. El Recreativo, un equipo de tercera categoría de Primera RFEF , tuvo 10.456 aficionados en su último encuentro en aquel escenario.
Que la gente no vaya a ver fútbol femenino puede ser por distintas razones, pero la principal seguramente sea que no les gusta y que prefieren dedicar su tiempo libre a hacer otras cosas. Además, la gran desigualdad que ha habido con respecto a las mujeres a lo largo de los años puede ser otro de los grandes motivos. Y eso que ver un partido de la Primera División femenina es muy barato, con entradas a 5 euros y que no superan rara vez los 20.
Ejemplos de estos aforos tan bajos son los 400 espectadores de un Levante-Atlético de Madrid, dos muy buenos equipos, frente a los 20.575 en el fútbol masculino. Al Villarreal-Valencia fueron 500 frente a los 25.000 del fútbol masculino. Al encuentro del Real Madrid en Tenerife el domingo acudió su aforo máximo, 1.123 personas. El Sevilla-Madrid CFF fue visto por 520 personas.
Otro de los problemas del fútbol femenino es lo pequeños que son los estadios hasta para los equipos de Tercera División del masculino. De los ocho partidos de la pasada jornada, cuatro fueron en las ciudades deportivas (Real Sociedad, Levante, Villarreal y Sevilla), dos en estadios pequeños (Adeje en Tenerife y Les planes, un barrio de Sant Joan Despí, una provincia de Barcelona) y los dos de estadios grandes quedaron muy lejos del lleno: el nuevo Colombino de Huelva y los Cármenes de Granada.
Por lo tanto, esa atención mediática que vivieron las jugadoras de la selección española es muy extraña en su trayectoria. El fútbol femenino es muy pobre porque así lo quieren los distintos espectadores. Es más bien un tema de interés de los fans, ya que también las competiciones masculinas de fútbol sala y balonmano que ya no interesan en el país.
La conquista del Mundial no vale aun para que el fútbol femenino sea muy seguido por las personas. A pesar de que muchos encuentros se emiten de forma gratuita, las entradas son muy baratas y la información se integra mucho en los distintos hogares españoles. Es principalmente el poco interés de los fans lo que da estos pobres datos de asistencia en los estadios femeninos.