¿El periodismo español se mueve por el morbo?

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RUTH FERNÁNDEZ SECO  |  Fotografía: El Independiente

Muchas veces hemos sido testigos de como en los medios de comunicación se ha priorizado el sensacionalismo a la calidad informativa, especialmente en las noticias de sucesos. En este artículo hablaremos de como en la TV se ha utilizado el morbo a la hora de tratar una tragedia. 

El primer caso en el que se dieron grandes cantidades de morbo en el periodismo de la TV española tuvo lugar en 1993 con el llamado ‘caso Alcasser’, pues cuando se encontraron los cuerpos sin vida de las adolescentes, el programa ‘De tú a tú’, presentado por Nieves Herrero, trasladó el plato al propio pueblo de Alcasser. En dicho plató estaban las familias de las jóvenes presentes y se dieron detalles morbosos e innecesarios sobre el crimen. Se considera que en este programa nació la telebasura.

Uno de los casos más recientes que emerge como ejemplo del sensacionalismo a la hora de tratar un suceso fue la desaparición de Álvaro Prieto. Las televisiones hicieron una reconstrucción de lo que había pasado minuto a minuto y ofrecieron información a la audiencia que no era relevante, así como no correctamente contrastada.

El periodista Julián Rodríguez Pardo explicó en ‘El Faro de Melilla’ que desde que la televisión emite 24 horas al día hay que «fabricar» contenidos para rellenar los programas. Esto provoca que no se cuente lo esencial, si no detalles que no son necesarios conocer. De esta forma se atrae a la audiencia. En la TV no solo se recoge el interés que tiene la historia de por sí, si no también el interés que los ciudadanos pueden tener en un momento dado por una historia.

Rodríguez Pardo asegura, además, que en las Facultades de Periodismo se explica que un titular con gancho vende más que un titular neutro. Esto también se aplica a las coberturas informativas en las que se utiliza el sensacionalismo. Además, el periodista alega que el morbo es algo natural del ser humano, pero lo que no es natural es la explotación de este.

El periodista pone de ejemplo el caso del pequeño Julen, el cual recibió horas de cobertura periodística por parte de muchos canales. Alega que el interés de este caso por compasión a la familia no es igual al interés de querer tener información por el morbo. A los periodistas nos engancha de un suceso la esperanza de que tenga un final feliz, pues somos seres emocionales.

Rodríguez Pardo defiende que una noticia con gancho sirve para despertar interés y provocar la solidaridad del público. Un ejemplo de ello fue la erupción del volcán en la isla de La Palma, ya que si no se hubieran transmitido las imágenes de las casas arrasadas por el volcán, la audiencia no se hubiera sensibilizado con lo ocurrido. Sin embargo, el receptor debe saber dónde está el límite, que es cuando se deja de dar noticias de interés informativo y se empieza a alimentar emociones.

En conclusión, a las personas nos atrae el sensacionalismo y el amarillismo, por lo que el periodista tiene que «educar a la audiencia» y saber cual es el límite a la hora de informar sobre un suceso.