GUILLERMO BERZOSA HERRERO | Fotografía: Pixabay
Los comentaristas, y en general todos los periodistas, son traficantes de la información. Su labor reside en informar de las noticias y los hechos noticiables y contarlos a la sociedad para mantener a esta informada. Es por ello por lo que el periodismo tiene gran poder sobre la sociedad. Depende de cómo se cuenta una información esta puede ser bien o mal recibida por la audiencia, por lo que recae en el periodista la responsabilidad de trasladar dicha información con la mayor neutralidad posible. Pero ¿es eso realmente posible?
El periodista, como todas las personas, tiene sus propias opiniones, gustos y aficiones y todas ellas igual de válidas que las de todos los demás; pero en su labor como mensajeros atendidos a la sociedad, deben tratar con absoluta neutralidad los temas que aborden, esto adquiere una especial importancia en el ámbito del periodismo deportivo, donde el espectáculo goza de un importante peso específico que el comentarista debe saber llevar. En el deporte, el peso mayor que genera el interés de la audiencia no reside en el periodista sino en lo que acontece en el escenario y que captan las cámaras (en el caso del periodismo televisivo), por lo que la labor del profesional de la información reside en un segundo plano.
Por otro lado, la labor del comentarista es fundamental, ya que debe aportar detalles que con las imágenes no son suficientes como datos técnicos o estadísticas y comentarios de especialistas en el deporte como árbitros o exjugadores (práctica que solemos ver habitualmente en plataformas de retransmisión deportiva). Además, otra parte fundamental es que el relato de los comentaristas tenga energía y énfasis para llevar el espectáculo a un nivel mayor de calidad. Esto vendrá dado, en muchas ocasiones, según el equipo de más agrado del comentarista. Esto resulta cuestionable puesto que la misión del comentarista durante la retransmisión de un encuentro deportivo es meramente informativa y no opinativa, sin embargo, es habitual es las retransmisiones que la audiencia se percate de cuál es el equipo favorito del comentarista por la forma de narrar de este y su energía en su labor. Esta práctica es más común de lo que debería, en su misión de informar el periodista y/o comentarista debe atenderse a eso con la mayor neutralidad y objetividad posible para que así su relato adquiera mayor calidad y la audiencia perciba las informaciones de igual manera. La neutralidad en las informaciones, además, da un añadido de valor personal al periodista ya que denotará en este una profesionalidad y unos valores periodísticos que hoy en día son poco vistos en las retransmisiones deportivas.
Si bien es cierto, existen excepciones en la neutralidad periodística cuando se trata de encuentros por un torneo a nivel internacional (como puede ser la Copa Mundial de la FIFA o unos Juegos Olímpicos) donde el periodista debe mandar un mensaje de unión y compañerismo en sus retransmisiones, además de deportividad para así fomentar la hermandad y el apoyo entre todos los miembros de un mismo país siempre con ciertos límites de respeto y humildad para no llegar a los extremismos fanáticos discriminatorios.