MARÍA GUERRA VALCÁRCEL | Fotografías: María Guerra |
La fotografía recorre mundos, conmueve sentimientos y reúne a personas. Una imagen vale más que mil palabras y, por ello, las puertas del Salón de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras, aunque permanecían cerradas a las 12:00, esperaban a los curiosos que se agolpaban para asegurarse de poder encontrar sitio donde sentarse porque, visto lo visto, sería una tarea complicada por la cantidad de personas que estaban haciendo cola para entrar. La sala se fue llenando por alumnos inquietos por aprender sobre el fotoperiodismo.
Una vez que casi todos los asientos estaban ocupados, las puertas se cerraron y comenzó el ‘VII ciclo de conferencias de InforUVa’ titulado ‘Fotoperiodismo: la mirada detrás del objetivo’. Los tres protagonistas de la mañana fueron Gabriel Villamil, Nacho Gallego y Pablo Requejo, tres grandes fotoperiodistas y fotorreporteros con una extensa carrera profesional y numerosos premios. Ismael García, profesor del grado de Periodismo de la Universidad de Valladolid, fue el encargado de presentar estas tres vidas que se unieron en una charla, o más bien coloquio entre profesionales y alumnos, que duró casi dos horas, hasta que el propio Ismael tuvo que cortar la ronda de preguntas porque se estaba demorando demasiado.
Comenzó Gabriel Villamil con una serie de consejos para hacer un buen fotorreportaje que se basa en los distintos estilos de fotografía fundamentales para poder contar bien un hecho: “Nosotros nos dedicamos a contar historias”, comenzó Villamil. Pero también defendió que no cualquier fotografía vale, que no siempre una bonita foto es una buena imagen. La función de una fotografía es la de trasmitir una idea, luego es el público el que se encarga de decodificarla para poder interpretarla. Cada una trasmite una idea diferente aunque se trate del mismo objeto o significante. Las normas fundamentales a la hora de hacer un fotorreportaje son: el plano general para situar al lector en la historia; un plano medio que tenga los suficientes elementos como para que, de un solo vistazo, se pueda entender de qué trata el contenido; el primer plano que transmita dramatismo a lo que estamos contando; la interacción entre personas; y una imagen que resuma lo ocurrido.
Llegó el turno de Nacho Gallego, quien, a través de sus propias imágenes, puso ejemplos de cómo darle la vuelta a una imagen y encontrar un enfoque diferente. Fue pasando una serie de fotografías y preguntando a los alumnos cuáles escogerían ellos. Las mismas imágenes se pueden emplear en distintos medios para diferentes géneros porque una fotografía puede mostrar distintas situaciones. La ubicación es fundamental, cambia el estilo y su significado. “No para ser un gran fotoperiodista tienes que irte a la guerra. Los fotógrafos de provincia tenemos la misma capacidad que cualquier otro compañero que está por ahí danzando”, añadió Gallego mientras mostraba una de sus imágenes que apareció en ‘The Times’.
Era el momento de Pablo Requejo, quien cerraría la charla antes de la ronda de preguntas. Su misión durante los minutos que tuvo fue la de fijar la idea en la mente de los alumnos que, aunque no se vayan a dedicar a la fotografía, tienen que tener nociones básicas de fotoperiodismo para saber qué imagen escoger para una noticia. “Los fotoperiodistas contamos historias. Hay que intentar dar la vuelta a la tortilla y hacerlas diferentes”, comentó el fotoperiodista. También destacó la importancia de que hay que estar siempre atento porque en cualquier situación puede surgir una buena imagen: “Un fotoperiodista siempre tiene que estar atento a la que salta”, señaló Requejo. Pero no todo el trabajo de un fotorreportero es fascinante, también tiene su parte negativa, como cuando tienen que cubrir accidentes donde ha habido muertos. Al final de su ponencia quiso que fueran los alumnos los que preguntaran las dudas y expusieran su opinión: “Ahora contadnos vosotros, que es lo que venimos a hacer”, se despidió Requejo acompañado por las risas del público.
Entonces ahora llegó el momento de que los alumnos cuestionaran y opinaran. Durante la ronda de preguntas surgieron varios temas como la ética a la hora de hacer o publicar una noticia, cómo debe aparecer en el periódico o qué se podría considerar manipulación. Pero lo más importante y en lo que coincidieron los tres fotoperiodistas fue en que la parte más importante de la cámara somos nosotros mismos, no la marca o el objetivo, sino el ojo que encuadra la imagen y el dedo que pulsa el disparador. Ismael García se encargó de cerrar la charla con una frase que resaltaba el trabajo de estos periodistas: “Aunque no sean famosos, sus trabajos sí lo son”.