AINHOA ORTEGA GUTIÉRREZ | Fotografía: Pexels, Unsplash |
¿En qué momento las emociones pueden ocasionar que el periodismo deje de ser objetivo y transformarlo en sensacionalismo? ¿De qué manera afecta la alegría, el enfado, la tristeza o el terror en la transmisión de la información? ¿La excluimos, la disimulamos o da igual?
Muy bien se sabe que a la hora de dar a conocer una noticia el periodista tiene que ser consciente de que debe mantener una posición neutral, evitando de esta manera influir en la opinión de la ciudadanía. A pesar de lo anterior, muchas han sido las veces en las que, por aumentar las ventas, hay noticias que presentan titulares y contenidos exagerados, muchas de las cuales no cuentan con la evidencia suficiente. Esto es conocido como sensacionalismo o prensa amarillista. Este tipo de periodismo busca producir emociones a la ciudadanía, distrayéndolos del foco importante de la noticia en sí.
En los últimos meses se ha tenido constancia de varios casos, que por atraer público y generar todo tipo de reacciones, han caído en el sensacionalismo reiteradamente. Un ejemplo muy actual lo encontramos en el caso de Edwin Arrieta, un cirujano plástico asesinado en Tailandia.
En el caso de un crimen, se suele publicar una noticia de sucesos, con un comportamiento serio y profesional, evitando a toda costa dar descripciones morbosas y exagerar los acontecimientos. Respecto al caso antes mencionado, para atraer a la audiencia, algunos medios han publicado informaciones y detalles en busca de satisfacer la curiosidad del público, en el que muchas veces han utilizado la especulación y el morbo, faltando, en muchas ocasiones, al respeto a la familia tanto de la víctima como del acusado.
Y como el caso anterior existen muchos, como el de José Bretón o el más reciente incendio de la discoteca de Murcia, porque cuanta más tragedia haya más audiencia habrá, y hasta que no se cambie esa percepción el sensacionalismo seguirá presente. Pero ¿por qué? Varios periodistas están de acuerdo con un hecho “Las noticias buenas no se venden”, algunos medios las presentan, pero de manera muy breve y muy por encima, ya que lo importante es generar algún tipo de reacción en la audiencia, para de esta manera mantener la curiosidad de estos y poder seguir hablando del tema. Una buena noticia por lo mucho será mencionada una única vez, por lo contrario, una mala noticia seguirá publicándose hasta que ya no haya material suficiente para seguir hablando del tema.

Las emociones de un periodista no deben ser escondidas a la hora de dar a conocer una noticia, ya que de esta manera se crea una relación cercana con el público. El problema llega cuando existe una exageración de la muestra de estas emociones, esto acaba generando un cambio en el contexto de la noticia. En vez de informar y dar a conocer los detalles importantes y relevantes, se exponen datos que no aportan nada a la noticia, pero que sirven para suscitar las reacciones de la audiencia.
Se puede pasar muy fácilmente del buen periodismo al sensacionalismo y el peligro de esto es la perdida del valor informativo. Los medios muchas veces pasan por alto hasta que punto su público va a aceptar ese tipo de información. Muchas personas declaran que muchas veces no les suele gustar lo que ven, en cuanto a noticia sensacionalista se refiere, en un primer momento capta su atención, pero buscan información confiable y no tergiversada. Así que la pregunta es ¿Cuál será el punto de quiebre por el que empiecen a exigir un periodismo serio? ¿Se llegará a ese momento?
El lado positivo de este caso es que el periodismo esta ante un cambio importante influenciado por las redes sociales. Según un proyecto de investigación realizado por Jonah Berger, psicólogo social de la Universidad de Pennsylvania “las noticias buenas llegan más lejos y en menos tiempo que las negativas”. Las personas que comparten buenas noticas buscan generar una emoción positiva al destinatario, hay una necesidad por dar a conocer información interesante y divertida con los demás. Esto se ve plasmado en Tik Tok, Instagram o Twitter, por poner ejemplos, en los que se trata de dar visibilidad a este tipo de noticias para concienciar al publico de que no todo es malo e invitando a las personas de seguir apoyando y compartiendo el contenido.
El público tiene un gran papel, aunque no lo crea, en la toma de decisiones de cualquier medio para elegir la manera en la que tiene que compartir las noticias. Sobre ellos recae la importancia sobre como quieren conocer dicha información. Las emociones importan sí, pero hay que saber y controlar hasta que punto hay que dejarse influenciar por ellas.