JUAN FERRERUELA GARCÍA | Fotografía: Pixabay
La música es una parte esencial de la cultura e historia de cada país. Es un lenguaje universal que todos disfrutamos, incluso cuando está en otro idioma y no sabemos lo que dice. Pero no solo es forma de entretenimiento, sino que forma parte esencial de la construcción de la personalidad.
Antes, la música sólo era posible escucharla en las fiestas, conciertos públicos y privados, iglesias, etcétera, pero todo cambió a partir de que la tecnología avanzó cada vez más, hasta tener la música en nuestros propios móviles.
La música no solo sirve como medio de consumo, sino que cumple una importante función en la formación de la personalidad, sobre todo durante la adolescencia. Los adolescentes consiguen gracias a la música satisfacer necesidades personales, identificarse más con un determinado género musical, sentir que pertenecen a un determinado grupo, y hasta pueden verse motivados a crear un grupo ideológico, estético o cultural.
De esta manera, fortalecen aún más su personalidad con el consumo diario de música. También puede ser una gran aliada en las relaciones sociales, a través de actividades que requieran de su uso, y lo que contribuye a la unión. Muchas personas utilizan la música para inspirarse cuando están escribiendo o creando historias. Además, a la hora de estudiar, hay quienes utilizan la música para concentrarse más, concretamente la música lofi.
Diversos estudios han observado que el consumo diario de la música en los adolescentes, además de reforzar la personalidad, también puede ayudar a mejorar sus estados de ánimo. De hecho, se ha comprobado que la música Soul cumple una importante función de protección contra la depresión, si su escucha es diaria.
Hay un modo de medir la personalidad que se ha usado para estudiar la relación de la personalidad con la música, el modelo Big Five. Se basa en medir cinco dimensiones estables de la personalidad:

- Neuroticismo (N): experimentar fuertes emociones como ansiedad o inestabilidad emocional.
- Extraversión (E): ser sociable, activo y buscar estímulos y compañía.
- Apertura/Obertura a la experiencia (O): curiosidad por la creatividad y querer hacer cosas nuevas, complejas.
- Cooperación (A): tendencia a tener empatía, cordialidad y querer confiar y colaborar con los demás.
- Responsabilidad (C): ser organizado y constante para alcanzar las metas.










