ANDREA CUEVA DEL RÍO | Fotografía: Pixabay |
Los Juegos Olímpicos de invierno han provocado el aplauso unánime a Queralt Castellet, que se ha hecho con la plata, como ya sucediera en el campeonato del mundo de 2015. La sabadellense de 32 años, es una deportista española que compite en snowboard, especialista en la prueba de halfpipe, – una estructura en forma de U usada, generalmente, en la práctica de deportes extremos, como el skateboard, el patinaje, el snowboard, BMX u otros tipos de bicicletas- .
La rider catalana ha participado en cinco Juegos Olímpicos de Invierno en la prueba de halfpipe, entre los años 2006 y 2022, obteniendo una medalla de plata en Pekín 2022, el séptimo lugar en Pyeongchang 2018, el 11.º en Sochi 2014, el 12.º en Vancouver 2010 y el 26.º en Turín 2006.
Ganó dos medallas en el Campeonato Mundial de Snowboard, plata en 2015 y bronce en 2021. Adicionalmente, consiguió tres medallas en los X Games de Invierno, una de oro y dos de plata.
Levantarse, caerse y volverse a levantar: la clave del éxito.
Desde que era muy joven, Queralt mostró numerosas habilidades por los deportes de nieve, y pronto descubrió que tenía mucho talento y un gran mundo que descubrir.
Con tan solo 16 años participó en sus primeros Juegos Olímpicos, en Turín 2006. Pero, dos años después, cambiaría su vida para siempre al conocer a Ben Jolly, de origen neozelandés el que fue primero en su entrenador y, con el paso del tiempo en su pareja.
Juntos conseguían todo, se complementaban perfectamente, Ben sabía sacar su máximo rendimiento, en cada entrenamiento y competición, se había convertido en su mentor y sobre todo en un ejemplo para seguir creciendo como deportista.
Junto a él, su progresión fue en aumento. Con varios podios en la Copa del Mundo, su gran éxito llegó con la plata en el Mundial de Kreischberg de 2015 y, entonces, todo se rompió, la vida de Queralt Castellet dio un gran revés cuando el joven de 29 años, se suicidó en su casa, un año después de que le diagnosticaran un tumor cerebral.
‘Me llaman. Que Ben se ha quitado la vida. Y ahí se para todo, el ‘snowboarding’ incluido. En ese momento, no entiendo qué está pasando’, así lo cuenta en el documental de Red Bull.
Tras duros momentos, y meses alejada de las tablas y del deporte que tanto amaba, Queralt decidió volver con un único objetivo, era hora de luchar para buscar el éxito y honrar a Ben. Entrenó como nunca, horas y horas, compitiendo hasta el final y dándolo todo cada vez, y por fin su sueño se cumplió, ganando la plata Olímpica tan ansiada por ella y todo su equipo.
‘Ojalá pronto pueda mirar al cielo desde lo más alto de un podio y dedicarle mis éxitos. Porque siempre sabré que serán también suyos’, había escrito Queralt en 2015 tras la muerte de Ben.
‘Se convirtió en mi pareja y en mi entrenador al mismo tiempo. Él me convenció para pasar medio año en Nueva Zelanda y el otro medio en Estados Unidos para entrenar en los ‘pipes’ adecuados para mejorar mi técnica. Él mejoró mis movimientos, me hizo crecer en el ranking y me consoló cuando, pese que siempre estuve cerca, nunca (hasta ahora) pude obtener el premio de una medalla olímpica’, escribió tras el fallecimiento.
‘Todos tenemos nuestras luchas. Personalmente me ha tocado esta dura lucha de la que he aprendido y estoy aprendiendo mucho. Por ese motivo, creo que tengo algo muy valioso que todo lo me ha dejado Ben, tanto a nivel de snowboard profesionalmente o como persona, por todo lo que tengo de él y lo que me ha dejado en la memoria y me siento muy afortunada, pero hay que seguir luchando’, afirmó en una entrevista de los Juegos de Pyeongchang-2018.
A base de trabajo y sacrificios, se ha convertido en toda una referente y leyenda en el deporte nacional con su lema: ‘nada bueno llega fácil’, luchar por tus sueños y superar los obstáculos que la vida te plantea.