JAVIER PÉREZ FRAILE | Fotografía: Pixabay

La industria del cine parece acostumbrada y adicta a lo familiar. Según un reportaje de El País, Hollywood mantiene actualmente más de 110 franquicias activas, un dato que muestra cómo los estudios priorizan las marcas ya conocidas y exitosas antes que las historias nuevas. Esta estrategia garantiza beneficios inmediatos, ya que gran parte de la audiencia es muy fiel a lo ya conocido, pero limita el espacio para la creatividad y la experimentación que podrían revitalizar el cine.

La franquicia gana terreno sobre lo nuevo

Cuando un estudio se ve en la situación de tener que escoger entre la apuesta por una película original o por la continuación de una franquicia ya existente, normalmente se decanta por la segunda opción. Las secuelas y reebots, por lo general, reducen el riesgo económico y garantizan espectadores fieles.

Esta lógica empresarial has provocado demasiada homogeneidad y aburrimiento en las carteleras mundiales. La aparición de guiones inéditos o proyectos independientes es actualmente complicada, ya que no tienen el apoyo suficiente ni de estudios ni de audiencias.

El resultado de toda esta ecuación es una oferta menos diversa, en la que predominan historias que priorizan la familiaridad por encima de la innovación. Mientras tanto, los creadores con propuestas originales y novedosas enfrentan mayores obstáculos para conseguir un hueco en una industria dominada por universos ya consolidados.

El caso Disney: éxito comercial con límites creativos

Disney es uno de los ejemplos más claros en los que esta estrategia es aplicada. El estudio ha transformado desde hace tiempo sus clásicos animados más conocidos en una cadena de remakes en acción real que triunfa en taquilla. Uno de sus casos más destacados es The Jungle Book (2016), que alcanzó una recaudación de 966,6 millones de dólares, según la web Box Office Mojo. Su estreno fue especialmente potente: en su primer fin de semana en las carteleras de Estados Unidos obtuvo un total de 103,6 millones de dólares.

Aun así, el éxito económico no siempre implica innovación artística. Muchos de estos remakes han sido duramente criticados por depender del factor nostálgico y por repetir tramas ya conocidas, sin aportar nada nuevo. Esto afecta directamente a la imagen de Disney, ya que da la sensación de que la compañía antepone por encima de la creatividad los beneficios económicos.

El público también empieza a cansarse

Aunque los estudios defienden que estos productos responden a lo que el público demanda, diversos análisis indican que la audiencia está un poco saturada. El mismo reportaje de El País señala que la explotación constante de franquicias está generando un gran desgaste entre los espectadores jóvenes. El sector juvenil de la población demanda propuestas más originales y novedosas.

Además, la crítica especializada coincide en que muchos remakes no aportan nada relevante respecto a sus versiones originales. Esto alimenta el debate sobre si estas producciones son realmente necesarias o simplemente responden a una lógica industrial y capitalista que solo está interesada en los beneficios.

Recuperar la creatividad: la clave para un cine con futuro

Los remakes y las secuelas pueden ser valiosos cuando reinterpretan historias desde nuevas perspectivas y puntos de vista, pero se convierten en una mala costumbre cuando monopolizan la industria cinematográfica e impiden que propuestas originales y novedosas florezcan. Si Hollywood continúa con esta priorización de lo seguro sobre lo creativo, corre el riesgo de estancarse.

Para recuperar el interés, el cine necesita apoyar voces nuevas, financiar guiones inéditos y permitir que la creatividad vuelva a ser su seña principal. Solo así podrá ser aún un espacio de descubrimiento y diversión.