NOELIA LÓPEZ GÓMEZ | Fotografía: Silencio Rural
Entre los campos castellanos se esconden carreteras con señales de abandono. Son desvíos de la vía principal, que señalan hacia nombres de municipios desconocidos para cualquier conductor promedio. Un día, cuatro estudiantes de la Universidad de Valladolid, quisieron dar una oportunidad a estos caminos inhóspitos por los que hace años que no pasan demasiados coches. Por el camino descubrieron pueblos que cuentan historias hacia un público que no les mira. Por ello, crearon Silencio Rural y les proporcionaron el empujón para que la gente sepa que siguiendo esas carreteras se esconden vidas muy distintas a las de la ciudad, pero merecedoras de ser escuchadas.
Pregunta: ¿Cómo surgió el proyecto y cuáles fueron vuestras motivaciones?
Respuesta: Lo empezamos para una asignatura de la carrera: Ciberperiodismo. Teníamos que hacer un reportaje cibermedia en el que se nos dejó libertad en cuanto al tema. Pensamos en cuando estábamos con el coche y veíamos desvíos hacia municipios de nuestra provincia que desconocíamos. Indagando acerca de ello nos encontramos con la despoblación y así comenzó.
Nos gustó mucho el tema y hoy en día hemos querido seguir adelante con ello y no dejarlo como un proyecto de clase. Ahora tratamos la despoblación en todos los lugares que podemos, damos voz a cualquier aspecto del mundo rural y enseñamos enclaves turísticos que merezca la pena visitar. Todo ello a través de contenido en redes sociales.
P: ¿Cuál es vuestro propósito a largo plazo?
R: Continuar con el proyecto y seguir haciéndolo durante nuestros años de carrera. Empezamos en Valladolid y ahora estamos en Castilla y León. Queremos también extenderlo a nivel nacional y profesionalizarlo. Nos gustaría mejorar la calidad o las rutas. No nos queremos poner límites. Si de aquí a un tiempo podemos hacer una revista o algo a mayores sería positivo. Pero al ser estudiantes lo hacemos todo de manera altruista y con los pocos medios que tenemos intentamos pegar ese salto de calidad que quizás nos falta.
P: ¿Qué redes sociales manejáis?
R: TikTok, Instagram y YouTube. Los últimos vídeos de Instagram se nos han viralizado bastante. Tenemos un poco más apartado el canal de YouTube y lo utilizamos cuando tenemos contenido más extenso de interés. Pero nos centramos más en TikTok e Instagram por el tipo de formato y la cantidad de audiencia a la que se llega.
P: ¿Cuál es vuestro criterio para seleccionar los pueblos que visitáis?
R: Normalmente buscamos algún punto de interés a través de Internet. Luego vamos haciendo una ruta hacia ese destino. Si, por ejemplo, vamos a un pueblo al lado de Peñafiel vamos viendo otros sitios que queden de camino y paramos. También intentamos previamente contactar con alcaldes y vecinos.
P: ¿Cuál es la reacción de la gente de los pueblos cuando os ven llegar?
R: Teniendo en cuenta que la mayoría de la población es envejecida, lo primero es curiosidad o desconfianza. Ven a gente joven y al principio siempre nos preguntan qué hacemos. Pero cuando les explicamos nuestro proyecto se abren un poco más. Incluso hay gente que nos deja entrar en sus casas y nos explican la historia del pueblo o de sus vidas.
P: Uno de vuestros temas principales es la despoblación. Relacionado con esto, ¿de qué se suele quejar más la población rural?
R: Hay mucha gente que se queja de la escasez de servicios: de que tienen que llevar una vida muy planificada para comer el fin de semana, por ejemplo. No tienen a disposición del día a día un supermercado o un bar. Pero también hay gente que dice que está contenta con la Diputación. Están felices alejados del ruido de la ciudad, viviendo una vida tranquila y no necesitan nada más. Depende del municipio. Aunque, en general, hay mucho pesimismo de cara al futuro de estas localidades. Los vecinos de los pueblos no confían en que se pueda revertir la situación. Es una situación bastante triste.
P: ¿Cuántos habitantes suelen tener los pueblos que visitáis?
R: Entre 0 y 50 habitantes normalmente. Por ejemplo, el último en el que hemos estado es Fuentes de Masueco, en Salamanca. Actualmente no llegará a los 30 habitantes censados. Solemos buscar municipios con un índice de despoblación alto.
P: ¿Habéis visto gente joven en los pueblos?
R: Generalmente es población envejecida. Un mínimo de 50 años normalmente. Hay casos como en San Pelayo. La alcaldesa tiene dos hijos que son los únicos niños del municipio. En Fuentes de Masueco también hablamos con un chico de unos 30 años que era taxista en Bilbao y que decidió cambiar de rumbo y se fue a vivir allí con sus perros. Desde entonces dice que su vida es mucho más tranquila, lejos de la contaminación y del ruido de la ciudad y que está muy contento.
P: ¿Habéis notado algún impacto positivo en los pueblos con vuestro proyecto?
R: Siempre nos agradecen el trabajo y por redes sociales el feedback es muy positivo. Nos dicen que les gusta mucho lo que hacemos y que es muy bonito. Se sorprenden de que siendo jóvenes tratamos este tema. También nos hace ilusión que mucha gente nos escriba por redes sociales invitándonos a su pueblo. Creo que a la gente le está empezando a interesar y eso es algo que nos motiva y nos hace continuar.
P: Entre tanta gente y sitios que habréis conocido en el entorno rural, ¿tenéis alguna anécdota para contar?
R: En Las Uces, un pueblo de Salamanca, se nos quedó sin batería el coche y se nos hizo de noche. Era muy difícil encontrar a gente por la calle, ya que eran las 10 de la noche y encima en un pueblo despoblado. Yago y Rubén tuvieron que ir llamando casa por casa para ver si había alguien que tuviera unas piezas para recargar la batería del coche. Andrés y Diego se quedaron dando vueltas por el pueblo para ver si encontraban algún lugar con cobertura, ya que en estos pueblos por la escasez de servicios muchas veces no hay. Estuvimos hasta las 12 de la noche con el coche sin poder arrancar hasta que vinieron unos vecinos muy amables que nos recargaron la batería.