ALICIA HERGUEDAS NIÑO  |  Fotografía: Netflix  |

Las redes sociales han cambiado las relaciones personales y lo que cada uno quiere mostrar de uno mismo. De hecho, se han convertido en una parte casi esencial del día a día de cualquier persona. Redes sociales como Twitter o Instagram pueden ser un gran lugar para conocer gente nueva, pero, como las monedas, tienen dos caras. No todas las personas online son realmente quien dicen ser. Este es el tema principal del nuevo reality de Netflix: The Circle.

Los concursantes deben crear su perfil en la red social del programa, pero no tienen por qué ser ellos mismos, se les da la opción de crear un perfil falso. Creen el tipo de perfil que creen deben ser convincentes para poder llegar a la final y conseguir el gran premio. Todos viven juntos en un bloque de apartamentos, pero realmente no se pueden ver los unos a los otros porque de esa manera se descubriría muy rápido quién miente y quién no.

Edificio en el que se graba el programa.

La forma de comunicarse con los demás es muy fácil: las redes sociales. La red social del programa funciona como una mezcla de Twitter e Instagram. Los concursantes crean su perfil con su nombre, edad, estado civil y una pequeña descripción de ellos mismos; aquí es donde pueden añadir sus fotos. El programa también les deja actualizar su feed y ver el de los demás, como si estuviesen twitteando, pero para conocer mejor al resto pueden empezar chats grupales o individuales.

Es un programa de alianzas y estrategias, deben llevarse bien con el resto a la vez que son ello mismos si quieres llegar a la final. Pero no todo es bonito. Uno de los juegos del programa son las puntuaciones, ya que los concursantes deben poner en primer lugar a quien les guste más y en último a quien menos. Aquellos que consigan estar en el top 2 se convertirán en influencers y el resto estará en ‘la zona de peligro’. Los influencers deben decidir a quién bloquear, es decir, expulsar del concurso o a quien salvar hasta que solo quede una persona. Los últimos cinco concursantes votarán entre ellos al ganador.

Antonio (The Circle USA), uno de los primeros en ser influencer

Decidan ser ellos mismos o no, les puede ir muy bien o muy mal. Sammie (The Circle USA) o Marina (The Circle Brasil) son grandes ejemplos de que siendo uno mismo se puede llegar muy lejos  en el concurso. Por otro lado también hay concursantes que han sido muy buenos jugadores y han llegado a la final con un perfil falso como Rebeka o Seaburn (The Circle USA).

Sammie (The Circle USA)

Las redes sociales les ofrecen cierto anonimato que les permite transformarse en algo que no son y vivir una vida que no tienen. En The Circle, aquellas personas que deciden crear un perfil falso tienen que crear también toda una vida, experiencias, ideas, opiniones, etc. Lo más difícil de todo es mantener la fachada y que el resto de concursantes no le descubran.

Todo lo que pasa en este programa no es más que un reflejo de la realidad. Las redes sociales funcionan exactamente de la misma manera. Normalmente la mayoría de personas deciden mostrarse tal y como son porque es mucho mejor ser uno mismo que fingir ser alguien quien no se es realmente. Aunque sería ideal que todo el mundo hiciese esto, hay usuarios que piensan que es mejor esconderse tras un perfil falso o, incluso, hacerse pasar por otro persona. Al fin y al cabo en las redes sociales se puede, literalmente, ser lo que uno quiera ser.