HELENA MASEDO GARZÓN  |  Fotografía: Pixabay

El kárate es una de las artes marciales más reconocidas y practicadas en todo el mundo, con una trayectoria que tiene sus inicios en Okinawa, Japón. Esta disciplina, que combina tácticas de autodefensa con un enfoque filosófico y tradicional, adquirió una mayor visibilidad cuando la Asamblea de la Okinawa Karate Mundial (OGW) proclamó el 25 de octubre como el Día Mundial del Kárate. Esta fecha busca no solo conmemorar su historia, sino también promover su difusión y valores a nivel internacional.

Aunque el kárate se conoce como una de las artes marciales japonesas más populares, sus raíces son chinas. Su primera aparición reconocida se remonta al siglo XVII, cuando se empleó por primera vez como una forma de defensa adaptada a las necesidades locales, que fusionaba diferentes estilos de lucha. Con la llegada del kárate a la región nipona a principios del siglo XX, se adquirió una perspectiva más competitiva, por lo que comenzó a perfeccionarse a través de la combinación de técnicas de diversas disciplinas.

Entre 1950 y 1960, el kárate se consolidó como un deporte, estableciendo un régimen de reglamento estricto y categorías competitivas que permitieron a los practicantes estructurar el entorno deportivo. A partir de 1970, logró su internalización y regularización hasta su reconocimiento olímpico en los Juegos de Tokio 2020.

En la actualidad, son más de 150 países los que practican esta disciplina, visibilizando su atractivo e impacto sociocultural. Los eventos tradicionales de exhibición, así como los torneos internacionales, son claves para su difusión internacional. Aún así, es el Día Mundial del Kárate el que mayor visibilidad ofrece a las diferentes escuelas de todo el mundo para promocionar su trayectoria deportiva, su filosofía y sus valores.

SIGNIFICADO Y ENSEÑANZAS DEL KÁRATE

La palabra «kárate» proviene del japonés y se traduce como «mano vacía» (kara = vacío, te = mano). Así, enfatiza la idea de la lucha mediante el empleo de la fuerza y las habilidades fisiológicas como único recurso.

Si bien el kárate es mundialmente conocido por sus técnicas de golpeo, su esencia reside en un estilo de vida que promueve la disciplina, el autocontrol y la integridad. Su tratamiento filosófico enseña también a convivir en grupo, fomentando la comunicación y la resolución pacífica de conflictos, que en el territorio japonés se aplica también al entorno cotidiano.

Para los practicantes, también denominados karatecas, el objetivo se encuentra en lograr el equilibrio entre la habilidad física y la mentalidad estratégica, desarrollar la capacidad de concentración y fomentar el respeto y la educación deportiva.

El kárate, más allá de ser una simple técnica de combate, representa una vía espiritual hacia el desarrollo integral y competitivo. Por ello, celebrar el Día Mundial del Kárate es una oportunidad para reflexionar sobre los valores culturales del deporte y reforzar el compromiso de los practicantes en todo el mundo.