Alba Calle Pérez | Fotografía: Pixabay
En los últimos años, las redes sociales se han llenado de retos virales. Algunos son divertidos o solidarios, como los bailes de TikTok o los desafíos para donar dinero, pero otros pueden ser realmente peligrosos. Todo empieza con algo aparentemente inofensivo, pero el deseo de conseguir vistas, likes o seguidores puede llevar a situaciones extremas e incluso trágicas.
Modas, un peligro
Uno de los casos más recientes ha sido el “One Chip Challenge”, que consistía en comer una tortilla con un picante tan fuerte que muchos terminaban hospitalizados. En 2024, un adolescente en Estados Unidos murió tras intentarlo. Otro ejemplo fue el “Milk Crate Challenge”, donde la gente intentaba subir y bajar una torre de cajas de leche sin caerse… cosa que casi nadie lograba. Muchos acabaron con fracturas o lesiones serias.
Y aún más grave fue el “Blackout Challenge”, que animaba a las personas, especialmente niños, a grabarse aguantando la respiración hasta desmayarse. Este reto causó varias muertes en distintos países.

También hay retos que implican el uso de sustancias tóxicas, como el “Dusting Challenge”, en el que los usuarios inhalaban aire comprimido para “colocarse” frente a la cámara. El año pasado, una joven estadounidense perdió la vida por hacerlo.
Daño no solo físico
Pero no todo el peligro está en lo físico. En 2025 apareció el “Sunglasses Challenge” en TikTok, donde chicas mostraban su cintura comparándola con el tamaño de unas gafas de sol. Aunque suene absurdo, este tipo de tendencias refuerzan estándares de belleza poco realistas y pueden provocar problemas de autoestima o trastornos alimenticios.

Detrás de todos estos casos hay algo en común: la búsqueda de validación digital. Queremos sentirnos parte de una tendencia, recibir atención y ser “virales”. Las redes sociales hacen que todo parezca un juego, pero muchas veces no vemos los riesgos hasta que ya es tarde. Además, los algoritmos premian lo que más se comparte, y eso hace que los retos extremos se difundan más rápido que nunca.
La clave es educar y prevenir para evitar riesgos
Por eso, es importante pensar antes de participar. No todo lo que se ve en Internet es seguro, y a veces vale la pena preguntarse: “¿De verdad quiero arriesgarme por unos segundos de fama?”. Las plataformas, los centros educativos y las familias también tienen que involucrarse para educar y prevenir.
Los retos virales pueden parecer una forma divertida de conectar con otros, pero cuando el prestigio digital se vuelve más importante que la seguridad, el resultado puede ser devastador. En tiempos donde todo se graba y se comparte, lo más valiente es saber decir “no”.









