YOLANDA FERNÁNDEZ BLANCO | Imágenes: Pixabay |
Alba Ferreruela es una estudiante de Educación Social en Valladolid. Una carrera que decidió estudiar al ver cómo la orientadora del instituto en el que estudió segundo de bachillerato trabajaba con los niños gitanos. Además, cuenta que ha vivido situaciones discriminatorias por ser gitana, tales como que el guardia de seguridad de una tienda la vigile al entrar o comentarios hirientes sobre los gitanos que no se corresponden con la realidad.
La Comunidad Gitana habita en España desde el siglo XV. En la actualidad, representa cerca del 2% de la población española, constituyendo la minoría étnica más importante del país. Sin embargo, diferentes encuestas demuestran que se trata del grupo más rechazado por la sociedad.
Ferreruela quiere dedicarse a trabajar principalmente en la educación con el objetivo de alcanzar la igualdad a la vez que la inclusión social. De hecho, está realizando las prácticas en un colegio donde estudian muchos niños gitanos. Y afirma que cambiar la imagen negativa preconcebida sobre los ciudadanos romaníes y conseguir que tengan los mismos derechos que los demás es la responsabilidad de todos.
Alba Ferreruela explica el contexto en el que vive la población española de etnia gitana; la importancia de los medios de comunicación a la hora de promover la igualdad; y desmiente y aclara ideas estereotipadas que tiene la sociedad sobre este grupo social.
P: ¿Cómo es la situación actual de la Comunidad Gitana en España?
R: Aún no estamos integrados del todo. Hay bastante discriminación social hacia la comunidad gitana, a pesar de las grandes mejoras de los últimos años.
Hace unos años casi el 80% eran analfabetos, frente al porcentaje mínimo que existe en la actualidad. En ese aspecto se ha mejorado mucho, pero aún tenemos recorrido por delante. Todavía somos pocos los gitanos que llegamos a estudiar en la universidad. Lo que unos han conseguido en 20 años, nosotros lo conseguimos en 50.
Una de las dificultades para integrarse es que ven a la sociedad como un enemigo por el daño que ha sufrido durante tantos años esta comunidad. La situación va cambiando, aunque sea un cambio lento. Ahora muchos gitanos se esfuerzan en sus estudios: en el colegio, grados medios, grados universitarios, etc. Pero, no se dan cuenta de que podrían optar a trabajos que les ofrezca una mayor estabilidad a través de la educación.
P: ¿A qué se debe la discriminación social hacia los romaníes en la actualidad?
R: Por los estereotipos, los prejuicios y el desconocimiento que se tiene de ellos. Solo se conoce lo que se ve en la televisión o en los medios, pero en realidad no es así. Cada familia es diferente, cada gitano es diferente. Al igual que los chinos, los árabes, Cada uno es como es, no se puede generalizar a un grupo por los actos de unas pocas personas.
P: ¿Qué aspecto de la sociedad es más importante cambiar para erradicar la discriminación racial y, en especial, hacia la comunidad gitana?
R: En la sociedad hay mucho distanciamiento cultural, se teme conocer otras culturas por la imagen preconcebida y estereotipada que se tiene de ellas. Y una manera de conocerlas es mediante la educación. Se podría incorporar una asignatura o unos talleres en los que personas de diversas culturas hablen de su modo de vida, ideología, valores, etc. Eso ayudaría mucho a abrir los ojos a la sociedad y se podría ver a través de una realidad que hay otras muchas realidades.
P: ¿Cuáles son los primeros pasos que deberían dar los ciudadanos para acabar con la discriminación hacia este grupo cultural y étnico?
R: Lo que los ciudadanos necesitan es abrir la mente para entender que el mundo actual está repleto de personas diferentes, con diversas formas de entender y ver la vida. Hay que aprender a convivir y no encasillar a una persona por lo que haga el de al lado.
P: Los medios de comunicación difunden muchas veces una imagen negativa de los gitanos con titulares como ‘Disparos al aire en Nochevieja: la imagen de unos gitanos en Valladolid más propia del Bronx‘ y ‘Varios gitanos agreden a dos policías locales en Valladolid‘. ¿Debería haber una asignatura en la carrera de Periodismo sobre educación social para evitar esto?
R: En Periodismo y en todas las carreras, incluso desde la educación obligatoria. Debería haber una asignatura o talleres que enseñen cómo tratar a las personas y reforzar los valores sociales, la empatía, el respeto, la igualdad y la educación.
Ahora que estoy haciendo las prácticas en un colegio, me doy cuenta de que hace falta un educador social que trabaje estos aspectos, al menos, durante una hora a la semana. Los niños deben comprender desde pequeños que viven en un mundo con diversidad de personas, para aprender a respetar a los demás independientemente de su raza, grupo social, religión o ideología.
P: Como estudiante de Educación Social, ¿Qué pautas le podría dar a un periodista para redactar piezas inclusivas?
R: Detrás de cada noticia hay personas que se pueden ver afectadas. Creo que lo más importante es tener una conciencia social y empatizar con las personas o la comunidad sobre la que está hablando, cuidar las palabras que se utilizan y pensar cómo va repercutir en el grupo social implicado. Además, no se debería incluir en las noticias la raza porque no se refiere solo a esa persona, se refiere a toda una comunidad. Si un medio publica cada delito que cometen unos vallisoletanos, se forma la idea de que todos los vallisoletanos son iguales que él. Pienso que cuando se incluye la raza en una noticia, se hace apropósito porque vende más.
P:¿Considera importante el papel de los medios de comunicación a la hora de acabar con las desigualdades?
R: Mucho. Hoy la mejor manera de llegar al mayor número de personas posible es mediante los medios de comunicación. Si los medios transmiten, ya no una buena imagen, sino la realidad de lo que está sucediendo ayudarían muchos a cambiar los prejuicios. En las cosas negativas incluyen la raza, potenciando la imagen estereotipada que se tiene de la misma. Por ejemplo, los programas de televisión muestran a los gitanos fiesteros, sin incluir a los que estudian en la universidad, aunque sean pocos. Porque eso no vende.
Que se potenciase lo bueno ayudaría. Aunque se diga que un gitano ha cometido un delito, a la vez se vería que el resto de los gitanos no tienen por qué ser igual. Sucede lo mismo con muchas razas. Por ejemplo, cuando un terrorista es musulmán, se tiende a generalizar que todos los árabes y musulmanes lo son, cuando no es así. Por uno hemos pagado todos.
P: Según la Fundación Secretariado Gitano, del alumnado gitano que comienza la ESO solo el 20% la finaliza. ¿Cuáles son los motivos?
R: La comunidad gitana se ha incorporado en la educación hace, prácticamente, cuarenta años, así que nos está costando más adaptarnos. Hace años, era muy raro que estudiasen, ya que la mayoría se dedicaba a trabajar.
A las mujeres y a los hombres se les educa desde pequeños para que contraigan matrimonio y formen una familia. La educación no es un valor reconocido como tal para ellos, las familias tienen miedo a lo desconocido. No se lo inculcan a sus hijos porque no es algo que ellos hayan necesitado al enfocarse más en trabajar para salir adelante. No se dan cuenta que los trabajos exigen una formación en la actualidad. Con los años, según vayan estudiando más, va a ir cambiando todo.
P: Algunas personas perciben a los gitanos como personas agresivas, ¿realmente tienen esta actitud?
R: No es justificable esa actitud y se debería cambiar, pero hay que entender de donde proviene: los gitanos son un grupo social que siempre ha estado perseguido, se han impuesto muchas leyes y sanciones contra ellos que prohibían su lenguaje, su forma de vestir, de trabajar, etc. Han sido la minoría, el grupo señalado, por así decirlo. Como respuesta, muchos tienden a protegerse de forma impulsiva. De todos modos, hay que dar una oportunidad para conocer la realidad.
P: Según la Fundación Secretariado Gitano, las mujeres gitanas sufren una discriminación múltiple. En primer lugar, por vivir en una sociedad patriarcal. En segundo, por pertenecer a una minoría étnica que recibe una mala valoración social. Y, en tercer lugar, por los valores de género de su cultura. ¿Qué opina desde su propia experiencia?
R: No sé si diría que de forma triple, pero es verdad que la mujer es discriminada doblemente por su sexo y su raza. A un chico le dan más libertad que a una chica, la controlan más cuando sale con sus amigas o cuando va a estudiar. Hay casos en los que ya no es así porque las cosas van cambiando, pero es verdad que, de primeras, cuesta más al ser mujer. También cabe decir que hay más mujeres estudiando que hombres. Creo que es porque, aunque lo vemos más difícil, nos esforzamos más.
Existen diversas asociaciones españolas que trabajan para acabar con el «antigitanismo», conseguir la igualdad y la inclusión social de los romaníes, así como conservar su cultura. Algunas son: Fundación Secretariado Gitano, Asociación Gitanas Feministas por la Igualdad y Unión Romaní.