ANDREA MARCILLA CARRANZA | Fotografía: Pixabay |
La censura o, según dice la RAE, “el hecho de corregir o reprobar algo o a alguien”, es una realidad en España, incluso en la actual época democrática. Durante la dictadura franquista, la censura era una condición necesaria para implantar e imponer las ideas del régimen. Con la llegada de la Constitución, este tipo de medidas fueron prohibidas con el fin de garantizar la libertad de expresión. Sin embargo, durante los últimos años se han producido una serie de declaraciones que poco se acercan a este objetivo.
El 11 de noviembre, Facundo Díaz, más conocido como Facu Díaz, exdirector del show “Late Motiv” se pronunció a través de su canal de Twitch acerca de la censura existente en Movistar +. Durante el directo, Díaz aseguró haber sido testigo de cómo los directivos de la empresa censuraban chistes que pudieran ofender a Vox. El streamer tachaba a la cadena de “servilismo a la extrema derecha” ya que “los únicos que levantan el teléfono para llamar a Movistar + a pedir que se borren cosas son los amigos de Vox”.
Tras estas declaraciones, varios compañeros se sumaron a la denuncia pública. Bob Pop, otro destacado colaborador para esta cadena, relató durante la gala de los Premios Onda que Movistar había decidido prescindir de él por resultarles “incómodo”. La última declaración ha salido de la mano de Javier Durán, subdirector de “Late Motiv” durante dos años. A través de su cuenta en Twitter, Durán “ratificaba en público las declaraciones de sus compañeros y mostraba su apoyo a quienes siguen sufriendo esta censura ultraderechista”.
Otros ejemplos de censura televisiva en España
Estos casos no son los únicos en España. En 2012, varios periodistas, entre los que encontramos a Toni Garrido, Juan Ramón Lucas o Ana Pastor, fueron despedidos de RTVE por el periodismo crítico que les caracterizaba. Tal y como indicaba Ana Pastor, su despido fue una “decisión política” que coincidió con el inicio de la legislatura de Mariano Rajoy. Pese a la importancia de la periodista en cuestión de audiencias, sus entrevistas y declaraciones durante aquella campaña electoral no dejaron indiferentes a los miembros del Partido Popular, que motivaron el cese profesional de Ana Pastor en la cadena pública.
La cobertura de guerra de la periodista Yolanda Álvarez tampoco gustó a los populares. Según explica la propia periodista, en 2015 los populares “pedían mi cese con los mismos argumentos insidiosos que la embajada israelí”. La periodista escogió la red social Twitter para anunciar su despido y criticar la situación. Días más tarde, Agustín Conde, diputado del PP, se pronunció vía Twitter: “TVE por fin cesa a su corresponsal en Jerusalén, que parecía una activista en Hamas en contra de Israel”.
Jesús Cintora, una de las caras más reconocidas de la televisión, también fue víctima del despido por censura. La empresa Mediaset decidió prescindir de la labor del periodista en “Las mañanas de Cuatro” en 2015. Según informaba el portal Bluper, la decisión estuvo motivadas por parte del Gobierno popular. Mediaset emitió un comunicado horas más tarde de que se produjera el despido en el que reconocían que el periodista “no encajaba con el pluralismo que precisan en ese tipo de programas”. Tras este comunicado, Cintora se limitó a guardar silencio. Sin embrago, un tweet con motivo de la Ley Mordaza llamó la atención en la red social por su presunta relación con su situación personal.
La censura televisiva no solo se impone por parte del Gobierno. En julio de este mismo año, el comité de empresa de Radio Televisión Madrid (RTVM) censuró el nombramiento de José Antonio Sánchez como administrador provisional. La entidad denuncia públicamente cómo J.A. Sánchez dejó «en ruina» a la corporación durante su etapa anterior como expresidente de RTVE. En un comunicado que ha emitido RTVM, los trabajadores aseguran que su incorporación «no augura nada bueno para los madrileños ni para su radio y televisión pública».
Cómo combatir la censura
Los ejemplos anteriores no son más que una mínima parte de los casos de censura que siguen imponiéndose en España por parte de los gobiernos y directivos de turno. Pese a la condición de sociedad democrática y libre, los poderes públicos siguen controlando el periodismo español y a aquellos que lo ejercen. La finalidad de estas acciones es poder controlar el cuarto poder y, en consecuencia, la opinión pública.
A día de hoy, todas las propuestas para poder erradicar la censura son en vano. La Transición española a la democracia se produjo hace ya más de 40 años. Los políticos españoles, sin embargo, continúan imponiendo sus ideas a los medios, públicos y privados. Los ciudadanos, por su parte, solo tienen una única opción: denunciar esta situación y así hacerse oír. Si los ciudadanos no se pronuncian sobre esta situación ¿quién conseguirá acabar con la censura política en pleno siglo XXI?