AINARA ÁLVAREZ GONZÁLEZ | Fotografía: Pixabay |

La guerra ha sido un tema recurrente en la historia del cine desde las primeras décadas del siglo XX hasta la actualidad. Las películas sobre conflictos armados tienen un poder innegable para moldear la percepción colectiva sobre la violencia, glorificar a los combatientes y las consecuencias de la guerra. Sin embargo, la forma en que se representan estos eventos en la pantalla está a menudo marcada por la idealización, el dramatismo y la distorsión de la realidad, lo que genera una visión ambigua del conflicto bélico.

El cine como propaganda

Las primeras películas sobre los conflictos armados se utilizaron como un medio de propaganda. En las Guerras Mundiales, la guerra se representaba de una forma más humana; a pesar de los horrores del conflicto, se exaltaba a los soldados como héroes, luchadores por la libertad y la justicia.

Un ejemplo es Sin novedad en el frente (1930), donde un profesor convence a sus alumnos de unirse al ejército durante la Primera Guerra Mundial, sirviendo como refuerzo moral, tanto para los soldados como para la población civil. Los mejores años de nuestras vidas (1946), relata el regreso de tres soldados a casa y su lucha para adaptarse a la vida después de la guerra, mostrando el sufrimiento humano del conflicto.

Los dirigentes usaron el cine para comunicar a los ejércitos y los civiles los objetivos de la guerra y las necesidades para alcanzar la victoria. En este contexto, el cine se convirtió en una herramienta para consolidar la identidad nacional y fortalecer el patriotismo.

Con el fin de la guerra, el cine bélico perdió fuerza y las visiones críticas de la guerra fueron censuradas. Por ejemplo, Paths Of Glory (1957) estuvo prohibida durante más de 20 años por su mensaje antimilitarista.  No obstante, películas como El día más largo (1962), que representaba el desembarco de Normandía, revivieron el género y le dieron una nueva vida.

La guerra como crítica social y política

A partir de los años 70, el enfoque del cine de guerra comenzó a cambiar, adoptando una postura más crítica y mostrando la locura que implicaba el conflicto, especialmente en el contexto de la Guerra de Vietnam. La representación del mundo bélico se volvió más realista, exponiendo la violencia y las experiencias traumáticas vividas por los soldados.

Películas como Platoon (1986) retratan a un joven universitario que se alista en la Guerra de Vietnam, descubriendo el infierno al que se enfrentan. Esta cinta también aborda temas políticos, como la intervención de Estados Unidos en el conflicto vietnamita.

La idealización de la guerra

La idealización de la guerra en el cine tiene profundas implicaciones sociales y psicológicas. Al presentar la guerra como una lucha entre el bien y el mal, y a los soldados como víctimas y héroes, se contribuye a una visión distorsionada del conflicto armado. Películas como Independence Day (1996), no logran capturar la realidad de la violencia, el sufrimiento ni las secuelas físicas y psicológicas de la guerra.

A lo largo de las décadas, el cine bélico ha oscilado entre estos dos enfoques: la glorificación de los combatientes y la denuncia de los efectos devastadores de la guerra. Y, aunque largometrajes como Salvando al soldado Ryan (1998) o Hacksaw Ridge (2016)  intentan mostrar el coste humano de la guerra, la narración continúa destacando la valentía, el sacrificio y la lucha por un bien mayor.

La guerra en el cine contemporáneo

Hoy en día, la gran pantalla continúa explorando la guerra, pero con un enfoque más global y diverso. El cine bélico contemporáneo, como Dunkerque (2017) o 1917 (2019), usa  enfoques técnicos innovadores, como el plano secuencia, para sumergir al espectador en la intensidad del conflicto.

Además, se ha incrementado el interés por representar conflictos no convencionales, como la guerra cibernética, la guerra de drones y los conflictos en el Medio Oriente en películas como Eye in the Sky (2015) o American Sniper (2014).

El impacto en la sociedad

El cine no solo es una forma entretenimiento, sino también una herramienta que influye sobre la forma en que entendemos la guerra y los conflictos armados. Las representaciones cinematográficas pueden alterar la percepción pública sobre los militares y el conflicto bélico en general.  En lugar de mostrar la guerra como traumática, a menudo se presenta como una serie de batallas heroicas que deben librarse por una causa noble.

La distancia entre la realidad y la representación tiende a minimizar los costes humanos, emocionales y sociales. En lugar de fomentar una reflexión crítica sobre la guerra y sus efectos, se corre el riesgo de promover una cultura de violencia.