¿Cuál es el futuro de la verificación o «fact-checking»?

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MARCOS RAMALLO SEBASTIÁN  |  Fotografía: PIXABAY

El gran volumen de información falsa que viaja rápidamente por Internet fuerza a los medios a extremar la precaución a la hora de informar. Este problema se agrava por el mal uso de la tecnología, ya que a veces puede resultar difícil determinar si estamos ante una declaración real o ficticia. Un ejemplo de esto son los ya conocidos deepfakes (imágenes, audios o videos creados con la intención de imitar y hacerse pasar por algo real).

Como consecuencia del aumento de noticias falsas, la creación de organizaciones dedicadas a la verificación de la información se ha hecho cada vez más frecuente. Su propósito es evaluar el material que reciben o encuentran y desmentir los posibles bulos. Ya existen más de 300 plataformas de este tipo ubicadas en casi 80 países diferentes.

Verificadores de información en España

EFE Verifica, Maldita.es y Newtral son las tres únicas organizaciones en España que pertenecen a la ‘International Fact Checking Network’ (IFCN). Aunque hay algunas otras que no forman parte de esta asociación. Además, existe un pequeño número de organizaciones muy especializadas en sectores concretos, como el sanitario (Saludsinbulos).

Maldita.es originó en 2018 y afirma ser “una organización sin ánimo de lucro que recibe ingresos principalmente de crowdfunding, contratos regulares con Facebook y Google y colaboraciones con medios de comunicación”. Esta cuenta con divisiones en las que reparten las labores de verificación. Son 4, ‘Maldita Hemeroteca’, ‘Maldita Ciencia’, ‘Maldito Bulo’ y ‘Maldito Dato’.

Por su parte, los inicios de Newtral se remontan al programa de La Sexta “El Objetivo”. Este fue el primero en recibir la acreditación del IFCN, aunque luego cediera su puesto a la corporación. Newtral se dedica a lo que denominan “escuchar a escondidas”, recoger citas de cargos públicos y políticos en periódicos, entrevistas de radio/televisión, redes sociales y otros foros públicos. De todo esto, por razones periodísticas, únicamente se quedan con lo verdaderamente pertinente. Además, no tienen en cuenta los puntos de vista expresados en el discurso político. Tras esta búsqueda de información, analizan los datos, que contextualizan con la ayuda de expertos en la materia.

Además, para poder obtener información adicional o aclaraciones, se ponen en contacto a su vez con los departamentos de comunicación. Así mismo, antes de publicarse el contenido se somete a tres controles distintos, la revisión por pares, verificación por coordinadores y aprobación del redactor jefe. Si hay algún error en cualquiera de las partes de este proceso, se corrige enseguida.

Por otro lado, el método de comprobación utilizado por EFE Verifica es mucho más convencional, ya que este consiste en elegir declaraciones políticas cuya veracidad pueda ponerse en duda, a continuación comprobar los datos oficiales y ponerse en contacto con las fuentes oficiales.

Entonces, ¿tienen futuro estos verificadores?

Según ‘Combatir las noticias falsas. El perfil profesional del verificador de la información en España’ el perfil del verificador tiene mucho futuro en España. El estudio llevado a cabo por la revista Vivat Academia. Revista de Comunicación, señala que esta nueva generación de periodistas debe ser más conocedora de la tecnología. Esto se debe a la digitalización de la información, por lo que un buen profesional debe tener capacidad para manejar bases de datos y trabajar en equipos multidisciplinares. Prácticas que dan fe de la complejidad y diversidad de esta vocación. Además, subraya que, para facilitar el análisis de las declaraciones de personalidades políticas, el verificador debe tener un sólido conocimiento del funcionamiento de las administraciones públicas.

Por su parte, Cristina Tardáguila, fundadora de la Agencia Lupa en Brasil, también afirmó en una entrevista a Newtral que dicha práctica tiene un largo recorrido. Sin embargo, considera que, para hacer llegar al público las piezas que difunden desinformación, los verificadores deben implementar estrategias informativas atractivas que conecten con los usuarios, para adaptarse al mismo tiempo a los nuevos formatos y plataformas. Tardáguila subrayó la importancia de ir más allá y realizar reportajes de investigación sobre los individuos responsables de los esfuerzos de desinformación.

Para otros, el futuro de los verificadores pasa por la inteligencia artificial (IA), como es el caso de VerificaRTVE que, durante el año 2021, ofreció unas jornadas sobre la IA-desinformación. En estas sesiones se hablaban ya de herramientas diseñadas para ayudar a los profesionales de la comunicación en su lucha contra la desinformación. Algunas de estas utilidades son Assembler, un programa para detectar fotos y vídeos que han sido manipulados; Fakebox, una herramienta de análisis de texto y aprendizaje automático, o Chequeabot, un bot verificador, que analiza vídeos y extrae de ellos todas las afirmaciones verificables. Los inventores de Fakebox afirman que puede predecir con un 95% de precisión si el titular, el contenido y la URL de una noticia son legítimos o no.

Sea cual sea su salida, está claro que el camino de los verificadores no ha hecho más que empezar.