ÁLVARO PÉREZ FERNÁNDEZ | Fotografía: Pixabay
El periodismo es una actividad profesional, que, en términos generales, trata de recolectar información y hacerla llegar al público a través de diferentes medios. No obstante, dentro del sector existen varios tipos de especialidades. Una de ellas, es el periodismo de guerra, que consiste en el envío de corresponsales, por parte de los distintos medios, a las zonas conflictivas para cubrir e informar sobre la actualidad. Pero, no solo hay periodistas enviados por las empresas, más bien al contrario; muchos de ellos son freelance, es decir, trabajan de manera autónoma y después, venden sus piezas.
A pesar de todas las guerras existentes, este sector está en decadencia. Y es que, los medios de comunicación de todo el mundo han dejado de mandar a sus periodistas a esos lugares por el riesgo que conlleva. Es por ello, que optan por los freelance para realizar la cobertura. Tan solo The New York Times y algún medio más siguen con el envío de corresponsales para encargarse de cubrir la actualidad.
Sin embargo, para un freelance trabajar de corresponsal no es tarea fácil. Pues, en una situación de emergencia, carecen del respaldo de un medio. Así, fue el caso del fotoperiodista Ricard García Vilanova, quien fue arrestado durante un año por el ISIS en 2013 junto a otros profesionales; Javier Espinosa, corresponsal de `El Mundo´ y Marc Marginedas, de `El Periódico de Catalunya´.
Gracias a la traumática situación, Vilanova plasmó su experiencia en su libro `Fade to Black´, que le dio la oportunidad de ser entrevistado por Jordi Évole. En ella, el fotoperiodista explicó por un lado, la situación que vivían países como Siria, Libia o Irak y las causas del surgimiento del poder del ISIS en estas zonas; y, por otro, comentó cómo se realiza el periodismo de guerra.
A pesar de una buena recopilación de preguntas, las protagonistas fueron aquellas que iban dirigidas hacia las dificultades de su profesión. García Vilanova afirmaba que a parte de los riesgos por estar en pleno conflicto, se le suma la dificultad de financiación de los desplazamientos hasta la zona, lo que supone el gasto de la estancia, el viaje y el de la contratación de traductores, herramienta fundamental para realizar las piezas.
Para Vilanova, estas son sólo algunas de las razones por las que los medios evitan mandar a sus periodistas a las zonas en guerra. Y dice además, que la alternativa que utilizan muchas empresas de contratar a periodistas locales para que realicen las coberturas puede estar sujeta al subjetivismo, ya que algún periodista local puede ser activista y apoyar a uno u otro grupo, lo que podría ser evitable con un corresponsal que llega de otro país.