ÁLVARO SAMAHA GALLEGO | Fotografía: Sandra Soria |
Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos preguntado lo siguiente ¿Por qué febrero tiene tan solo 28 días? ¿Por qué cada 4 años se le añade un día más? Para entender la respuesta no tendremos que remontar a la época de los romanos.
No siempre ha existido un calendario definido. A lo largo de toda la historia se han ido modificando innumerables veces. Cada cultura tenía el suyo propio. En nuestro caso, no empezó a definirse uno más o menos fijo, hasta que los romanos lo hicieron en función de los ciclos lunares. Antes de esto, su calendario constaba de 10 meses, que iban de marzo a diciembre. Esto era así por que usaban el calendario a modo de guía para las cosechas. Su economía se basaba esencialmente en la agricultura.
Con el tiempo, se dieron cuenta que su calendario presentaba ciertos desfases, puesto que había 60 días que no pertenecían a ningún mes. Esto sucedía porque al llegar el invierno, al no haber mucho que hacer con las cosechas, no se fijaban en el calendario y lo tomaban como un tiempo de cierto descanso.
La llegada al poder del rey Numa Pompilius trajo consigo un nuevo calendario. Este respetaba los 12 ciclos lunares, lo cual hizo que el año pasara de tener 301 días a tener 355. También se añadieron al final del calendario los meses de enero y febrero, que nunca existieron hasta entonces. Sin embargo, los romanos eran muy supersticiosos y no querían que el año acabara en número impar. Sus creencias implicaban quitar un par de días a un mes, el cual fue febrero, quizá por tratarse del último mes del año.
Pese a este arreglo, el calendario seguía presentando desfases. Fueron arreglados por Julio César, quien alineo el calendario con el sol como hacían los egipcios. Esto desembocó en nuestro modelo actual, con 365 días y un mes con 48 horas menos.
Pero esta no fue la corrección final, pues todavía quedaban y quedan algunas variaciones por corregir. La última corrección fue la del calendario gregoriano. Se ajustó a las estaciones creando el sistema de año bisiesto, a fin de que los días y los meses sigan el paso de las estaciones. Como curiosidad, hay que destacar que el calendario gregoriano no ha conseguido regularse de forma completa. Este acumula un día de desfase cada 3.300 años.
Este calendario es respetado por la mayoría de las culturas, sin embargo, algunas aun poseen sus propios sistemas. Es el caso, por ejemplo, del calendario islámico y el chino. El islámico se basa en un sistema lunar que cuenta con 354 días y cada año varia unos 11 días respecto al gregoriano. Por último, el chino utiliza con propósitos oficiales el gregoriano, pero en la vida cotidiana se rigen por el calendario lunar tradicional. Sigue las fases de la luna e implementa todo un mes bisiesto, más o menos, cada tres años.