Son las nueve menos cuarto de un jueves veintinueve de noviembre. En los altos techos del Mueso de Patio Herreriano retumban los pasos de los asistentes a la Jornada de los derechos de las mujeres y su esencial vulnerabilidad en situaciones de pobreza. La mayoría son pasos de mujer, aunque algún que otro paso masculino se cuela entre tacón y tacón. Porque el derecho al desarrollo está vetado o restringido para muchos lugares del mundo y la igualdad entre hombres y mujeres también es uno de los derechos humanos más vulnerados con mayor frecuencia.
Son las nueve y después de la presentación de Javier G. Medina director del Observatorio de DDHH de la Universidad de Valladolid: «las distintas culturas han utilizado herramientas para llevar a cabo la dominación», comienza el turno de María Eugenia Rodríguez Palop, Directora de la Cátedra “Norberto Bobbio de Igualdad y no discriminación” del Instituto de DDHH Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III.
Con su repaso a la historia y una comparación entre la igualdad que han disfrutado y disfrutan los hombres y cómo las mujeres mediante movimientos como el feminismo han tenido que incurrir en este disfrute de la igualdad, María Eugenia explicaba que “la historia de las mujeres se ha contado siempre a espaldas de las mujeres”.
Pero no solo con su viaje al pasado expresó su preocupación por una desigualdad acusada entre hombres y mujeres. La situación actual con su infinitamente nombrada crisis económica, hace que la desigualdad aumente. María Eugenia Rodríguez: «la política de recortes que se está realizando afecta de forma directa a la vida de la mujer, por ejemplo la Ley de Dependencia»
El siguiente turno de palabra es para Geraldina García Gordillo. Geraldina es Fundadora del Instituto Hidalguense de la mujer, especialista en temas de género y responsable de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDECO) del Estado de Hidalgo (México).
La marginación y el sometimiento de las mujeres indígenas, los embarazos desde la edad temprana de 15 años. El espíritu de superación y el deseo de las madres de que sus hijas puedan estudiar, haciendo para ello un esfuerzo económico máximo.
Para asegurar que los asistentes a la conferencia conserven su atención intacta, tuvo lugar un descanso de media hora. En la cafetería esperaba un desayuno con café, té y pastas. Café de Comercio Justo.
La Jornada se reanuda con Montse Ortiz i Morán, experta en género y coordinadora actual del área de sensibilación de la Fundación Vicente Ferrer. La igualdad en la India aflora poco a poco como lo hacen sus mujeres. Chicas jóvenes que gracias a la ayuda de sus madres, aquellas que no tuvieron tanta suerte y tuvieron que vivir la vida impuesta primero por sus padres y después por sus maridos a los que ellas no eligieron, luchan para que sus hijas, gracias a la Fundación Vicente Ferrer, puedan estudiar y decidir cómo quieren que sea su propia vida.
Prácticas como el “sati” muestran la desigualdad que tienen que sufrir. Cuando una mujer queda viuda, aunque sea a la edad de 14 años, su vida ya no tiene sentido. Dependen de sus maridos y en algunos casos se ven obligadas a lanzarse “voluntariamente” a la hoguera en la que incineran a su cónyuge. Esto es el sati.
Como punto y final, Waldina Martínez Tello, misionera en Ruanda durante 35 años y perteneciente a la ONG UMOYA, aclaró al público asistente cómo las mujeres en África son una bendición para las familias y cómo los patriarcas, cuñados y maridos tienen derecho a mantener relaciones sexuales con cualquiera de las mujeres de su familia, se trate de su esposa o no.
«Tomemos las riendas de nuestra propia historia: El día en que sea posible para la mujer amar, no por debilidad sino por fortaleza, no escapar de sí misma sino encontrarse a sí misma, no humillarse sino reafirmarse. Ese día, el amor será para ella, como es para el hombre, una fuente de vida». (S. De Beauvoir)
Texto e imagen: Lucía G. Carretero (@LGCarretero)