Ainara Álvarez González | Fotografía: Pixabay |

La representación del colectivo LGTBIQ+ en el cine ha evolucionado desde sus inicios. Al principio, la mayoría de los personajes eran estereotipados, alejados de la realidad; hoy, se busca reflejar la realidad y la diversidad que existe en la sociedad.

Censura y el Código Hays (1919 – 1968)

La primera película en incluir personajes homosexuales fue Diferente a los demás (1919), que muestra la relación entre un violinista y un músico, y cómo su amor pone en riesgo sus carreras y reputación al ser descubiertos por un chantajista. Durante esta época, los directores comenzaron a explorar nuevas y más amplias narrativas sobre la sexualidad; debido a esto, en 1928 se pudo ver el primer beso entre dos hombres en la gran pantalla de la mano de William Wellman en Wings.

Sin embargo, en Hollywood, el Código Hays (1934 – 1968) prohibió las representaciones homosexuales explícitas, lo que llevó a que muchas historias LGTBIQ+ se insinuaran de manera velada. A menudo, los personajes queer eran retratados como villanos o mártires, cuyas vidas terminaban trágicamente. Las mujeres homosexuales, por otro lado, eran representadas como personas sin escrúpulos, capaces de lograr lo que quisieran a cualquier precio.

La Guerra Fría y la llegada de la segunda ola de Temor Rojo intensificó la homofobia, convirtiendo la homosexualidad en un tema negativo y peligroso.

Cambio cultural y representación positiva (1969 – 1980)

Con la desaparición del Código Hays, se instauró la Clasificación por edades de la asociación industrial Motion Picture Association (MPA). En 1969 se estrenó Cowboy de medianoche, primera película calificada como cine X, ganadora de un Óscar a la mejor película.

Los movimientos por los derechos civiles y la libertad de expresión en los años 70  influyeron en la representación LGTBIQ+ con títulos como La escalera (1969) o Los chicos de la banda (1970).

Durante los años 80, el colectivo pudo empezar a manifestarse contra la representación negativa de la homosexualidad. En estos años se estrenaron películas como Su otro amor (1982), donde un médico casado se enamora de un escritor, saliendo del armario y aceptándose a sí mismo.

Era de la visibilidad: Años 90 

Los 90 marcaron un cambio significativo. Philadelphia, que protagonizaba Tom Hanks, fue clave al presentar a un hombre gay fuera de los estereotipos marcados, dirigiéndose a una audiencia más amplia. En este marco también se estrenó Compañeros Inseparables, dando pie a conversaciones sobre el SIDA, rompiendo así con los estigmas que existían a su alrededor.

Se introdujeron personajes más representativos y tridimensionales, combinando géneros cómicos y dramáticos proporcionando un campo más amplio.

Una jaula de grillos (1996) se convirtió en la película LGTBIQ+ más taquillera de los EEUU, rompiendo clichés y mostrando diversos tipos de familias. Boy don´t cry, que narra el asesinato por odio de una persona transexual, fue una de las películas más importantes de la década.

Un nuevo comienzo: Años 2000

En el nuevo siglo, la representación del colectivo continuó evolucionando. Billy Elliot rompió con los estereotipos de género en el deporte, cuando su protagonista deja las clases de boxeo, a las que su padre le obliga a ir, para apuntarse a clases de ballet.

2005 se considera un año clave para el cine LGTBIQ+ gracias a películas como Brokeback Mountain, que aborda la opresión y la negación de la homosexualidad de manera seria y conmovedora.

Paris is Burning, aunque se estrenó en 1990, ganó relevancia a comienzos de los 2000 en festivales de cine. Refleja la cultura del ball, un concurso donde mujeres y hombres de todas las razas y géneros se travestían como respuesta al racismo y al clasismo existente en torno a las drags.

Diversidad y autenticidad en la narrativa: Década 2010

La década de 2010 no solo trajo una abundancia de películas homosexuales y bisexuales, sino que también destacó la transexualidad abordada de manera más amplia y compleja. Ejemplo de ellos son Pose (2018) o La Chica Danesa (2015).

Moonlight, estrenada en 2016 y ganadora del Óscar a mejor película, superó a La La Land, una de las favoritas. Esta obra no solo explora la identidad, la masculinidad y la sexualidad, sino que lo hace desde una perspectiva afroamericana, convirtiéndose en un hito en el cine contemporáneo.

Por su parte, Call Me by Your Name (2017) ha recibido elogios tanto del público como de la crítica por su tratamiento delicado y romántico de un amor homosexual en la adolescencia, abordando temas universales como la aceptación.

El impacto de las redes sociales y el streaming

Las plataformas de streaming han propiciado la aparición de nuevas narrativas y un aumento en la producción de contenido LGTBIQ+, especialmente en series. Títulos como Jóvenes altezas o Heartstopper han sido aclamados por su fiel representación de la realidad de los jóvenes del colectivo. De esta forma, han planteado temas como la identidad de género y la sexualidad de manera inclusiva.

También se han producido avances en la representación de personajes no binarios, como Cal en Sex Education, quien explora estas cuestiones en un contexto escolar. Esta inclusión ha contribuido a una representación más amplia de las personas no binarias, sobre todo en la adolescencia.

Además, el auge de las redes sociales y la creciente visibilidad de personas del colectivo en estas plataformas ha impulsado la demanda de representaciones auténticas tanto en películas como en series.