NOELIA LÓPEZ GÓMEZ  |  Fotografía: ASPAYM  |

Juan Regueras trabaja desde hace 10 años en la asociación de ASPAYM Castilla y León. Actualmente es técnico de juventud y responsable de voluntariado. En el Día Internacional de los Derechos Humanos, nos dedica algo de su tiempo para explicarnos por lo que ellos luchan como entidad.

Pregunta: Las personas con discapacidad no pueden disfrutar plenamente de sus derechos humanos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU o en las Constituciones de manera plena. ¿Cree que en los actos conmemorativos que se hacen al Día Internacional de los Derechos Humanos se tiene en cuenta este dato?

Respuesta: Creo que a día de hoy hemos avanzado bastante en cuanto a los derechos de las personas con discapacidad. El reflejo de ello es la cantidad de servicios y de predisposición de ayudar a las personas con discapacidad, a fomentar su empleabilidad en las empresas, a adaptar los puestos de trabajo, a crear entornos y ambientes inclusivos en las escuelas… Yo creo que se tienen en cuenta los derechos de las personas con discapacidad. Eso no quita que, como decimos en ASPAYM, esté todo hecho y que haya que relajarse. Es un trabajo que hay que seguir encaminando y peleando, para luchar por estos derechos.

P: ¿Cómo describiría las creencias y valores de ASPAYM?

R: Nuestra seña de identidad y nuestro valor siempre ha sido trabajar por y para las personas con discapacidad. Creamos servicios como el de fisioterapia o el centro de ICTIA. Por otro lado, trabajamos muchísimo el tema de educar en ese paradigma inclusivo que la sociedad debe tener interiorizado. Desde este punto, junto con los servicios que ofrecemos, tratamos de luchar y abanderar los derechos de las personas con discapacidad. Estas son las mejores formas que tenemos para defender sus derechos: ofreciéndoles servicios adecuados y adaptados a sus necesidades y educando a la sociedad en distintas campañas que hacemos por redes sociales, charlas a colegios. actividades a pie de calle…

P: La primera delegación que hubo en ASPAYM Castilla y León fue en Valladolid. ¿Por  qué se decidió hacer otra delegación en Castilla y León?

R: Aparte de las sedes de cada provincia, actualmente tenemos distintas delegaciones. También tenemos un servicio llamado FISIOMER, que consiste en acercar la fisioterapia al mundo rural. En este servicio, se tiene lo que hay en las provincias pero a pequeña escala: un pequeño centro de fisioterapia y otros servicios. Esto lo hay en localidades como Matapozuelos o Sahagún. A parte de esto, Valladolid es la sede central de Castilla y León. La mayor parte de los servicios están centralizados aquí. Además, tenemos el único centro residencial de toda España para personas con discapacidad. De hecho, alojamos a residentes que vienen de diferentes partes de España.

P: Tienen una plantilla bastante variada. ¿Con qué tipo de profesionales cuentan?

R: Tenemos una plantilla muy variada también porque tenemos un abanico muy amplio de servicios. Por el que más se nos reconoce es por el centro de fisioterapia, donde hay fisioterapeutas, auxiliares y cuidadores. Luego también tenemos servicios de inserción laboral, de administración, departamento de proyectos, de comunicación, informática, de juventud, etc.

P: En un primer momento se centraron en ayudar a las personas con lesión medular y luego ampliaron sus especialidades a otro tipo de discapacidades. ¿Cuál fue la razón por la que se puso el foco al principio en la lesión medular?

R: La semilla de ASPAYM surgió en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Las personas que había en ese hospital eran aquellas que tenían una lesión medular, ya sea por un accidente de tráfico o uno laboral. Ante esa necesidad de que la gente salía del hospital de Toledo y no sabían a dónde ir, pues su casa no estaba adaptada a sus necesidades y las residencias para personas mayores tampoco eran el sitio, nace ASPAYM.

Por eso trabajamos en la discapacidad física y más concretamente en la lesión medular. Pero no trabajamos ni la discapacidad visual, porque para eso ya están los compañeros de la ONCE, ni la intelectual, de la que se encarga Fundación Personas. Pero eso no quita que estas personas no puedan contar con algunos de nuestros servicios en algunas ocasiones. En nuestros campamentos de verano, por ejemplo, hay niños con discapacidad física y otro tipo de discapacidad añadida que vienen. Pero nuestros programas están enfocados a la discapacidad física.

P. Al empezar en Toledo su función social aún no era tan reconocida. ¿Cuándo diría que fue el momento en el que la sociedad se dio cuenta de que ASPAYM existía?

R: ASPAYM siempre ha hecho lo que nosotros llamamos “trabajo de calle”: de difundir, de acercar la discapacidad y de hacernos ver. Para ello trabajamos en muchos congresos y jornadas. Es verdad que hace unos 20 años empezó a sonar el nombre de ASPAYM porque empezamos a hacer más actividades y a ampliar el abanico de servicios. Antes solo teníamos el servicio de fisioterapia y tres o cuatro servicios más. Por ejemplo, antes no existía el departamento de juventud ni el de informática. ASPAYM era más conocido por el sector de la discapacidad entre amigos. Pero al abrir el abanico tenemos más vías de darnos a conocer. En el departamento de informática trabajamos con distintas empresas. Hemos hecho la página web de Auvasa, y aparte de esto podemos informar a las empresas con las que colaboramos de que pueden contratar a gente de ASPAYM.

P: Entonces, también se han dado a conocer por la colaboración de distintas actividades con su misión principal. ¿Qué entidades más reconocidas colaboran? ¿Cómo lo hacen?

R: Son muchísimas. Pero empezando por lo más alto está la Junta de Castilla y León, el Instituto de la Juventud de Castilla y León o el Consejo de la Juventud de Castilla y León. Luego, empresas como Quesos Entrepinares, Vinos Matarromera, AUVASA, el Hospital Clínico de Valladolid. Bajando un poco a lo más cercano nos ayudan entidades hermanas como Cruz Roja o los scouts. Lo que hacemos con ellos son actividades conjuntas o nos ayudan con proyectos.

P: Uno de los departamentos que tienen es el de voluntariado. ¿Qué se hace en él?

R: Hay dos líneas de voluntariado, aunque se trabaja conjuntamente. La línea para gente joven en la que se aplica a través del programa de voluntariado joven de la Junta de Castilla y León, que sería enfocado para los jóvenes de entre 18 y 30 años. Luego está la que es para mayores de 30 años que les apetece participar. Las actividades de voluntariado pueden ser reencuentros europeos, en los que se participa con otros países de Europa para hacer proyectos internacionales y, o bien nosotros vamos a otro país, o bien vienen ellos a España.

También hay actividades a nivel local de ocio y tiempo libre o de dar charlas de voluntariado. Luego, tenemos un campamento de verano con niños y niñas con y sin discapacidad. Ahora tenemos una proyecto de podcast para que se suelten y cojan confianza en ellos mismos. Esta última no es tarea fácil; muchas de las personas no se creen capaces de hacer este tipo de cosas y nosotros les ayudamos a que tengan más confianza en ellos mismos. Pero dejamos la puerta abierta a que cualquier voluntario venga a proponernos cosas.

P: ¿Por qué recomendaría la experiencia de hacer voluntariado aquí, en ASPAYM?

R: Recomiendo hacer voluntariado en cualquier tipo de entidad. Lo que diferencia ASPAYM para hacer voluntariado es que vas a conocer lo que es la inclusión y la discapacidad más de cerca. Básicamente nuestras actividades de voluntariado tienen ese componente inclusivo en el que te enseñamos cómo adaptar un juego, por ejemplo, a una persona que está en silla de ruedas.

Integrantes de ASPAYM Castilla y León realizando alguna de sus actividades / Fotografía: ASPAYM Castilla y León

P: Tienen distintas líneas de trabajo, entre ellas accesibilidad, rehabilitación o investigación. ¿Cuál es a la que más tiempo dedican?

R: Yo creo que todos echamos muchísimas horas, cada uno a su departamento. Pero tenemos claro que todos remamos a una. Esa es la clave. Somos pilares que sustentan el nombre de ASPAYM. Si uno de los pilares no dedica las mismas horas que otro, la mesa cojea. Somos un equipo.

P: También tienen distintos proyectos como Viernes Joven, en el que se crean ambientes de ocio entre los jóvenes el último viernes de cada mes, o el de Lifelong Dancing, en el que se trabaja con los adultos para mejorar distintas áreas de su vida a través del baile. ¿Cuál ha sido el que más éxito ha tenido en ASPAYM Castilla y León?

R: Cada uno tiene su cosa. Ahora estamos muy enfocados en hacer Esapes Rooms accesibles y están teniendo muchísimo éxito. También hemos tenido proyectos formativos con otros países de gamificación. Los proyectos europeos que conllevan viajar tienen mucho tirón. Pero depende mucho de los gustos de la persona. Hay gente más inquieta y gente más tranquila. Sí que es verdad que hay proyectos que tienen menos enganche, como el del podcast que he comentado, porque o te da vergüenza o porque te tiene que llamar mucho el mundo de la comunicación.

P. ¿Cree que las personas con discapacidad en Castilla y León conocen y solicitan vuestros servicios o que todavía hay un porcentaje de personas que no?

R. Hay mucha gente que no conoce lo que hacemos. Quizás no tanto gente con discapacidad, sino el resto. Cuando vamos a dar una charla a algún colegio la gente no suele saber que detrás de esa furgoneta con el nombre de ASPAYM hay todos estos servicios. El público nos identifica, pero no nos conoce realmente, no saben lo que hay detrás de ese nombre. Aunque poco a poco cada vez saben más cosas de nosotros.

P: Desde su perspectiva, ¿cree que desde que ASPAYM apareció la sociedad ha evolucionado y tiene más en cuenta a las personas con discapacidad?

R: Es un arma de doble filo. La gente nos conoce y está más concienciada. Pero todo depende de si te pilla de cerca. Por ejemplo, estamos concienciados con la violencia de género, pero no empatizamos tanto a como si lo tuviéramos en casa o lo viviéramos de cerca. La gente sabe que tiene que ayudar a las personas con discapacidad. Pero no van a adaptar un bar para una silla de ruedas si no te interesa o no te viene bien por dinero. Sí que está sensibilizado, no te van a faltar el respeto. Pero si no adaptas el bar, ya se está faltando el respeto de alguna forma. Todavía queda un plus de concienciación de adaptar los servicios y los establecimientos. Es necesario que no tenga que venir una persona con discapacidad a decir las cosas que son necesarias adaptar y que el resto de la sociedad sepa identificarlas a ojo.

P: ¿Y cómo cree que una persona ajena a esta asociación podría ayudar a las personas con discapacidad?

R: Con una visión crítica de la sociedad en la que vivimos. Es decir, si tú vas a la estación de Madrid y ves que el ascensor para pasar de un andén a otro está estropeado, hay que actuar y decírselo al revisor de Renfe. O si vas a un restaurante y ves que el baño no está adaptado a las personas con discapacidad. Tenemos que cuestionarnos las cosas.

Es importante también que los periodistas tengan esa visión crítica y que cuiden el lenguaje. No se debe de decir ‘discapacitados’, sino con ‘personas con discapacidad’. No hace falta crear muchas asociaciones de discapacidad. Hay que juzgar y saber que no están bien hechas las cosas y actuar ante ellas. Hay cosas que no están bien. Por ejemplo, hay mucha gente joven que está en silla de ruedas y que también le apetece salir de fiesta pero no puede porque los bares no están adaptados.