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SANDRA GUIJARRO GALÁN | Fotografía: Pixabay  |

Cuando se habla de deporte, no solo se hace de fútbol. Existen modalidades como el baloncesto, el tenis, el ciclismo, el boxeo o la natación -entre otras- que también requieren importancia. El deporte es tan diverso que resulta difícil referirse a él sin llegar a coloquialismos periodísticos. Son muchos los términos empleados a la hora de hablar de deporte. Pero, ¿qué es lo adecuado?

La información deportiva posee una serie de rasgos diferenciadores de otras áreas informativas como la tendencia clara al sensacionalismo. Por ello, hay que tener especial cuidado en no cometer faltas de ortografía y errores de expresión. Aunque el periodismo deportivo parezca fácil de ejercer, cada deporte requiere de un vocabulario especial. Además, es necesario crear un estilo propio con ritmo, color y originalidad, sin olvidarse de la idea fundamental: transmitir información.

Al margen de las formas coloquiales, de las jergas y los juegos de palabras, un buen periodista deportivo ha de intentar ser entendido por cuantos más mejor mediante el uso de un lenguaje accesible y sencillo. Sobre esto, varios libros de estilo como el de Canal Sur señalan que la obligación del periodista es mediar entre el público y el deporte sin renunciar al rigor y la seriedad.

Debido a su alto nivel de especialización, el periodismo deportivo utiliza un lenguaje que se diferencia de manera clara de otras disciplinas informativas. Esta especialización ha adoptado un lenguaje propio con una serie de características que, sin embargo, no se libran de errores habituales:

  • Uso de anglicismos. El lenguaje deportivo ha introducido varios términos procedentes de idiomas como el inglés. Es recomendable emplear estos conceptos en cursiva o, si no se sabe su pronunciación exacta, traducirlos al español (playoff, goal average, flopping).
  • Empleo de tecnicismos. Aunque esta área de especialización utiliza numerosos tecnicismos, el usuario los asimila, los entiende e incluso los emplea (a lo Panenka, tiquitaca).
  • Uso de tópicos. Este tipo de comunicación cuenta con abundantes tópicos y jergas propias de cada deporte. Esto genera que se cuestione sobre la calidad de su lenguaje (“arañar segundos al cronómetro”).
  • Entre los errores más habituales se encuentran los de expresión. En periodismo deportivo se utilizan expresiones ya escuchadas o se improvisa de manera descuidada. Se puede entretener al público, pero no hay que olvidar la labor fundamental: ofrecer información.
  • A la hora de utilizar elementos que embellezcan la lectura, suele haber una confusión o un mal uso de ladillos y sumarios. Los ladillos son pequeños titulares situados en el cuerpo de la noticia, mientras que los sumarios destacan datos relevantes.

El lenguaje deportivo debe hacer uso de fuentes documentales, se ha de acercar a las diferentes variedades del español y ha de aprovechar las posibilidades que le ofrezca las nuevas tecnologías. El periodista ha de informar a una sociedad que necesita entender el deporte de manera entretenida sin olvidar la seriedad y el rigor, manteniendo al margen cualquier tipo de expresión o exageración fuera de contexto y apostando por la calidad informativa. Como recoge el libro de estilo de El Mundo, el comunicador deportivo ha de “emplear un lenguaje accesible al lector medio”, en el que los términos técnicos vayan cambiado según su “carácter usual o poco usual”. Es decir, se ha de intentar olvidar la idea de permanecer en un “campo sin reglas” para crear una información espontánea y creativa libre de clichés, coloquialismos o impropiedades léxicas.

El periodista deportivo ha de informar al margen de expresiones fuera de contexto y apostar por la calidad informativa

El periodismo deportivo es, con diferencia, el más consumido y el de mayor alcance social debido a la gran demanda actual. Para no cometer ningún error grave y ejercer una buena comunicación deportiva, se recomienda consultar manuales y tener siempre a mano la Real Academia Española (RAE) y la Fundación del Español Urgente (Fundéu).