SOFÍA CASASOLA HERNÁNDEZ  |  Fotografía: Pixabay

‘Más cine, por favor’, así cantaba Luis Eduardo Aute en su carta de amor al cine. Poniendo el foco de la letra en la nouvelle vague, quiso profesarle en unos versos el amor al séptimo arte. Un arte, que puede estar perdiendo su esencia o simplemente evolucionando.

Dice uno de los personajes de Dolor y gloria (2019) que ‘el cine de mi infancia siempre huele a pis, a jazmín y a brisa de verano’. La infancia es el breve período que marca el resto de nuestro camino vital. Y el cine ahí, tiene un rol transformador. Sus melodías transforman la banda sonora de nuestras vidas, la muerte de sus personajes nos duelen como si fueran nuestras y las risas, suspiros y emoción que el público comparte como un solo ente, hacen de las salas de cine un mundo mágico.

El cierre de salas en los últimos años auguraba un futuro incierto para un sector que tiene en las plataformas de streaming, su principal competencia. La reapertura de los Cines Casablanca, en manos de Arturo Dueñas, ofrece un rayo de esperanza para el cine tradicional.

En la página web del Casablanca está disponible la compra de entradas para películas independientes, de autor y en versión original. Incluida Pessoas (2020), dirigida por el propio Dueñas. Fiel al estilo de su antiguo propietario, se puede leer el lema de los Cines Casablanca en su página principal: ‘Nuestra pasión es el cine, ese séptimo arte que llevamos años disfrutando con el público’. Situado en la calle Leopoldo Cano, cuenta con tres salas.

Las salas de cine vallisoletanas vivieron su etapa de mayor esplendor durante los años años 50. La capital castellano-leonesa llegó a tener 30 salas por toda la ciudad. En la actualidad, Valladolid cuenta poco más de 5 o 6 salas de cine, sin incluir los teatros.

En 2014, los cines Roxy cerraron sus puertas y en 2020, por el fallecimiento de su propietario también lo hicieron los Cines Casablanca.  Lo que apuntaba a una paulatina decadencia de las salas de cine, se vio aun más afectada durante la pandemia, por el parón total que sufrió la industria del cine y el mundo. Los meses de confinamiento supusieron la paralización de rodajes, campañas de promoción y obviamente, estrenos.

Con la relajación de medidas sanitarias los cines volvieron a abrir, siendo los Broadway los primeros, en Valladolid. Francisco Heras, propietario del Broadway y los cines Manhattan, supo ver la necesidad de cambiar el horario para recuperar la afluencia en salas. Cambió las sesiones de noche a un horario matutino para mantenerse abiertos más horas, pero respetando el toque de queda y confiando en recuperar los buenos datos de taquilla conseguidos en 2019.

Ese hueco que dejaron las salas fue ocupado rápidamente por plataformas digitales como Netflix, HBO Max, Amazon Prime Video o Flixolé. Las plataformas sirvieron de refugio durante un año en el que la movilidad era nula. Sentarse en una terraza o pasear tranquilamente eran actividades que se habían quedado en un pasado reciente, pero inaccesible. Los hábitos diarios cambiaron no solo en la forma de relacionarse, trabajar y estudiar, sino también en el consumo y el ocio.

Acciones de empresas como AirBnB, que dependían fundamentalmente del turismo y los viajes, casi llegaron a declararse en bancarrota el pasado año, mientras que Netflix no solo no se vio afectado por el confinamiento, sino que durante 2020 el número de suscriptores globales ascendió en 3,9 millones, un 13,6% más. Crecimiento que durante 2021 frenó en seco, también, debido a la pandemia.

Los datos previos a la pandemia, muestra un crecimiento continuo durante 6 años de espectadores, que culmina en 2019 con cifras que no se veían desde 2009. Aunque los cines recibieran más asistentes, la recaudación del cine hecho en España no superó la barrera de los 100 millones, es decir, la gente quiere ir al cine, pero quieren ver cine español. Tampoco es muy esperanzador el dato extraído del informe realizado por FECE (Federación de Cines Españoles) en 2019: 1 de cada 4 cines en los últimos 20 años se han visto obligados a cerrar. Un dato más positivo y que rompe con el mito de que ‘los jóvenes ya no van al cine’, resulta, que las personas menores de 26 años, quienes ven más cine en series y plataformas (80%) también son quienes más van al cine una vez al mes (74%).

Fuente: Ministerio de Cultura y Deporte

Según FECE (Federación de Cines de España), las repercusiones de haber mantenido tanto tiempo los cines cerrados y los rodajes paralizados suponen que el sector se enfrenta a unas ‘pérdidas inasumibles’. Durante los meses de marzo y octubre de 2020, los cines españoles hicieron frente a ‘un descenso acumulado de la taquilla del 84,4%’.

Si el futuro del cine está en las salas, en las plataformas digitales o en ambas, es algo todavía difícilmente predecible. Mientras tanto lo único que se puede hacer es disfrutar de la compañía en las salas de cine y de la mantita y el gato en el sofá.