NOELIA GÓMEZ SÁNCHEZ  |  Fotografía: Noelia Gómez Sánchez  |

En una era donde la prisa parece haberse convertido en el ritmo de vida dominante, hay rincones de calma y paz que resisten al paso del tiempo. Uno de ellos es el de las series diarias de televisión, ficciones que desde hace décadas acompañan a millones de personas en su rutina diaria, especialmente a los más mayores. Lo que para muchos puede ser un simple entretenimiento, para otros es un refugio, una ventana a historias que se sienten cada vez más cercanas, que les otorgan la posibilidad de viajar a diversas épocas sin moverse del sofá y, sobre todo, que les hacen sentir que no están solos.

Productoras como Diagonal TV, Bambú Producciones y RTVE han conseguido captar esa necesidad de compañía que sienten muchas personas mayores en sus casas. En un país como España, donde la soledad es uno de los principales problemas en la tercera edad, ese tipo de ficciones se han transformado en algo más que una simple emisión televisiva. Para muchas personas, Amar es para siempre, El secreto de Puente Viejo, La Moderna, La Promesa o Sueños de Libertadno han sido o son meras telenovelas, sino parte de su día a día.

La compañía de cada tarde

Cada tarde o cada sobremesa, estas historias llenan las salas de estar de quienes esperan, día tras día, con ilusión el siguiente capítulo. En múltiples hogares, la emisión de estas ficciones marca la rutina diaria de su vida: «Voy a descansar mientras veo La Promesa» o «A las 15:50, después de ver el resumen del plato del día de Karlos Arguiñano, me siento con el café a ver Sueños de Libertad«. En determinados casos, incluso se convierten en la única voz que suena en casa durante todo el día, haciendo que quienes viven solos sientan, aunque sea solo por unos minutos, que forman parte de algo mayor.

Para muchas personas mayores, estas series simbolizan también un vínculo irrompible con sus recuerdos. Las ambientaciones en épocas pasadas, las increíbles historias de amor, y desamor, en muchas ocasiones prohibidas, la constante lucha de los personajes por poder salir adelante en tiempos difíciles… evocan vivencias propias. «Me recuerda a cuando era joven», dicen algunos espectadores cuando ven a Begoña, en Sueños de Libertad, enfrentarse a las complicadas situaciones que le toca vivir en su matrimonio en la España de los años 50. También encuentran un reflejo en los estigmas y prejuicios de la época, como la discriminación hacia la homosexualidad, que en aquel entonces estaba mal vista e incluso penada con prisión. En ese contexto, personajes como Marta y Fina se han convertido en sus referentes por su valentía y por demostrar que el amor puede superar cualquier adversidad.

El auge entre los jóvenes: de la sobremesa al trending topic

Sin embargo, estas series diarias ya no son sólo patrimonio de las personas mayores. En los últimos años, han encontrado un inesperado pero poderoso aliado: las redes sociales. Lo que antes no salía del salón de casa, ahora se comenta en  X, TikTok e Instagram. Jóvenes de entre 18 y 30 años han empezado a descubrir estas ficciones y a convertirlas en fenómeno viral.

Las parejas protagonistas han alcanzado un estatus casi de culto, con nombres de shippeo que recorren por la red y debates acalorados sobre quién debería estar con quién. Hashtags como #Luimelia, #Januel, #Began, #Mafin o #Lulú se han convertido, y lo siguen haciendo cada día, en trending topic. Las cuentas de fans recopilan las mejores escenas de cada capítulo, las editan con música y comentan cada guiño, roce o beso que hay entre los protagonistas con una pasión e intensidad que antes solo veíamos en las series turcas o en los grandes estrenos de Netflix.

Fotografía: Freepik

Es interesante ver como una misma ficción puede ser consumida de formas tan diferentes por las distintas generaciones. Mientras que los mayores disfrutan del ritmo pausado y del realismo costumbrista, los jóvenes observan y examinan cada detalle desde un punto de vista casi cinematográfico, generando teorías, averiguando los mensajes ocultos y debatiendo sobre el desarrollo de los personajes con la misma intensidad con la que se comentan los últimos estrenos de cualquier plataforma.

Las series diarias, un fenómeno que (aún) resiste

A pesar del auge de las plataformas de streaming y de los nuevos formatos de consumo audiovisual, las series diarias continúan teniendo un espacio privilegiado en la parrilla televisiva. Su éxito reside en su capacidad de adaptación: saben plasmar la esencia de cada época, evolucionan con los gustos del público y, sobre todo, siguen ejecutando su función crucial: acompañar.

Para los mayores, son el hilo que los une con sus recuerdos y con el presente. Para los jóvenes, un inesperado nexo con una tradición televisiva que creían ajena. Y para todos, una manera de encontrar, en medio de la rutina, una historia a la que aferrarse. Quizás por eso, en una época en la que todo parece efímero, estas series siguen perdurando, un capítulo tras otro y una generación tras otra.