NOELIA GÓMEZ SÁNCHEZ | Fotografía: Freepik |
En el contexto de que nuestro mundo se ha vuelto más apegado y completamente dependiente de la tecnología, las líneas entre la ley y la innovación digital continúan desdibujándose. Actualmente, vivimos en un momento en el que las tecnologías están cambiando no solo la economía, la cultura y las relaciones interpersonales, sino que también presentan nuevos desafíos y opciones para el uso de la ley. El milagro digital se acompaña de varios problemas legales complicados que requieren respuestas novedosas y adaptadas a los tiempos actuales.
Transparencia mediante la tecnología
El uso de blockchain, Inteligencia Artificial y grandes volúmenes de datos para habilitar la destrucción de la corrupción y la transparencia ha puesto de manifiesto avances serios. Blockchain es un marco de registros que desafía que la corrupción cambie los datos, lo que lo hace útil para marcos sensibles como las elecciones o la contabilidad financiera. Otro ejemplo es la facultad de la IA para investigar volúmenes de relatos que expongan patrones de corrupción o abuso de poder, lo que puede ser profundamente conveniente para los derechos humanos.
Por otro lado, las tecnologías como las plataformas de denuncia anónima y las bases de datos abiertas han permitido a los ciudadanos y activistas exponer las irregularidades y responsabilizar a los gobiernos. Sin embargo, estas tecnologías se vuelven muy vulnerables a los ciberataques o la manipulación, lo que plantea una preocupación constante en su aplicación segura y efectiva.
Otro aspecto crucial es la ciberseguridad, que se ha convertido en un pilar fundamental para la protección de la infraestructura crítica y la protección nacional. Las amenazas cibernéticas están mejorando, y los ataques informáticos pueden llevar a resultados desastrosos, tanto a nivel personal como global. En este sentido, el derecho juega un papel importante, no solo en la prevención y castigo de delitos cibernéticos, sino también en la creación de un espacio seguro y confiable para todos los usuarios.

Redes sociales y ruptura de la censura
Las redes sociales han sido una herramienta clave en la propagación de información en áreas que restringen la libertad de expresión. La Primavera Árabe, las protestas de Hong Kong o el movimiento Me Too han empleado las plataformas digitales para manifestar en público sus voces y repudiar abusos gubernamentales. Además, la capacidad de disipar contenido en tiempo real produce que muchas injusticias invisibles salgan a la luz.

No obstante, los gobiernos con regímenes autoritarios han implementado artefactos de control y censura digital, como el «Gran Cortafuegos» de China, las restricciones al acceso de redes sociales en Irán y Rusia, y otros. Asimismo, el bloqueo de las plataformas y la utilización de algoritmos para que la información se comparta, así como la persecución contra los ciudadanos que publiquen y compartan información subversiva o que atente contra la preservación del régimen, son parte de esas medidas.
A pesar de todos estos impedimentos, la utilización de VPNs, redes descentralizadas y tecnologías de cifrado extremo siguen permitiendo la circulación de información en entornos restrictivos. Asimismo, el desafío sigue siendo garantizar que las herramientas sean accesibles y seguras para quienes más las necesitan.
Conclusión
En definitiva, si bien la tecnología muestra un gran potencial para promover la transparencia y justicia global, no es un resultado infalible. La efectividad de estas herramientas depende de la regulación, el acceso equitativo y la resistencia ante intentos de censura. La cooperación entre gobiernos, entidades internacionales y empresas tecnológicas y la sociedad civil es crucial para maximizar los beneficios de la tecnología en la lucha por un mundo más equitativo y transparente.