AINHOA ORTEGA GUTIÉRREZ  |  Fotografía: Pixabay 

En las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024, Donald Trump obtuvo un récord de apoyo entre los hispanoamericanos, al menos un 45%. Esto supuso una sorpresa, debido a que históricamente la comunidad latina se mostraba fiel al Partido Demócrata y, aunque Kamala Harris sí que recibió el apoyo mayoritario de ellos, esto se presentó en un menor porcentaje que en elecciones anteriores.

Las razones que movieron a los latinos a votar por Trump fueron varias, pero principalmente la inflación. Según varios votantes, durante la legislatura de Joe Biden la economía se vio gravemente afectada con políticas que no protegían sus intereses. Eso, añadido al aumento de la inseguridad por parte de algunos grupos sociales, motivó que el voto se dirigiese a Trump.

Sin embargo, el actual presidente marcó entre sus objetivos realizar deportaciones a todas las personas que se encontrasen en una situación irregular en el país.

Redadas policiales en todo el país

Manifestante en contra de las redadas policiales
Manifestante en contra de Donald Trump.

Se creía que las políticas migratorias se endurecerían con todos aquellos recién llegados a suelo americano, pero la situación ha resultado mucho más compleja.

Los agentes del ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas) se han hecho con las principales capitales del país en donde predominan las comunidades latinas, como Los Ángeles, Nueva York y Miami. Los afectados por estas redadas policiales son tanto ciudadanos regulares como aquellos que no tienen papeles.

Según un análisis de la revista Times con datos obtenidos por el Deportation Data Project de la UC Berkeley, se reveló que casi el 70% de los detenidos entre el 1 y 10 de junio no tenían antecedentes penales.

En el momento de las elecciones, fueron varias las personas que creyeron que este operativo iría dirigido a todos aquellos recién llegados que no se habían sabido adaptar a las leyes del país y que causaban disturbios constantes en las ciudades. También se pensaba que afectaría a las ciudades «pequeñas» de Estados Unidos que habían recibido grandes masas de migración nunca antes vistas, pero nada más alejado de la realidad.

Este servicio ha adquirido, además, gran poder entre las agencias federales, gracias a la reforma fiscal aprobada en julio por Trump, por la cual se les asignó más de 75.000 millones de dólares, de los cuales 45.000 millones serían utilizados para construir nuevos centros de detención para inmigrantes y 30.000 millones, aproximadamente, para reclutar más agentes e implementar los objetivos que el presidente busca conseguir.

Según anunció Stephen Miller, asesor en temas migratorios de la Casa Blanca, se buscaba «una meta de un mínimo de 3.000 arrestos diarios por parte del ICE». Aunque estos datos fueron negados más adelante por funcionarios del Departamento de Justicia, sirvieron para reflejar el camino que buscaba seguir este gobierno.

Acceso a la vivienda por parte de los migrantes

Las políticas migratorias afectan a la hora de adquirir una vivienda.

La comunidad hispanoamericana se ha visto también limitada en otros aspectos, como lo ha sido la restricción de acceso a préstamos hipotecarios asegurados por la FHA (Administración Federal de Vivienda) a exclusivamente ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes legales. La medida que entró en vigor el 25 de mayo de 2025 dejaba por fuera a las personas con un estatus migratorio temporal, es decir, aquellos con visas de trabajo, estudiantes internacionales, solicitantes de asilo y beneficiarios del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia).

El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) tenía como objetivo garantizar que los préstamos hipotecarios, los cuales se encuentran respaldados por el gobierno federal, estén disponibles para personas con un estatus migratorio permanente en el país.

Otra acción que llevó a cabo la administración de Trump fue revocar el parole humanitario a más de 500 mil inmigrantes de entre Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití. El término parole humanitario fue una política en la Ley de Inmigración y Nacionalidad desarrollada en el periodo de Biden que permitió otorgar el permiso de permanencia temporal a todos aquellos extranjeros que, pese a no cumplir los requisitos para obtener una visa, eran admitidos en el país por razones humanitarias urgentes, entre los principales motivos. Pero esto dejaba la puerta abierta a la deportación de este grupo de personas a menos que iniciaran otros trámites para permanecer en el país.

La industria musical: aliada de los migrantes

Todos estos puntos y más han afectado y molestado a gran parte de los residentes estadounidenses, quienes se manifiestan en contra de todas aquellas medidas que atentan en contra de los derechos básicos de las personas.

Tanto los políticos como la industria del entretenimiento y la música se han involucrado para denunciar estos tratos injustos hacia la comunidad hispanoamericana, presentándose altercados violentos con la policía.

Por ejemplo, el hecho de que Bad Bunny, artista puertorriqueño, decidiera no incluir a Estados Unidos en su gira mundial fue, principalmente, porque cabía la posibilidad de que el ICE esperase fuera del recinto para realizar redadas, algo que el artista quería evitar para proteger a todos aquellos latinos que fuesen a verle.

Sin embargo, hace unas semanas, la NFL (Liga Nacional de Futbol Americano) causó sorpresa al anunciar al cantante como protagonista del show de medio tiempo de la Super Bowl, un evento emblemático en Estados Unidos y del cual buena parte de su público es la clase media blanca, especialmente de la parte conservadora del país.

Bad Bunny actuará en la Super Bowl, un evento de gran importancia para Estados Unidos.

Las quejas no se hicieron esperar. Entre ellas destacan las del comentarista político conservador, Benny Johnson, quien en la red social x escribió ‘La NFL se está destruyendo año tras año’.

Las figuras alineadas al pensamiento MAGA (Make America Great Again) fueron los que llenaron los distintos portales de noticias y sus redes sociales de reproches por esta decisión, lo para muchos deja claro el fuerte impacto y simbolismo que supone que un artista puertorriqueño actúe ante millones de personas.

Recordemos que Puerto Rico es un ‘territorio no incorporado’ de USA, de forma muy resumida, lo que significa que no forma parte del país, pero tampoco tiene soberanía plena ya que el Congreso de EE.UU. puede modificar sus leyes.

Ante toda la polémica desatada, el comisionado de la NFL, Roger Goodell, afirmó que «será un momento emocionante y de unidad». Por su parte, Bad Bunny dijo que «tienen 4 meses para aprender español», un mensaje dirigido a todos los que criticaron el idioma de sus canciones. También considera que es una victoria para todos los latinos que han ido a Estados Unidos para trabajar.

El tema sigue dando de qué hablar, por las políticas tan restrictivas que Trump ha impuesto a los migrantes. Sin embargo, no se puede ignorar que al menos 34 millones de hispanohablantes trabajan en el país y el impacto favorecedor que ello tiene sobre su economía, especialmente en el sector de la construcción, de los servicios y de la agroindustria.