NAROA LÁZARO DE LAS HERAS | Fotografía: Pixabay  |

Alberto Peña pasó de ser jugador de baloncesto a ser entrenador del equipo infantil femenino del C.B. La Flecha, y nos cuenta cómo prepara las sesiones, cómo anima a cada jugadora en concreto y muchas cosas más.

 

P: ¿Cómo fue que empezaste a entrenar baloncesto?

R: Me saqué el título de entrenador nivel 0, que es con el que puedes empezar a entrenar en categorías inferiores, y empecé de segundo entrenador en el benjamín femenino del C.B. La Flecha. No hacía mucho pero fui aprendiendo y cogiendo algo de experiencia.

 

¿Siempre has sido entrenador de baloncesto?

Sí, siempre ha sido baloncesto, ya que hasta primero de bachillerato lo jugaba, pero por una lesión que tuve lo dejé y quise seguir vinculado al deporte.

 

La mayoría de los deportes, como fútbol o baloncesto son considerados de chicos, ¿cómo es entrenar chicas?

Se lleva bastante bien, la verdad es que se portan mejor que los chicos. Las chicas tienen más respeto hacia los entrenadores y hay menos cachondeo con ellas.

 

¿Te gustaría dedicar tu vida a ser entrenador profesional o prefieres centrarte en ser fisioterapeuta, que es lo que estás estudiando?

No lo tengo muy claro, lo que vaya surgiendo. Lo que sí que tengo claro es que quiero seguir en el mundo del baloncesto de una forma u otra, hay muchas opciones, así que si no es una será otra.

 

La mayoría de los entrenadores preparan las sesiones de entrenamiento con cierta antelación, ¿cómo lo haces tú?

Pues depende de muchos factores, por ejemplo, si ha habido un partido malo tardo bastante poco, unos 10 o 15 minutos, porque, en mi caso, lo que preparo es trabajar lo que más hemos fallado, el propio partido te da el entrenamiento. En cambio, si hemos hecho un partido más o menos bueno o quiero preparar el siguiente sí que tardo algo más. Los entrenamientos los suelo preparar cuando estoy en clase así que, como mucho, suelo tardar una hora.

 

Ahora que ha aparecido el tema “clase”, ¿cómo te organizas para entrenar a las chicas y estudiar?

Bastante mal, los entrenamientos son martes y jueves de 5 a 6 y cuarto y los viernes de 4 a 5 y cuarto por lo que no me hacen perder horas de clase, pero sí que ocupan gran parte de mi semana, porque además de los tres días de entrenamiento está el día del partido, que sea más o menos tiempo siempre pierdo algo. Lo que intento es pasar el menos tiempo posible en casa, me organizo lo mejor que puedo yendo hora y media al gimnasio, después a clase y directamente a entrenar porque me queda a quince minutos, después, si tuviese más clase pues vuelvo y si no de todos modos voy a la facultad y a la biblioteca.

 

Como cada chica es diferente y cada una se motiva de una forma distinta, ¿cómo tratas de animar a cada una a mejorar?

Claramente cada niña es un mundo, hay casos y casos. A algunas simplemente con decirles lo que han hecho mal ya les sirve para motivarse a seguir mejorando. En cambio, a otras tienes que decirles lo que han hecho mal, pero también lo que han hecho bien para que no se sientan mal y se vengan abajo. Pero también hay a las que tienes que decirle ‘lo has hecho bien, pero…’ para que no se desanimen. A cada una hay que animarla de una manera distinta.

 

¿Cuál crees que es tu mayor virtud como entrenador? ¿Y qué crees que deberías mejorar?

Llevo muchos años en el baloncesto, además mi padre pertenece a la federación, así que las cosas técnicas las tengo bastante controladas; me doy cuenta rápido de lo que va bien y de lo que va mal, esa podría ser una de mis virtudes. Pero lo que debería mejorar es la comunicación, hablo demasiado y las niñas se aburren, debería aprender a expresarme mejor, de manera que ellas me entiendan.

 

¿Te fijas en algún entrenador famoso o, al menos, conocido?

Considero que de todos se puede aprender algo. Intento fijarme en los más cercanos, por ejemplo, el otro día jugamos un amistoso contra el CDU femenino infantil autonómico, que lo lleva Álvaro, y si que me fijo bastante en él, le copio algún ejercicio que me gusta. También me fijo, por ejemplo, en cómo se entrena al infantil masculino.

 

Como entrenador, ¿cuáles son tus aspiraciones esta temporada?

Tengo objetivos individuales con cada jugadora, pero como equipo necesito que haya más química, porque hay algunas que llevan jugando toda la vida juntas y luego hay cinco nuevas que ha llegado cada una de un sitio y quiero que estén más integradas. Cuanta mayor sea la unión entre las jugadoras, mejor se juega.

 

Y, como final, ¿qué es lo más bonito que te llevas como entrenador?

Pues yo sigo en el club por ellas, por las chicas, y he querido seguir entrenando por ellas, las cogí cuando estaban en benjamín y, aunque alguna se ha ido, la mayoría siguen conmigo. Podría decir que lo mejor que me llevo de ser entrenador es llegar a un sitio y ver a alguna de las que has entrenado, una vez sí que vi a una exjugadora que además había ganado la copa de su liga. Me parece muy bonito verlas y es precioso el recuerdo que me llevo yo de cada niña y el que se lleva cada una de mí.