NAROA LÁZARO DE LAS HERAS | Fotografía: Álex Revilla
Jugador de la UD Sur y, a su vez, estudiante de periodismo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, Álex Revilla, de 20 años, nos habla de que lo mejor que le ha dado la vida siempre ha tenido de por medio su deporte favorito, el fútbol, pero también de los tragos amargos que este le ha hecho pasar.
P: ¿Hace cuánto tiempo juegas al fútbol?
R: Pues empecé a los tres años a jugar al fútbol sala y cuando me mudé, tendría 10 o 11 años, me cambié directamente a fútbol 11.
¿En qué equipo juegas ahora mismo? ¿Y en qué división estáis?
Juego en la UD Sur, el club del barrio de Covaresa. Me gusta el ambiente que tenemos como equipo y no jugamos para ganar, sino para disfrutar del deporte y del buen grupo que tenemos. Ahora mismo estamos en Tercera Provincial.
¿Has jugado en algún otro equipo?
Sí, he jugado en Boecillo y, de pequeño, jugaba en Aldeamayor.
¿Y cuál es tu posición?
Pues he jugado de extremo por ambas bandas, pero ahora mismo juego de lateral izquierdo, lateral bastante ofensivo.
¿Cuál crees que es tu mayor virtud como futbolista? Y, ¿qué crees que deberías mejorar?
Creo que mi mayor cualidad como jugador es mi velocidad, soy el más rápido del equipo. Humildemente, en todos los equipos en los que he estado siempre he sido el más veloz. En cambio, soy zurdo, por lo que creo que algo a mejorar es mi pierna derecha, cuando me viene un balón a controlar con la derecha siempre se me complica.
Pese a que juegas en una posición bastante defensiva, ¿sueles marcar algún gol?
Como ya he dicho antes, soy un lateral bastante ofensivo, así que si suelo tener bastantes oportunidades de gol. Por ejemplo, hace dos fines de semana marqué dos goles.
¿Quién fue la persona que te incitó a empezar a jugar al fútbol?
Mi padre, fue mi padre el que me metió en este mundo. Yo entrenaba a fútbol sala y mi hermana hacía baile cerca, pero yo salía siempre un poco antes que ella y me iba con mi padre al parque de al lado a jugar, lloviese, nevase o hiciese sol. Siempre pasaba ese rato con mi padre, disfrutando de él y del balón.
Todo deportista tiene un referente, ¿cuál es el tuyo?
El mío sería Gareth Bale, me veo reflejado en él porque era lateral y terminó jugando de extremo, al contrario que yo. Siempre me ha llamado la atención.
Como en todo, siempre se tienen rachas, ¿has pensado alguna vez en dejarlo?
Sí, las últimas tres semanas lo he pensado, hay un mal ambiente en el equipo y eso me está llevando a perder la ilusión, intento ir a entrenar para ver si así recupero las ganas de jugar. Confío en que las ganas van a volver.
A la vez que deportista, eres estudiante, cuenta como te organizas para llevarlo todo de la mejor forma posible.
Considero que siempre hay tiempo para todo, también es verdad que tengo el pensamiento de ‘si hay que entrenar, se estudia mañana’. Creo que periodismo es una carrera que nos permite tener más tiempo para el ocio. Pero como entreno a última hora de la tarde me da tiempo a hacer cosas de clase antes de ir a entrenar. Aunque soy más de madrugar, prefiero levantarme pronto para estudiar o terminar alguna tarea antes que quedarme por la noche. También es cierto que, pese a que tengo un apellido correspondiente al turno de tarde, me permitieron cambiarme al turno de mañana y eso me facilita la organización.
Casi todo estudiante ha escogido su carrera por una razón en concreto, ¿cuál sería tu razón o tus razones?
Elegí esta carrera por varias razones: siempre me han llamado la atención varios periodistas, como Mikel Robinson, Matías Prats…, mi hermana también estudió periodismo y siempre me decía que era una carrera muy entretenida, que era genial, pero creo que la razón más importante por la que escogí periodismo es porque me aburren las rutinas, no soporto la monotonía y me gusta tener cada día algo distinto que hacer y creo que la vida de un periodista encaja a la perfección con ese pensamiento.
A parte de entrenar y jugar los partidos, ¿qué más haces por el fútbol?
Hace un tiempo quedaba todos los viernes con mis amigos para jugar un rato, ahora solo quedamos para ver algún que otro partido, es la típica excusa para juntarte a tomar algo. De todos modos, en mi casa veo todos los partidos que pueda, sea el equipo que sea. Además, me gusta seguir cuentas en redes sociales que hablen sobre futbol, me gusta estar al día de los jugadores, ver algún gol que me haya perdido, etc. Me gusta saber cuánto más posible.
¿Has tenido la mala suerte de sufrir alguna lesión de gravedad?
Por desgracia, sí, me rompí el ligamento cruzado anterior y los dos meniscos, por suerte los dos meniscos cicatrizaron solos. En cambio, el caso del cruzado fue mas complicado, me lo rompí en junio de 2017 y estuve todo el verano pendiente de si decidían operarme o no y a final de año pasé por quirófano. Estuve 5 o 6 meses sin poder correr, ni hacer nada, con la rodilla hecha añicos. Hasta mayo no me dejaron empezar a salir a correr, lo echaba mucho de menos y ya, cuando acabó el verano, me volví a apuntar a fútbol y fue ahí cuando me cambié de equipo. Realmente, una operación así no te deja volver a ser el mismo en cuanto a jugador se refiere.
Y, por último, alguna anécdota que te haya dejado el fútbol en todos estos años.
Creo que lo mejor que me ha dejado el fútbol en todos estos años fue una de las temporadas que jugué en Boecillo, diría que fue el mejor año, tenía tanta confianza en el entrenador, y él en mí, que me ponía a jugar en cualquier posición, lo jugaba todo, fue ahí cuando pasé a jugar de lateral a extremo y empecé a marcar goles. Y acabamos ganando la liga. Creo que de eso es de lo que más me acuerdo, también porque había muy buen grupo, quedábamos juntos, por ejemplo, fuimos a la bolera, a los karts, a comer por ahí…fue uno de los mejores años de mi vida.
También tengo una anécdota más reciente que me gusta mucho. Fue un partido que jugamos hace un tiempo, yo salía de banquillo y no entiendo qué le pasaba al equipo, estaban todos desconcentrados, mal colocados…y llegó el primer gol en contra, y justo después el segundo, el tercero…y por fin llegó el tiempo de asueto. Intentamos motivar a todo el equipo a ver si así, por lo menos, hacían algo. Nada más empezar la segunda parte llegó el cuarto gol del equipo contrincante, todo el equipo se vino abajo y el entrenador empezó a hacer cambios, entre ellos, yo. En un rebote extraño marcamos un gol y pensamos “y, ¿por qué no?”.
Empezamos a presionar, era un equipo tanto técnicamente como físicamente superior a nosotros, pero no nos hicimos pequeños. Me cambié de banda y di una asistencia, con la pierna derecha, increíble siendo, como ya dije previamente, tan zurdo, a un compañero que marcó el segundo a nuestro favor, pensamos que todavía podíamos remontar. Un par de jugadas después, en el rechace de un saque de esquina a nuestro favor yo iba hacia el balón y, a la vez, venía un compañero, tan cegado en el esférico que le dejé chutar, marcó el tercero a 10 minutos del pitido final. Nos estábamos viniendo tan arriba, que, en una jugada, a falta de 2 o 3 minutos para el final, inmersa en rebotes marcamos el tanto del empate. Pese a que todavía quedaba algo de tiempo el árbitro decidió pitar el final, ya que era un pueblo un tanto problemático, los aficionados estaban empezando a entrar al campo.
Ese partido define lo que es un equipo, pasar de estar separados a ser uno, a apoyar al compañero que falla y terminamos consiguiendo un punto donde no había esperanzas de ello.