IRIS LEÓN ANTOLÍN | Fotografía: Iris León y Wikipedia
Dicen que la magia no existe y que el amor puro y desinteresado tampoco. No obstante, hay un ballet que va más allá de lo humano, y de los límites establecidos de lo conocido.
No hacen falta palabras para mostrar cómo el amor verdadero lo puede todo, si dos corazones están dispuestos a luchar contra el mundo, los engaños y la magia negra. En esas simples palabras se puede resumir El Lago de los Cisnes, una obra que, a pesar del tiempo, nunca pasa de moda. Y siempre suscita admiración y ternura entre su audiencia, desde los más mayores hasta los más pequeños.
1877, año en el que se presenta por primera vez el ballet de El lago de los cisnes en el Teatro Bolshói de Moscú. La música estuvo a cargo del conocido Tchaikovsky, la coreografía fue creada por el bailarín checo, Julius Reisinger y el guion fue creado por Vladímir Petróvich y Vasily Geltser. Sin embargo, ¿cuál fue el origen para crear uno de los ballets más famosos de todos los tiempos?, ¿tuvo tanto éxito al principio? o, al contrario, ¿fue un completo fracaso?, y ¿Tchaikovsky es el creador original de la música que se oye en el ballet?
[ Fotografía: DmitriyGuryanov, Wikipedia ]
Muchas preguntas para un solo artículo, ¿verdad? Pero, primeramente, me gustaría empezar por el oscuro origen de la historia, que inspiró El Lago de los Cisnes. Y cuando digo oscuro es porque a fecha de hoy, todavía no se sabe a ciencia cierta qué fue lo que inspiró a Tchaikovsky, Petróvich (director de los Teatros Imperiales de Moscú) y Geltser (bailarín de Teatro Imperial Bolshói de Moscú) para crear su obra magna. Hay diversas teorías, pero se contradicen unas con otras. La más sonada es que se basaron en el cuento alemán del siglo XVIII, El velo robado (Der geraubte Schleier) de Johann Karl August, sin embargo, el ballet solo recoge algunos aspectos y no la historia entera.
Otros defienden que su origen se debe a un cuento popular ruso llamado El pato blanco, ya que tiene más similitudes con la historia del ballet que el anterior cuento. Además, según algunos autores contemporáneos, Tchaikovsky estaba interesado en el rey Luis II de Baviera, conocido también como el “Rey Cisne” debido a que en sus palacios siempre estaban rodeados de cisnes. Puede que la figura de este rey fuera la inspiración para crear a el soñador príncipe Sigfrido del ballet.
Lopujov, importante bailarín ruso ha afirmado que: “tanto la trama, como la imagen del cisne y la idea misma de un amor fiel son esencialmente de Rusia”.
Por otro lado, El Lago de los Cisnes se conoce y denomina como “ballet nacional” en Rusia, debido a que diversas fuentes argumentan de que, su origen se basa solamente en historias líricas románticas rusas y que los bailes implementados en el ballet son antiguas danzas eslavas. Por esas razones, ha servido como símbolo del nacionalismo ruso en las últimas décadas.
Asimismo, los Hermanos Grimm y Hans Christian Andersen tienen dos cuentos similares sobre cisnes (Los seis cisnes y Los cisnes salvajes). Ambos comparten un argumento parecido y se publicaron antes de que Tchaikovsky estrenara El Lago de los Cisnes. Los relatos de estos dos escritores procedentes de Alemania y Dinamarca pudieron ser una clara influencia para la composición de la historia y la música.
Actualmente, muchos piensan que El lago de los Cisnes fue un gran éxito en su estreno, pero no saben lo equivocados que están.
Al principio, solo recibió críticas relacionadas con los bailarines, orquesta y escenografía. Además, se consideró que la partitura de Tchaikovsky era demasiado complicada para representarla en el ballet y la música era demasiado ruidosa. No obstante, fue a partir de los años 40 que empezó a ser reconocida mundialmente por la originalidad de su música, sus elegantes bailes y la emotiva historia. Desde luego Tchaikovsky es el perfecto ejemplo de que nunca hay que rendirse, aunque pasen décadas.
Aparte de las muchas críticas a su obra, muchos dudan de que la música original fuera creada por el compositor ruso. Sin embargo, dos parientes de Tchaikovsky afirman que él ya había creado un pequeño ballet de El lago de los cisnes en 1871, donde ya aparecía incluida la famosa canción de los cisnes. Pero, al parecer solo fueron falsos rumores que se especularon en la época.