HELENA MASEDO  |  Fotografía: Pixabay

La ciencia es un sistema de conocimientos obtenido a través de la observación, la experimentación y el razonamiento lógico, a fin de explicar distintos fenómenos basados en la evidencia. De este modo, las diversas perspectivas que plantea su concepción son todavía motivo de reflexión y ensayo.

Con la consiguiente adaptación cinematográfica de la ciencia, dichos enfoques críticos y conceptuales comenzaron a proliferar, a menudo a través de fenómenos antinaturales o especulaciones futuras. Como resultado, el panorama fílmico adoptó también las nuevas formas de experimentación científica que ya recogían las teorías.

APLICACIONES EN EL CINE

Interestellar (2014, Christopher Nolan), se sirvió de la ciencia como inspiración para articular un complejo entramado de reflexión temporal. Y, además de teorizar sobre la relatividad, los agujeros de gusano y otros elementos temporales, empleó esta disciplina para articular una historia profundamente humana sobre la familia, el amor o la supervivencia.

La previsión cinematográfica también expone la ciencia como herramienta didáctica y divulgadora. Un ejemplo evidente es Una mente maravillosa (2001, Ron Howard). En la cinta, el matemático John Nash expone una visión teórica de su campo y explora la mente humana y la teoría de juegos para su posterior exhibición pública. Títulos similares, como Ágora o La teoría del todo, trasladaron también el razonamiento teórico a nuevas escalas prácticas.

Por otro lado, la ciencia también expone diversos factores humanos y dibuja esferas dramáticas con las que articula nuevas tensiones éticas. Como exponente, Oppenheimer (2023, Christopher Nolan) aplica los valores ontológicos y dramáticos en una trama en la que su protagonista lucha entre la moralidad y la salvación humana. Aunque este proceso deshumaniza la ciencia, enfatiza la sensibilidad racional.

Entre sus múltiples formas, la ciencia también destaca por su uso en la exploración de conceptos y especulación futura. Blade Runner 2049 (2017, Denis Villeneuve) y Matrix (1999, Lana y Lilly Wachowski) articulan dos tramas que exploran los límites entre lo humano y lo artificial. En el caso de Matrix, incluso se comienza a interactuar con el concepto de la Inteligencia Artificial (IA) y la esfera biotecnológica en unos años donde el uso de Internet comenzaba a proliferar.

Por último, la representación científica en el cine ha obtenido gran popularidad internacional al articularse con fines recreativos. La saga Jurassic World tomó la manipulación genética como base científica, pero la exageró con fines espectaculares y comerciales, y priorizó la acción sobre la verosimilitud. Junto a ella, títulos como Armaggedon, Autómata, Elysium, Oblivion o The Core exploran los aspectos teóricos de ciencias dispares: desde la teoría astrológica de Armaggedon a la mezcla de ciencia y ciencia ficción de Oblivion.