ANA GIL ARIAS | Fotografía: Pixabay |
Hay mucha gente que Valladolid es una ciudad demasiado tranquila, sin apenas actividad ni empresas importantes. También, que es una ciudad en la que algunas profesiones, como el periodismo, no tiene futuro, puesto que nunca ocurre nada que sea digno de noticia. Por tanto, esas personas llegan a la conclusión de que no vale la pena ser periodista en Valladolid.
Esas mismas inquietudes las tuvo un grupo de periodistas vallisoletanos cuando, en 1993, crearon la Asociación de la Prensa de Valladolid.
Este grupo nació con el objetivo principal de crear un órgano para asegurar la defensa y la representación de la profesión.
Sin embargo, 1993 no fue el primer año en el que se creó una organización de estas características. En realidad, la asociación que existe actualmente es la nueva versión de la Asociación de la Prensa de Valladolid primitiva, fundada en 1981. Esta desapareció debido al cierre de La Hoja del Lunes, un grupo formado por varios periódicos provinciales de España que se mantuvo vigente desde 1925 hasta 1982.
La asociación actual tiene unas finalidades diferentes a la de su predecesora, y se presenta como ‘una agrupación libre y voluntaria de periodistas unidos por una común preocupación profesional y que pretende ser la voz de los profesionales en las cuestiones que les afectan’, como dicen en su página web.
Alguno de los nuevos objetivos que presenta el nuevo grupo es la defensa de los valores constitucionales que afectan al periodismo. Entre ellos, destacan los recogidos en el artículo 20 de la Constitución: la libertad de expresión y el derecho a la libertad de la información.
Además, la Asociación de la Prensa de Valladolid cuenta con una serie de principios para ofrecer una verdadera garantía de mantener una conducta intachable.
El primero de estos consiste en asegurar que el periodista actuará siempre manteniendo los principios éticos que aparecen en el Código Deontológico.
El segundo es que el primer compromiso de un periodista es la verdad.
El siguiente está relacionado con el segundo principio. Y es que, de acuerdo con la defensa de la verdad, el periodista debe defender siempre el principio de la libertad de investigar y de difundir la información y la libertad del comentario y la crítica.
El cuarto principio es que todos los periodistas respetarán el derecho de las personas a su propia intimidad. Para ello, deberán tener en cuenta los siguientes aspectos: solamente la defensa de interés público justifica la intromisión sin permiso en las vidas privadas de las personas; debe evitarse toda clase de testimonio o imagen que pueda ser humillante o vejatorio; en los asuntos dolorosos, el periodista no deberá especular sobre ellos. Y algunos más que se pueden encontrar en su página web.
También, el periodista asumir el principio de la presunción de inocencia de cualquier persona. Es decir, que no deberá dar nombres ni información privada sobre las personas implicadas en el delito, especialmente si hay menores de por medio.
Por último, el periodista extremará su celo profesional en el respeto a los más débiles. Esto quiere decir que debe evitar usar términos que puedan resultar ofensivos. Para ello, cuenta con una guía de estilo para el tratamiento de temas sociales.
La organización también tiene un premio propio, el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes. Este fue creado el 22 de mayo de 1996. La idea de crear este premio surgió debido a la conmemoración del IV centenario de la concesión del título de ciudad a Valladolid.
Junto con los principios generales, la asociación también cuenta con una serie de principios de actuación.
En relación con la búsqueda de la verdad, el periodista deberá informar siempre sobre hechos conocidos por él, sin falsificar ni inventar datos.
Además, deberá utilizar métodos profesionales y dignos para obtener la información. Es decir, que todo aquello que sea obtenido de forma ilegal no se considerará ético.
El tercer principio es el respeto a todas las personalidades jurídicas y físicas cuando no quieran proporcionar información o resolver las cuestiones que les sean planteadas.
De la misma manera, el periodista respetará el secreto profesional cuando el informante lo pida.
El periodista establecerá siempre la diferenciación clara entre los hechos comprobados y las opiniones.
En el caso de que alguno de sus textos haya llevado a la formación de una idea equivocada entre la gente, deberá pedir disculpas y no contribuir a la difusión de rumores.
Por último, el periodista tampoco aceptará ningún tipo de soborno ni utilizará en beneficio propio las informaciones que reciba.