El auge del «fast culture»: ¿Consumimos cultura o solo la devoramos?

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Free Apple TV Remote Control, public domain device CC0 image.
AINARA ÁLVAREZ GONZÁLEZ | Fotografía: TVGuia |

En la era digital, el acceso inmediato a libros, series, películas y música ha cambiado drásticamente nuestra relación con la cultura. Plataformas como Netflix, Spotify, Amazon Prime y Kindle nos permiten consumir contenido a una velocidad vertiginosa, pero ¿realmente estamos disfrutando de lo que consumimos o solo lo estamos devorando sin apreciarlo?

El fenómeno del fast culture se caracteriza por la rapidez con la que accedemos a las obras culturales. Las series, por ejemplo, están diseñadas para un maratón de capítulos que invita a ver una temporada entera en un solo día. Los dispositivos electrónicos permiten leer rápidamente los  libros, y las plataformas de streaming hacen que la música fluya continuamente, sin que tengamos tiempo para reflexionar sobre lo que estamos escuchando. Esta inmediatez ha transformado nuestras costumbres y nuestra relación con la cultura.

El principal problema del fast culture es que nos impulsa a consumir de manera superficial, sin detenernos a apreciar lo que estamos experimentando. El tiempo que dedicamos a cada obra se reduce al mínimo, y muchas veces saltamos de una serie a otra o de un libro a otro sin pensar profundamente sobre lo que acabamos de ver o leer. La cultura, que en otros tiempos se saboreaba lentamente, se ha convertido en un objeto desechable que buscamos consumir lo más rápido posible.

Este cambio también afecta a los creadores. En un entorno que exige producción constante, las obras se crean a gran velocidad, lo que puede generar una pérdida de profundidad y calidad. En lugar de obras que inviten a la reflexión, encontramos contenido diseñado para ser rápidamente consumido y olvidado.

Aunque el fast culture ofrece acceso inmediato a una gran variedad de contenidos, el riesgo de perder el valor profundo de la cultura es evidente. Por esto es esencial encontrar el equilibrio, donde podamos disfrutar de la inmediatez sin sacrificar el disfrute real de lo que consumimos.