LUIS GONZÁLEZ CARPIZO  |  Fotografía: Pixabay  |

Entre los ‘70 y ‘80 el cine español albergó un tipo de cine muy particular. Sus historias se centraban en delincuentes pertenecientes a las clases más humildes del país. Peculiar cuanto menos es su realismo captado a través de utilizar a verdaderos delincuentes como actores. ¿Quién mejor para narrar una historia que sus propios protagonistas?

Entre las características de este cine es que en su mayoría son películas biográficas, las cuales se centran en un determinado delincuente, en sus fechorías, su entorno y sus vivencias. No menos importante es el retrato de los amores de los delincuentes, usualmente, suelen ser romances “prohibidos” con mujeres pertenecientes a grupos sociales o clanes rivales.

Por obvias razones, las películas pertenecientes a este género se centran en los propios actos delictivos, pero también en la experiencia de estos delincuentes con el consumo de drogas.

No menos importante es quién hay detrás de las cámaras. José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia son dos directores clave para comprender este género. El primero, director de películas tales como: Perros callejeros, Los últimos golpes de El torete o Yo, El vaquilla. El segundo, director de películas tales como: Navajeros, El pico o La estanquera de Vallecas.

Aunque no pertenezca a ninguno de estos dos directores, El lute: Camina o revienta de Vicente Aranda es otra de las más importantes obras del género.

Aunque los directores mencionados anteriormente son los más representativos del género. Algunos de los más grandes directores españoles se han atrevido con este género. Este el caso de Carlos Saura con Deprisa, deprisa o de Pedro Almodóvar con ¿Que he hecho yo para merecer esto?

A modo de curiosidad también queda que encuadrada en este género se encuentra la película de los Hombres G, Sufre mamón.

Pero no solo de directores va la cosa. Algunos actores como Enrique San Francisco o Antonio Flores comenzaron su carrera en la actuación en este género. No quede por mencionar a José Luis Fernandez Eguia (“El Pirri”), Ángel Fernandez Franco (“El Torete”), José Luis Manzano, José Antonio Valdelomar (“El Mini”) o Eulalia Espinet Borrás (“Laly Espinet”), todos ellos delincuentes que como se menciona anteriormente aportan realismo, en ocasiones, narrando sus propias historias en la delincuencia y a su vez quedando inmortalizados en estos filmes.

Tema aparte es la nueva oleada de cine Neo-Quinqui en la que bien podríamos encajar películas más actuales como podrían ser Criando ratas de Carlos Salado o la aclamada Las leyes de la frontera de Daniel Monzón.