ALBERTO DE PEDRO ABASCAL | Fotografía: pixabay.com |
El último año de universidad es algo no deja indiferente a nadie. Cierra una etapa en la vida de los estudiantes y se abren infinitas posibilidades para los recién graduados; seguir estudiando, empezar a trabajar cuando antes, hacer oposiciones… Entrevistamos a varios alumnos de último año de diferentes carreras para conocer su perspectiva y sus intenciones futuras.
Daniel Pérez estudia Lenguas Modernas y en general está contento con su carrera, tanto por su elección como por su desarrollo. “Me metí porque siempre me han gustado los idiomas y vi que en esta carrera se daba además de francés, alemán y literatura”, dice. “Mis primeras impresiones fueron buenas porque en clase no hay mucha gente y hay un contacto muy directo con los profesores, aunque parece que algunas asignaturas están por estar”.

Lo que más le ha decepcionado de la carrera es que él pensaba que aprendería un nivel de idioma mayor del que ha estudiado y que, como ha dicho antes, muchas asignaturas en realidad están “vacías” y dejan en un segundo plano el estudio de las lenguas.
“Este último año está siendo menos teórico, pero aun así los que no han hecho todavía las prácticas tienen menos tiempo”, añade. Además siempre está la sombra del TFG rondando por el último curso.
El año que viene ha pedido una beca para auxiliar de conversación en el extranjero. Un trabajo que consiste en ser ayudante de profesor de español en la Unión Europea. Es una beca que dan a estudiantes de último curso de carreras como la suya o magisterio. Consiste en dar clases de español a niños y a jóvenes mientras la beca financia el alojamiento y la manutención; dura un curso escolar.
Y en caso de que eso no saliera bien, explica que haría el máster de educación en España o en Francia y agrega: “sí que es verdad que al ser una carrera de idiomas uno tiene muchas oportunidades de viajar al extranjero, de disfrutar del programa Erasmus, de recibir becas…”.
Respecto al futuro de su carrera profesional es optimista. “El sector no está demasiado bien en España. Según algunos de nuestros profesores, alrededor del 75% de los que estudian esta carrera acaban trabajando en el extranjero. Ya sea como profesor, en empresas, administraciones públicas…” comenta. “El español está cada vez más en alza en países como EEUU, Alemania, norte de Europa… y eso abre un sinfín de oportunidades para aquellos que estamos dispuestos a salir de nuestro país”.
Termina diciendo que, a pesar de todos los contras de estos años, está contento por haber estudiado esta carrera ya que es lo que le ha gustado siempre.
Javier Ayuso es un ejemplo diferente a Daniel. Cursó tres años de fisioterapia antes de encontrar su verdadera pasión: el periodismo. “Aunque sí que me gustaba no me veía toda la vida trabajando de ello, por lo cual, cambié totalmente de campo y de forma de ver el futuro”, dice. “me encanta considero que tengo las aptitudes y las actitudes necesarias para ejercer este oficio”.

Antes de entrar en esta carrera ni siquiera se informó de qué asignaturas había. Explica que fue una especie de “salto de fe”, pero el resultado de momento está siendo satisfactorio. Dice que le gustaría tener más asignaturas aplicadas al periodismo, aunque las materias complementarias que ayudan a tener un conocimiento general, por eso es difícil compensar la teoría con la práctica.
El último año no le está suponiendo un gran problema puesto que, como él dice “ha sido una extensión del anterior ya que al hacer las prácticas no he podido tener verano, pero es lo que me apasiona, así que estoy contento de haber tenido la oportunidad de trabajar como un auténtico periodista. Lo que me preocupa ahora el TFG que compagino con el Torneo de Periodismo”. Poder compaginar todas las actividades siempre supone un esfuerzo logístico elevado, y más cuando uno está en la recta final.
Todavía no sabe qué hará el año que viene. O bien trabajar (o intentarlo) o buscar un máster para especializarse. Sobre todo le gusta el periodismo de agencia, el fotoperiodismo y todo aquello relacionado con las nuevas tecnologías e Internet.
“Me siento esperanzado respecto al futuro. Soy un chico muy ávido y con ganas de aprender. Seguro que alguien verá mi potencial y me dará su confianza en un mundo periodístico cada vez más complicado y precario”, comenta.
Y como punto y final dice que “actualmente el periodismo ofrece muchas posibilidades pero no está bien remunerado. Tengo la sensación general de no se aprecia demasiado a la figura del periodista, ya que socialmente cada vez estamos peor vistos y por ende, peor pagados”.

Álvaro Rojas explica cómo decidió estudiar Derecho. “Vengo de una familia humilde y por los valores que me han inculcado en casa siempre he querido poder ayudar a los más necesitados”. En realidad esta carrera tampoco es como esperaba, ya que siempre le decían que es muy complicada y que lo único que hacen allí es estudiar leyes. Pero nada más lejos de la realidad.
“Derecho es una de las carreras más demandadas en España y hay mucha competencia. Pero yo quiero ser abogado y puede que algún día me encuentre a algún compañero de clase en un juicio y lo haga una defensa mejor que la suya. Lo importante es esforzarte y demostrar que eres el mejor. No las notas que hayas sacado antes”, explica.
En cuanto a su futuro lo tiene muy claro. “Cuando acabe la carrera mi plan es hacer un máster de abogacía”, dice. “De cara al próximo año de siento un poco agobiado porque este máster que voy a intentar hacer ofrece sólo 50 plazas y van por nota. Aun así espero poder entrar”.
Por último, el estudiante de último curso de Historia, Marcos Sanz, cuenta su experiencia en la carrera. “Estoy contento porque considero que he aprendido muchas cosas pero también me voy un poco frustrado porque determinadas cosas no han salido bien. Creo que es una carrera que tiene departamentos muy buenos y otros no tan buenos. Pero a grandes rasgos sí ha sido como esperaba. Siempre me quedará la frustración de no haber estudiado durante el plan Bolonia”.

Explica que los últimos años han sido cada vez más agobiantes. “Creo que hay mucha carga de trabajo extra para lo que son las asignaturas. Todo el mundo me decía que este año iba a ser el más sencillo pero no es cierto. El TFG está ahí, pero lo voy salvando poco a poco a pesar de ser una carga excesiva”, dice.
Sobre el año que viene, quiere hacer un máster para profesor de educación secundaria y, afortunadamente, dispone de ello en Valladolid. “Me siento esperanzado y motivado por una parte puesto que considero que el ciclo de la universidad ya se ha acabado. Han sido cuatro años y necesito un cambio de aire y considero que el máster va a ser una experiencia nueva y una nueva oportunidad” apunta. “Así que estoy bastante motivado. Por supuesto estoy agobiado también porque se acaba la vida de estudiante y hay que empezar a pensar en entrar al mundo laboral, una cosa que, aunque a todos nos emociona, también nos da miedo.”
Si en algo coinciden estos cuatro estudiantes es en que su vida va a cambiar el próximo año. Esperanzados y animados por cerrar una etapa sufrida y disfrutada a partes iguales y agobiados por el famoso «trabajo de fin de grado», que a todos ronda la cabeza desde que comienzan la carrera hasta que la acaban.