YOLANDA FERNÁNDEZ BLANCO | Fotografía: Freepik |
Al estudiar fuera de casa es aconsejable, al menos durante un año, vivir en un piso compartido con otros estudiantes. Es una buena forma de concienciarse del esfuerzo que hacen los padres para que sus hijos tengan un buen porvenir y de aprender otras capacidades, como organizar sus propios horarios y normas de convivencia.
Puedes encontrar pisos de alquiler en la UVa, aunque también es enriquecedor vivir en apartamentos solidarios de bajo costo por apoyar a los miembros de la comunidad de vecinos, como consecuencia de un convenio entre la Universidad y el Ayuntamiento de Valladolid. Además, puedes encontrar alojamientos con personas mayores. Este servicio pretende promover la solidaridad de los estudiantes con este colectivo a cambio de un domicilio gratuito. Sin embargo, si prefieres alojarte en una residencia universitaria o en un colegio mayor la UVa también te orientará en tu búsqueda.
Cuando se elige un piso, el primer paso es conocer a los posibles compañeros antes de firmar el contrato de alquiler. Si lo que buscas es un día a día tranquilo seguramente no querrás convivir con personas muy ruidosas o viceversa. Además, es importante meditar si merece la pena vivir con amigos o no. Por muy buena relación que tengáis, las diferencias entre ambos podrían romper la amistad o hacer de la convivencia un infierno. No obstante, puede ser una gran opción en el caso de que seáis personas igual de organizadas y maniáticas (o de desastrosas y perezosas).
Si has tenido suerte y aparecen buenos candidatos, el segundo paso es establecer una serie de normas de convivencia y dividir los espacios correspondientes a cada uno. Como animales racionales, el primero en alquilar no se apropia arbitrariamente del lugar y marca el territorio, ya que si todos pagan la misma cantidad tienen los mismos derechos. Hay que respetar los turnos de limpieza, así como los espacios y los horarios de cada uno.
Para que compartir piso se convierta en una experiencia óptima, el tercer paso es trabajar en mantener una relación amistosa con ellos. Para ello, puedes ofrecerles de tu comida, ser amable con ellos e intentar comer juntos para conversar. De este modo, todo serán ventajas: harás nuevos amigos, te sentirás como en casa y os haréis favores.