BELÉN RODRÍGUEZ FERRERO | Fotografía: Marina Lajo |
Muchos consideran el bullying una accion física que hace que otro se sienta mal. Realmente no se trata solo de eso. El acoso escolar también es cualquier acto intimidatorio que recibe un estudiante por parte de otro. Puede tratarse tanto de daños psicológicos como físicos o verbales.
En los últimos años, tras el avance de las nuevas tecnologías, se ha visto nacer a un nuevo tipo de acoso: el ciberbullying. Se trata de usar la tecnología y las redes sociales como una herramienta para molestar a otra persona. Este nuevo modo de incordiar puede llegar a ser peor que el tradicional. Actualmente, las redes están presente en cada momento de la vida cotidiana. Por lo tanto, si alguien sufre acoso a través de ellas, es posible que apenas encuentre un momento de paz al día.
Aunque la culpa de todo tipo de acoso la tiene siempre el acosador, es necesario vigilar lo que uno publica en Internet. Tener en cuenta la clase de información personal que uno saca a la luz o revisar con frecuencia qué personas tienen acceso a ello, son formas de prevenir el ciberacoso.
Es común que, inconscientemente, se pueda llegar a hacer bullying. Para evitarlo, lo mejor es ponerse en el lugar del otro antes de actuar. Es decir, practicar la empatía y preguntarse a uno mismo si le gustaría que le hicieran lo que está a punto de hacer. Sea cual sea la respuesta, nunca será la hora de actuar. No hay que buscar medias verdades o excusas. Da igual lo que haya dicho o hecho la otra persona. No se sabe lo que le puede hacer daño al de al lado ni de qué manera le puede afectar
La prevención del acoso puede comenzar durante los primeros años de vida de un niño. Educar correctamente a los más pequeños puede dar lugar a jóvenes respetuosos y empáticos que viven alejados de la palabra bullying. También es fundamental que las nuevas generaciones cuenten con un adulto de confianza al que poder contarle cada problema. En muchos casos, la inexistencia de este papel en la vida de víctimas de bullying ha convertido su caso algo extremo. En España hay una tasa anual del 7,77% de suicidios por acoso entre los jóvenes de 15 y 29 años. Esta cifra se traduce a 350 personas al año. Para disminuir esta cifra hasta llegar a hacerla inexistente, es necesario que todos aporten su pequeño grano de arena.