Se cumplen dos años del primer caso de COVID-19

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ÁLVARO PÉREZ FERNÁNDEZ  |  Fotografía: Pixabay  |

Hace ya dos años del primer caso de COVID-19. Averiguar y encontrar al paciente cero de la enfermedad es muy importante para localizar el origen de la pandemia. Saber de donde viene el virus y su origen es esencial para reducir riesgos de nuevas pandemias.

Si echamos la vista atrás, el día 31 de diciembre de 2019, se detectaron veintisiete casos de neumonía por los servicios sanitarios de Wuhan. Con estos datos se intuye que estos infectados cogieron el virus en el mes de noviembre, ya que normalmente existe un periodo de tiempo en el que los síntomas no se presentan.

Después de la aparición del virus en China, en enero comenzaron a aparecer casos en hospitales en Europa, Estados Unidos, Corea… El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) el pasado año descubrió que cuando se detectaron los primeros casos en España, el virus ya estaba entre nosotros.

Tras la irrupción de la Pandemia, la situación en la sociedad cambió drásticamente cuando se declaró el Estado de Alarma. A partir de ahí, se implantó el confinamiento domiciliario. La situación era crítica, el pánico entró en los hogares y se adueñó de ellos.

Cada vez aumentaban más los contagios y los hospitales no tardaron en colapsarse. Las cifras de fallecidos aumentaban cada vez más rápido y esto, junto con la desinformación y todo tipo de fake news que circularon por las redes, se volvió una situación insostenible.

La gente tenía la necesidad de salir a tomar el aire. Tan solo se podía salir a comprar bienes básicos y a pasear a las mascotas. Los negocios quedaron cerrados excepto los supermercados, farmacias y gasolineras, es decir, los servicios esenciales para la población.

Fue una situación muy dura, ya que los hospitales no conseguían atender a todos los pacientes. Se habilitaron polideportivos y se construyeron habitaciones de hospital, con camillas y respiradores. El drama humano era enorme, las familias de los afectados no podían estar con ellos en el hospital, a penas recibían instrucciones. La incertidumbre de las familias fue lo peor de la pandemia. En el caso de los fallecidos ocurría lo mismo, los familiares no podían enterrarlos, y los cuerpos se quemaban.

En mayo de 2020, empezaron las fases de la desescalada y poco a poco la gente fue saliendo a la calle. Al principio había horarios y restricciones del perímetro. Los comercios abrieron pero con muchas dificultades.

A día de hoy, aún se arrastran consecuencias de la pandemia, sobre todo económicas.