ANDREA MARCILLA CARRANZA | Fotografía: Laura Pena |
La verdad es ‘la propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna’, según la RAE. El periodista debe buscar la misma, tal y como recogen los Códigos Deontológicos que regulan la actividad periodística. El peligro que estos asumen se vio reflejado el 24 de marzo de 1980 con el asesinato de Oscar Arnulfo Romero, más conocido como Monseñor Romero. O.A. Romero fue obispo auxiliar de El Salvador desde 1970.
Una vez en ese puesto, Romero se implicó en la violencia ejercida por parte del gobierno militar. Sus reiteradas denuncias provocaron la reacción del gobierno, quien acabó con su vida durante una misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia el 24 de marzo de 1980. El crimen quedó impune y aún a día de hoy ninguno de los implicados ha sido detenido.
El 21 de diciembre de 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de marzo como Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas. Desde entonces, este día se celebra y conmemora la labor de Monseñor Romero, así como la de otras muchas víctimas de graves violaciones de los derechos humanos, y la necesidad de una mayor protección de la verdad.
El 2 de noviembre de 2021, la plataforma Statista publicó un listado de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Estas investigaciones siguen produciéndose debido a que los asesinatos a periodistas son todavía una realidad. Según los datos que Reporteros Sin Fronteras facilitó a Statista, siete periodistas perdieron la vida en México durante 2021. El total mundial de periodistas asesinados durante 2021 fue de 39 profesionales. El motivo es, de nuevo, la verdad; la verdad que preocupa a las grandes esferas del poder o a organizaciones que temen que su información salga a la luz.
Los periodistas tienen un compromiso con los lectores, con la sociedad y consigo mismos. La búsqueda de la verdad (veracidad), condiciona y lidera sus trabajos. La necesidad de un día que reivindique la protección de la verdad, es un hecho, especialmente por su íntima relación con la protección del derecho a la vida. La capacidad de poder contar la verdad, por la gente, las víctimas y sus familias, no debería suponer un riesgo.