CLARA RODRÍGUEZ MIGUÉLEZ | Fotografías: Clara Rodríguez Miguélez |
El próximo miércoles 25 de abril se celebrará la segunda vuelta de las elecciones a rector de la Universidad de Valladolid, y por ello, este jueves día 19, el Aula Mergelina de la Facultad de Derecho acogió un debate electoral entre los dos candidatos que quedan en pie, ambos catedráticos de Química: Daniel Miguel San José, actual rector y perteneciente al departamento de inorgánica, y Antonio Largo Cabrerizo, que se enmarca en el de química física. Tras desbancar por número de votos a los otros dos aspirantes, Ángel Luis Marina García -catedrático de Derecho Mercantil- y Agustín García Matilla (con una cátedra en Comunicación Audiovisual y Publicidad), los dos defendieron sus programas y proyectos, con la esperanza de movilizar el voto a su favor. La competitividad resultó palpable, ya que los resultados de hace tan sólo unos días les separaron por nada más que una centésima, la que va del 34,58 al 34,59% de las papeletas, que premió con una exigua ventaja al actual rector.
Ambos candidatos acudieron al encuentro perseguidos por los flashes y rodeados de expectación. «Como ya dije al conocerse los resultados de las votaciones, creo que hemos sido menos eficaces entre el alumnado», reiteró Daniel Miguel de camino a la mesa de debate, que aseguró que para intentar corregir eso, en la medida de lo posible, había intentado cierto acercamiento. «He estado hablando con varios colectivos«, confesó el candidato. Su adversario, Antonio Largo, evita opinar sobre si ha habido contracampaña. «El compromiso universitario es nuestra única etiqueta», aseguró, también antes del comienzo.
El alumnado promete ser el caballo de batalla de la segunda ronda, ya que una baja tasa de participación electoral en la primera vuelta (18,12%) le confiere un gran potencial si se movilizase. Los datos que desveló la Junta Electoral recuerdan que la semana pasada los administrativos mostraron un músculo electoral del 84,13% y el profesorado alcanzó el 60,46%, pero la mayoría de los estudiantes no ejercieron su derecho a voto.
El historiador, profesor y articulista Enrique Berzal presidió la mesa y moderó las intervenciones, cuyo comienzo, a las 19:30 horas, se decidió con el sencillo guiño que supuso una moneda a cara o cruz. Salió cara, y Antonio Largo comenzó la alternancia de intervenciones que llevaría a los oponentes a través de varios bloques temáticos y abordó asuntos como las tasas universitarias, la mejora de los posgrados, la investigación, la situación del Personal de Administración y Servicios (PAS) o el personal docente.
La tensión entre candidatos no exhibió exabruptos ni excesos, pero mostró el desacuerdo entre ambos de manera meridiana, y aunque educadas, tanto uno como otro blandieron fuertes críticas. Ambos candidatos hablaron de cambio en sus presentaciones. Mientras que Antonio Largo señaló que las tres candidaturas divergentes al equipo de gobierno actual indicaban la necesidad de romper con la «pasividad y atonía» de la gestión presente, así como su voluntad de aglutinar las sensibilidades de los proyectos de Ángel Marina y Agustín García; Daniel Miguel respondió que no todas las sensibilidades son las mismas ni el cambio hacia el mismo lugar, y que hubiera cuatro candidatos iniciales era la prueba. «Programas como el de infraestructuras empezaron hace cuatro años, no son de última hora», se defendió. «Queremos evitar el cortoplacismo, para el desarrollo de las titulaciones y la estructura de la administración», había denunciado Largo, antes de recriminar que el debate en el claustro ha estado ausente. «Hemos hecho muchos cambios y queremos hacer muchos más», replicó el rector, que en todo momento achacó las limitaciones del claustro al papel que se le concede en los estatutos.
Promesas electorales
«Queremos consensuar el calendario con los estudiantes y reclamar a las instituciones una rebaja de las tasas universitarias», refirió Antonio Largo. «Han prometido que las bajarían un 2,5%, pero queremos más», resumió el candidato, que propuso integrar en mayor medida a empresas, grupos de investigación y asociaciones en la actividad del centro, así como desplegar un vicerrectorado que coordinase «innovación, investigación y transmisión de conocimiento» para revertir la pérdida de talento e impulsar el potencial de la universidad. En cuanto a la aparición de UVaInnova, la tildó de «mera mudanza» y dijo querer aumentar la inversión actual en investigación, del 11,4%.
Daniel Miguel, por su parte, habló de calendario «flexible» y sugirió la primera matrícula gratuita. «Resulta irritante la diferencia territorial y si llega a ser gratuita para otros territorios, yo la quiero para Castilla y León», aseveró, y subió la apuesta al decir que llevaría a 70 los contratos postdoctorales que, afirmaba, habían subido de los 20 a los 35 en este mandato. La consecución de la remuneración de prácticas por las empresas quiso ser otro punto candente rescatado por el público: «Para las empresas no se trata del dinero, si no de la dificultad de las gestiones», justificó el catedrático de Química Inorgánica. «Ya nos hacen un favor considerable», añadió, aunque Largo manifestó que habría que conseguir que al menos los períodos de prácticas no supusiesen costes para los alumnos.
El catedrático de Química Física remachó que buscaba renovar un convenio de 2007 sobre el Personal Administrativo y de Servicios (PAS): «La ley de contratos obliga a una sobrecarga de tareas y los cursos de formación tienen que ser adecuados y reconocerse», expuso. «Ya lo estamos haciendo», respondió Miguel, que dijo que la gestión de ese convenio ya estaba sobre la mesa. Aunque el rector presente también valoró positivamente la dirección conjunta de la Fundación General y el Parque Científico, que contó les ayudaba a gestionar a postdoctorados evaluados por una agencia externa, su adversario contraatacó con un matiz distinto. «Creo que hay margen de mejora en el posgrado, se ha abusado del voluntarismo y nuestros plazos e información son tardíos, hay que definir una política de posgrado y posicionarnos online», añadió Largo.
Se pusieron de acuerdo sobre los Profesores Titulares de Escuela Universitaria (PTEU) cuando el público preguntó que pasaría con la «alegalidad» de su situación. Así, les invitaron a desarrollar sus tesis doctorales y titularse, pero expresaron que sería un perfil a tratar con especial sensibilidad. Daniel Miguel se quejó sobre la alternativa que ofrecía Largo sobre las tasas de reposición, que entre otros asuntos había apuntado al problema del envejecimiento de plantilla como una tarea pendiente. «Durante todo mi mandato se han puesto en marcha el número máximo de plazas por ley, en el momento que tengamos liberadas las tasas, claro que pediremos nuevas figuras de profesorado», aseguró Daniel Miguel.
Unas paredes más allá, los pasillos y las mesas dispuestas a modo de cafetería en la Facultad de Derecho bullían de actividad, ya minutos antes del debate. ¿Hay un candidato favorito? «No hay una opinión única», sostiene el delegado de facultad del Grupo de Estudiantes de Derecho (GED), Alfonso Domínguez, «lo que hay es una demanda de mayor presencia de los estudiantes, y, en concreto en Derecho, hace falta una posición propia, que no privilegiada, respecto al calendario académico», resalta. Opina también Guillermo Garrido, miembro de Estudiantes de Derecho por la Universidad Pública (EDUP): «No mostramos un apoyo claro, pero sí apoyamos una contracampaña contra el rector actual, porque no admitía discutir puntos en el Claustro más allá de las sugerencias y nos parece una actitud insultante», afirma. «Ganó con el apoyo de los alumnos y no ha cumplido», recuerda.
De vuelta en el Aula Mergelina, los dos candidatos se ponen de acuerdo en un objetivo, el de estimular la participación de los alumnos en todos los aspectos de la UVa y fomentar su implicación. Los números dicen que, para que haya algún tipo de desbloqueo, ambos necesitan esa participación más que nunca. Berzal, satisfecho por un repaso completo, aunque con un margen estrecho para las preguntas, que han ido enlazadas a lo largo de todo el debate, les concede el aprobado. «Creo que en el debate han salido más diferencias que puntos en común y eso redunda en beneficio de la Universidad de Valladolid», declara. Ríe al despedirse de los aspirantes: «La nota final se la entregarán el 25 de abril».