ALBA HERNÁNDEZ FUENTES | Fotografía: Alba Hernández Fuentes
La Facultad de Educación y Trabajo Social acogió, este miércoles 6 de noviembre, la cuarta edición de Altas Capacidades y Múltiple Excepcionalidad en el Aula. El encuentro contó con la ponencia de la pedagoga del gabinete psicológico Ágora, Carmen Hernando, y una mesa redonda de tres jóvenes con altas capacidades: Gonzalo de 17 años, Efrén de 14 y María de 15.
El Salón de Grados de esta facultad se llenó de, sobre todo, futuros docentes que tendrán que afrontar la situación de tener en sus aulas a algún niño con esta condición. Además, la 8 de Valladolid también estuvo presente para contar lo sucedido y estar cerca de todos los protagonistas.
Conexión entre escuela y familia clave
Carmen Hernando Gómez defiende, al inicio de su intervención, la importancia de que los centros educativos y las familias estén en contacto, para llegar a un acuerdo sobre cómo llevar la situación del alumno. «La formación es muy importante para saber qué hacer en cada caso», dice la pedagoga de Ágora. Durante su ponencia quiso exponer el avance que ha habido respecto al trato que reciben los niños con altas capacidades en los centros educativos: «Los colegios ya cuentan con docentes concienciados y con una buena formación».
La experiencia de los protagonistas
La segunda parte de esta jornada contó con la presencia de tres jóvenes con altas capacidades y múltiple excepcionalidad en el aula. Gonzalo de 17 años, Efrén de 14 y María de 15 quisieron compartir su experiencia a lo largo de su niñez y adolescencia.
Gonzalo:
«El año pasado recibí el diagnóstico, pero desde los 7 años tenía la sensación de que no encajaba y veía el mundo de manera diferente». El mayor de los protagonistas compartió cómo se ha sentido tanto con compañeros como con profesores. Nos explica que hubo algún docente que sí le ayudó en su etapa escolar, aunque se tratara de una cifra pequeña. Para él fue importante la figura de Roberto: «Me dejaba preguntar lo que quisiera y, para no perder tiempo en clase, me mandaba explicaciones largas a través de Teams», además, bromea: «Cómo le quiero, Roberto, el amor de mi vida»
Efrén:
«Me lo diagnosticaron a los 7 años, me obsesionaba con cosas como los dinosaurios, el espacio, etc., y no entendía el comportamientos de los demás». Por su parte, nos compartió su experiencia con la mención de su profesora de inglés, Natalia, que le pone ejercicios diferentes a los del resto. Para él, son pequeños detalles que suman y hacen que su tiempo en el colegio sea productivo, ya que, dice: «En clase a veces se dan cosas que yo ya sé hacer».
María:
«Desde pequeña sabía hacer cosas que se daban en clase, a partir de 3º de infantil se dieron cuenta de que tenía altas capacidades». La joven de 15 años expresó lo duro que fue: «En el aula me he sentido constantemente incomprendida por profesores y compañeros».
La emoción a flor de piel
Al finalizar la jornada, se pasaba al turno de preguntas, donde destacó la intervención de la madre de una niña con altas capacidades y múltiple excepcionalidad en el aula. Al recibir el micrófono para hacer la pregunta, no pudo contener las lágrimas: «Nos acaban de dar el diagnóstico y está siendo muy duro». Reclama que el trato que ha recibido su hija a lo largo de su vida ha sido malo, tanto profesores como compañeros de la alumna la han hechos sentir como un bicho raro.
La respuesta de Carmen Hernando Gómez a esta madre no se quedó atrás en cuanto a emoción y reveló una de las claves: «Tu hija tiene mucha suerte de tener una madre como tú, que la comprende y está orgullosa de ella».