Equis, una persona de género no binario, defiende que desde las aulas hay que enseñar a los niños la diversidad del colectivo LGTBI para que no muestren rechazo o desconocimiento

MARÍA GUERRA VALCÁRCEL  |  Fotografía: Cultura inquieta  |

Grande, pequeño; guapo, feo; alto, bajo; chico, chica… Siempre intentamos que cada palabra tenga su significado contrario, porque parece mucho más fácil entender dos conceptos si uno es lo opuesto del otro. Pero hay toda una escala que se encuentra oculta entre ambos. Una persona no solo es alta o baja, ni guapa o fea y, por supuesto, tampoco tiene que ser chica o chico. Estamos acostumbrados a crear un binarismo generalizado y, como es la forma más sencilla de entender el mundo, desde pequeños aprendemos estos antónimos en casa o en el colegio sin darnos cuenta de que existe toda una gama de grises que van desde el blanco hasta el negro.

Equis es una persona de género no binario, es decir, no se siente ni hombre ni mujer. Este género, también denominado genderqueer, agrupa a aquellos sujetos cuya identidad no se asimila dentro del constructo social binario de hombre y mujer, asentándose fuera de esta cisnormatividad. Equis nació con genitales femeninos, pero siente que su género no se corresponde a su sexo, según la norma establecida por la sociedad. A lo largo de su vida, en ciertas épocas se ha encontrado más a gusto como una mujer, pero en otras ha sentido que era un hombre, lo que se denomina género fluido. Pero desde hace un tiempo, considera que ninguno de los dos géneros impuestos por la sociedad se corresponde con su verdadera identidad. Por ello, cree que lo más adecuado es no asentarse dentro del género binario: “Ante el binarismo normativo jurídico, psiquiátrico y social, se lucha por construir un mundo donde quepan muchas identidades, cuerpos, sexualidades, formas de vivir y de reinventar el placer”, sentenció Equis.

Equis tras la charla a los alumnos de Periodismo de la Universidad de Valladolid. / María Guerra
Equis tras la charla que ofreció a los alumnos de Periodismo de la Universidad de Valladolid. / María Guerra

Si la Rae no acepta la palabra ‘niñes’ es porque no quiere


Pero, ¿cómo debemos dirigirnos de una forma correcta a las personas de género no binario? Equis no se siente ‘maja’ ni ‘majo’, ni ‘creativo’ ni ‘creativa’. La solución ante este problema de imponer el género a través de la terminación ‘-a’ u ‘-o’, es cambiarlos por ‘-x’ o ‘-e’. “Con los niños con los que trabajo no puedo utilizar ‘les niñes’, pero empleo otros métodos, como utilizar mi nombre de nacimiento pero definirme en masculino. Nuestro lenguaje está cambiando y se aceptan palabras como ‘cocretas’. Así que si la RAE no acepta la palabra ‘niñes’ es porque no quiere”, aclaró Equis.

en los juegos de mamás y papás, yo era el perro


Con cinco años, Equis se vestía y se comportaba como lo que socialmente entendemos por un niño, aunque ya entonces no tenía claro a qué género pertenecía. “En los juegos de mamás y papás, yo era el perro”, bromeó. Pero explica que conforme avanzaban los años, se sentía más una mujer, un género “acorde con su sexo”. Pero a los 20, comenzó su transición y descubrió otras posibilidades. Equis no se ha sometido a ninguna intervención médica ni psiquiátrica, sino que se hormona de forma natural a través de las propiedades que se encuentran en los alimentos.

En su caso, fue durante su juventud cuando se dio cuenta de que en realidad no pertenecía a ninguno de los dos géneros, pero cuando esto le sucede a les niñes (forma correcta de dirigirse a las personas de género no binario) de 3, 5 u 11 años, la situación se complica mucho más. Todo lo que se sale de la norma y es “diferente” a lo socialmente aceptado, es rechazado, más que nada por desconocimiento de la causa o de la situación personal. Un niño que pesa más que sus compañeros, uno que tiene granos en la cara, uno que sufre algún tipo de discapacidad o aquellos que se sienten del género contrario al impuesto por sus genitales o se sienten atraídos por personas de su mismo género, son un blanco perfecto para recibir insultos, humillaciones y agresiones verbales e incluso físicas. Por ello, es muy importante educarles desde que son pequeños en la tolerancia y el respeto. Según una declaración de Yago Blando, presidente de la Asociación Acrópoli, para El Confidencial, “lo que está fallando es la educación porque son personas nacidas en un ambiente democrático, mucho más igualitario y que algunos han crecido incluso con la ley del matrimonio homosexual en vigor”.

Niño sosteniendo una bandera del orgullo. / Fuente: Pikara Magazine
Niño sosteniendo una bandera arcoíris. / Fuente: Pikara Magazine

Para evitar este desconocimiento por parte de los niños, Equis propone que exista una formación mínima o una parte dentro de las asignaturas para visibilizarlo bien y que los alumnos puedan entender todas las diversidades. Pero esa formación también debe recibirla tanto el profesorado como las familias. Es importante no ocultar información referida al colectivo LGTBI y explicar en las aulas, por ejemplo, cómo mataron a Lorca y no simplemente decir que falleció. Si los niños conocen esta diversidad, no verán a sus compañeres como “un bicho raro” y disminuirá el acoso; pero el desconocimiento conduce al rechazo.

Como explica Equis, les niñes transgénero empiezan a definirse como tal a los 3 años y no es necesario que esperen hasta los 18 años para tener que someterse a una operación, porque desde muy pequeñes saben cuál es su género. Pero también indica que puede ser que esa persona haya desarrollado su transición de otra forma y no sienta la necesidad de operarse, por lo que pueden tomar bloqueadores hormonales; la intervención quirúrgica no es la única solución.

No hay que pensar que los niños, las niñas o les niñes no van a entender estas diversidades, estas identidades de género o estas orientaciones sexuales, porque precisamente si solo se les habla de la parte heterosexual del mundo, de las personas cisgénero y de “hombres y mujeres”, ese desconocimiento empezará a crear un rechazo que puede convertirse en odio, amenazas, agresiones y bullying. No está mal decirle a un niño que un hombre puede querer a otro hombre o que una persona no es ni un chico o una chica; lo que está mal es que cuando sea mayor genere repulsión hacia elles, y quizás entonces sea demasiado tarde y nunca llegue a comprender a estas personas.