AINHOA DE LA HUERGA CELESTINO  |   Fotografía: Elena Martínez  |

La vocación es una motivación extraordinaria que te inspira a hacer tuya una profesión, una religión o un arte. Elena Martínez estudia Periodismo en la Universidad de Valladolid y además de su vocación como periodista, ha realizado multitud de voluntariados para atender a los más necesitados tanto en España como en el extranjero.

Pregunta: ¿Qué voluntariados ha hecho?

Respuesta: Yo he sido una persona que siempre he tenido inquietud de hacer voluntariados. Desde la ESO siempre he hecho un voluntariado a nivel escolar, los sábados iba a cuidar ancianos o ayudaba a niños con riesgo de exclusión social a hacer los deberes. Siempre he tenido muy marcado tener un compromiso todas las semanas. A partir de Bachillerato, empecé a dejar un hueco en verano para eso. El primer voluntariado internacional me fui a Polonia y a República Checa y ahí estuve un mes con ancianos y reconstruyendo un pueblo. Luego fui a Letonia con ancianos también y ya este verano he estado todo un mes en la India con las hermanas de Madre Teresa con niños, con leprosos, con tuberculosos, … Y ya este verano me voy a Kenia.

P: ¿Cómo se consigue ir a hacer un voluntariado?

R: Los que he hecho en el colegio o los que estoy haciendo ahora con organizaciones de la ciudad: Caritas, centros sociales, comedores sociales; pero todos los de verano son con organizaciones religiosas de jóvenes, la India y Kenia me voy con un movimiento universitario que se llama Hakuna. Siempre me he movido en organizaciones universitarias católicas, por ejemplo, en la UVa está la Pastoral Universitaria. Parece muy difícil ir, pero una vez que estás dispuesto, vas.

P: ¿Cuáles son los costes de un voluntariado?

R: Cuando te vas al extranjero, vas a hacer un voluntariado, y eso no significa que la ONG que te reciba allí tiene que pagarte todo, porque normalmente son países con pocos recursos. Entonces, los costes varían mucho, tú te pagas tu vuelo, tus vacunas, los visados y luego allí el lugar donde duermes y a las organizaciones les tienes que aportar una ayuda económica. Si que es verdad que es un tema muy criticado, pero yo a lo largo del año dejo de hacer algo y ahorro ese dinero, y luego en el día a día te tienes que gestionar tus gastos normales.

P: ¿En qué país le ha resultado más difícil estar y ver lo que había?

R: En Letonia e India. Letonia es un país europeo, no te planteas que necesiten esa ayuda en cambio era un pueblo pequeño en el que había una residencia de 120 ancianos y solo 4 enfermeras. Letonia es uno de los países en el que se ve el sufrimiento en la gente y los edificios de la guerra, del nazismo. Se notaba a la gente. Me impacto mucho. En India este verano pensé y creo que el ser humano tiene un problema muy grande: se acostumbra a lo que ve. Entonces, el primer día en la India tienes que ir esquivando personas durmiendo en la calle, niños muriéndose, un camión que va recogiendo muertos, el olor, … y al tercer día, y al cuarto, bueno. Pero al quinto día ya te parece normal y piensas como puede ser. Entonces sorprendentemente me impacto más Letonia que la India.

«El ser humano tiene un problema muy grande: se acostumbra a lo que ve.»

P: ¿Volvería a hacer alguno de ellos desde la perspectiva que tienes ahora?

R: Pues no sé, creo que cada momento lo he sentido de una forma, para mí ningún verano ha sido igual. Creo que ahora yo siento que estoy más cercana a Dios, pero creo que lo he vivido así, creo que he puesto el mismo cariño en todos, y pienso que va a ser muy duro, igual tengo que esperar más, madurar más. Pero nunca sabes, cuando vas lo vives, que cada voluntariado lo he vivido como lo tenía que vivir en ese momento, con amigas, sola. Creo que no repetiría ninguno con otra visión.

P: ¿Qué voluntariados está haciendo en la actualidad?

R: […] Yo ahora en Valladolid estoy yendo a residencias de ancianos y a un colegio cuyos docentes son principalmente extranjeros, con lo que sus padres no pueden darles ese apoyo escolar, siempre me he relacionado con niños en riesgo de exclusión.

Fotografía: Elena Martínez

P: ¿Qué se siente cuando hace un voluntariado?

R: Yo creo que también hay un problema cuando lo haces, y es llenarte la boca en “que buena soy”. Llegas allí y dices: “yo vengo aquí a ayudar”, pero siempre he visto que, al revés, ellos me han ayudado a mí. […] En India la reflexión que te hacías al ir a la cama es: no tienen nada, pero son felices. Te das cuenta de que no tienes ni idea de la vida.

«Te das cuenta de que no tienes ni idea de la vida.»

P: ¿Qué es lo que más le ha marcado? ¿Qué ha cambiado en usted?

R: Yo creo que hacer voluntariado de forma constante te cambia la forma de vivir en sí. Puedo decir que era una persona antes y soy una persona nueva después de haber venido. No hay un hecho, sino un cambio de vida; valoras más las cosas del día a día, el asfalto, el sol. Te das cuenta de que todo lo que tienes aquí y crees que es necesario no lo es.

P: ¿Qué ha echado de menos de allí?

R: El buen rollo, allí nadie se queja. El ambiente, solo se respiraba buen ambiente, nada de criticar, y luego lo que sientes al ayudar y saber que te están ayudando. Muchas veces se dice que estar un mes no les cambia la vida, pero el mes que estuve visitando a un anciano, viéndole todos los días cuando nadie iba, yo le regalaba una sonrisa, él me ha regalado otra. Lo que más echo de menos es el cariño con el que te trata la gente, aquí es todo más superficial.

P: ¿Cómo se lleva la frustración allí?

R: Para mí es lo más duro, volver y decir me he pasado un mes y me voy y que va a pasar. Sientes muchísima frustración ¿de verdad estoy ayudando a alguien? ¿de verdad vale la pena lo que estoy haciendo? Pero dices, al menos el mes que he estado aquí ha compensado.

P: En algunos de sus posts habla sobre Dios ¿es usted creyente? ¿Cómo se vive esta experiencia desde la espiritualidad?

R: Sí, soy creyente. Creo que puedo dar otro sentido a los voluntariados, yo a mis viajes siempre trato de darles un sentido espiritual. En esos viajes te planteas mucho dónde está dios aquí. Un día hablando con unas amigas decíamos: igual para ellos nosotras somos el reflejo de dios. Igual Dios nos ha puesto en el camino de esa niña, porque a través de nosotras está haciendo algo bueno, o al menos le queremos dar ese sentido.

P: En India, el catolicismo es una religión minoritaria ¿Cómo se siente ir desde asociaciones religiosas?

R: En los últimos años en India el catolicismo está siendo perseguido, el gobierno ha planteado un documento para que no haya ninguna monja, sin embargo, la población a las monjas de Madre Teresa las quiere todo el mundo. Entonces, en Calcuta no está bien visto pero saben todo lo bueno que hacen.

P: ¿Qué es lo más necesario para vivir esta experiencia?

R: Mente abierta y sobre todo servicio. Una actitud de compañerismo y felicidad. Muchas veces pecamos de expectativas y te sorprende. No quejarse de nada, estás ahí para eso. Tú vas a ayudar, todo lo que te propongan, una sonrisa.

P: ¿Qué es lo que más le choca al llegar?

R: La actitud de la gente allí, no necesitan nada. […]. Lo más difícil es la vuelta. Todo lo que he aprendido ahí ¿Cómo lo aplico a España? Lo que más te sorprende es eso, la actitud de no necesitar nada.

«Lo que más te sorprende es eso, la actitud de no necesitar nada.»

P: ¿Qué es lo primero que se le pasa por la cabeza al volver?

R: Siempre vuelves con ganas de llegar, de las chorradas del día a día. A mi lo que me encanta es llegar, abrazar a mi padre y contarle todo. […] Es como un parón, cunado vuelves te das cuenta que la gente ha seguido su vida. Entonces ese mes he estado tan bien que vienes y ves el bajón.

P: ¿Ha tenido miedo estando allí?

R: En la India, íbamos con la mentalidad de no poder salir las chicas solas, pantalones largos, camisetas con manga, eso lo llevamos metido en la cabeza. […] Pasabas y sentías que todos te miraban y sacaban fotos. Si tenías que pasar por la noche pasabas miedo. Otro miedo fue cruzar la calle, obviamente no hay semáforos y Calcuta es la ciudad más caótica.

P: El choque cultural, dentro de lo que cabe siendo un país más occidentalizado, ¿cómo es?

R: Ya vas con la idea de que los hombres te van a mirar porque eres blanca, eres mujer y llevas pantalones. […] Allí hablas con muchísimas mujeres y niñas de 15 ya casadas. Hubo un testimonio de una mujer que tenía ya 4 hijos y no se quería casar con su actual marido. Decía que la había pegado varias veces, pero es como algo normal. Nos dijo que era muy feliz, que tenía unos hijos que me quieren y unas amigas que me quieren. Y se empezó a reír diciendo: es que además no veas la suerte que tengo, como mi hijo es pequeño tengo la excusa para no dormir con mi marido. Y entonces ahí te entra el run-run de cuando me vaya aquí qué pasa. Y los hijos nacerán con la cultura de casa, verán normal pegar a la mujer, casarse con 12 años.

P: Siendo estudiante de periodismo, desde el afán comunicativo ¿Cómo se le ocurrió la idea de compartirlo con un canal de YouTube?

R: A mi siempre me ha gustado documentar las cosas. […] No sé cómo empecé, pero me dije voy a grabar trozos y juntarlo, y enseñarlo a mis amigas mi familia. También es una forma de hacerlo ver. […] Siento la necesidad de mostrar lo que hago aquí. Siempre que he puesto que estaba haciendo algo, me han preguntado cómo te has apuntado y qué puedo hacer aquí. Con esto me he dado cuenta que yo quiero vivir mi vocación de periodista desde el tema humanitario, de hablar sobre personas que no tienen voz, de ser una ventana al mundo.

Fotografía: Elena Martínez