BEATRIZ CASTAÑEDA ALLER | Fotografías: Beatriz Castañeda
Humildad, empatía y total dedicación. Estos son los adjetivos que mejor definen a Rosa Moro, periodista especializada en África. Con ellos presentó su conferencia sobre la vida en Etiopía el pasado 23 de febrero; con ellos profundiza en su labor de concienciación e investigación sobre la cultura africana; y con ellos recibió a InformaUVa y contestó con agrado a todas nuestras preguntas. Y es, precisamente, gracias a ese entusiasmo y sensibilidad que pudo acercarnos con sus declaraciones un mayor conocimiento y comprensión de la vida africana, un campo que se ha convertido más en su pasión que en su oficio.
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Comenzando por hablar de África de forma general, ¿cree que se tiene una imagen distorsionada del continente? ¿Podría comentar algún estereotipo que sería necesario eliminar?
Lo primero que hay que erradicar es hablar de África como un solo país. África son 55 países muy diferentes, con niveles de desarrollo y culturas muy variados. Y, una vez marcada esta diferencia, hay que dejar de concebirla como si fuera un pozo de desgracias, guerras, pobreza… Eso es totalmente un estereotipo. África es un continente muy grande; hay guerras, pero también hay muchos territorios en paz. Es cierto que soporta una historia muy trágica, sobre todo en los últimos años por la colonización y la llamada maldición de los recursos, pero existen situaciones muy diferentes que es necesario tener en cuenta.
«África no es un solo país ni un pozo de desgracias».
¿Qué problemas debe afrontar un africano cuando llega a Europa?
El primer problema es que no es querido. Incluso si es un joven que acude a estudiar un doctorado, se encuentra con la oposición de la ciudadanía. Nos parece que viene de un pozo de miseria y guerra a robarnos o a pedirnos algo. Además, el primer obstáculo lo encuentran en su propio país: los africanos no consiguen visados para venir a Europa. Recuerdo el caso de una chica senegalesa que, gracias a las numerosas protestas que desató su situación, consiguió finalmente un visado para acudir a recoger un premio de literatura dentro de las fronteras europeas. Sin embargo, el visado venía acompañado de una carta en la que se preveía a la joven del impacto que podía causar en ella nuestra civilización y se le exigía regresar a pesar de verse deslumbrada por la misma. La joven se sintió tan ofendida que rechazó el premio. Y es así como tratamos a los africanos, cuando en realidad son gente muy valiosa y con una energía que nos hace falta en Europa y que podría aportarnos mucho más de lo que pensamos.
En cuanto a los motivos que los llevan a emigrar, ¿cree que los países europeos tenemos parte de responsabilidad?
Sí, es el sistema en sí es lo que provoca la emigración. Nosotros por consumir y no ser conscientes de esta realidad, los gobiernos por sucumbir bajo los dueños del capital, los dueños del capital por querer controlarlo todo… Y, si le quitamos las oportunidades a gente joven que está en edad de buscarse la vida, tienen que hacerlo de alguna manera. Asfixiamos las posibilidades que tienen de emanciparse en su propio país.
«Asfixiamos las posibilidades que tienen los africanos de emanciparse en su propio país».
“No queremos que nos tendáis la mano, nos basta con que nos quitéis el pie de encima”. ¿Está de acuerdo con esta frase? ¿La acción europea está impidiendo la evolución de África?
Totalmente. África tiene muchos recursos, tanto en riquezas materiales como humanas: toda la juventud del mundo está en el Sur, no en el Norte. Es la maldición de los recursos de nuevo, que atrae a las empresas y gobiernos ‘primermundistas’. Y es cierto que los gobernantes africanos están más aliados con los europeos que con su ciudadanía, pero, cuando se presenta un líder que defiende a su pueblo, la gente le vota, no es tonta. Si las grandes compañías no presionaran a los gobernantes africanos ni destituyeran de una u otra forma a aquellos que se oponen a sus intereses, África se desarrollaría con mucha más facilidad.
¿Qué errores ve en los medios de comunicación a la hora de hablar de África? ¿Cree que hay determinados temas que se silencian?
Sí, claro. Se silencia la vida cotidiana de África, solo se habla de ella como ese pozo de guerra y pobreza que comentábamos. El primer error que veo es que realmente los medios no se interesan por los africanos, sólo hablan de desgracias. Sólo se considera moderno y relevante aquello que entra dentro del imaginario de modernidad occidental, cuando ellos tienen su propia vía de modernidad, son gente muy creativa. Lo suyo nos parece, en lugar de moderno, tribal, pintorescamente tribal. No deseamos abrir nuestra mente hacia una modernidad que nosotros no comprendemos.
«En los medios de comunicación, se silencia la vida cotidiana de África, solo se habla de ella como un pozo guerra y pobreza».
¿Podrían tener los medios una labor importante a la hora de concienciar a la sociedad de este problema?
Pienso que los periodistas tienen que romper este muro y cada vez veo más profesionales que tienen las mismas inquietudes que yo. Hablan de otras realidades de África y se las están descubriendo a Europa. Nuestro conocimiento de África ya solo puede mejorar.